Ojarasca 96  abril 2005

LA DEMOCRACIA ESTÁ SITIADA

La imperfecta, interrumpida, tan seguido prostituida y siempre pospuesta democracia mexicana se encuentra en peligro. Los poderes que gobiernan la Nación han decidido patear la mesa, imponer su gana y se disponen a "pagar los costos" de su osadía como si fueran meros "daños colaterales". Los foxianos y los madracistas de Carlos Salinas de Gortari le prenden fuego a la transición pacífica que tantos esfuerzos ha costado a los movimientos populares, las organizaciones sociales, los intelectuales progresistas y los pueblos originarios.

La política pública permaneció corporativizada por el PRI durante décadas. Hoy se encuentra secuestrada por quienes detentan los tres poderes de la Unión al servicio del capital trasnacional y las mafias del PAN y el PRI. La "modernización" del poder, es decir el "cambio" que supuso la llegada de Vicente Fox y su corte de neocristeros, dio respiración artificial al desfalleciente Estado priísta. No lo sustituyó, se acomodaron juntos, y hoy usurpan la representación popular.

Por eso el foxismo no resuelve las guerras contra los pueblos indios en el sur y el sureste, antes bien las hace suyas. Por eso abandona a su suerte a centenas de miles de emigrantes que son nuestros hermanos, mientras apresura el desalojo de conacionales en los territorios apetecidos por el capital globalizado. Por eso exporta nuestras riquezas con todo y territorio. Fox trabaja para los otros.

El desafuero al jefe de gobierno del Distrito Federal es una mascarada, descaradamente montada por un Ejecutivo que se confunde con la militarizada policía judicial, y por un Congreso de la Unión que parece agencia de publicidad. La "residencia" presidencial --copada por el Yunque, el Opus Dei y los fieles del pederasta padre Maciel-- administra las lealtades del poder judicial y de las fuerzas armadas. En resumen, el gobierno mexicano insulta hoy la legalidad, la inteligencia y la voluntad del pueblo, y trata de borrar los limitados pero ciertos avances de la democracia y la justicia.

Por si fuera poco, hierven los límites de nuestro poroso país: en el norte se paramilitarizan Arizona y Texas contra los migrantes mexicanos y centroamericanos; en el sur se criminaliza la frontera, y no faltan oportunos detalles como el renovado ensayo de la ultraderecha chiapaneca por crear un "estado" en el Soconusco.

Todo se amolda sospechosamente a lo que "conviene" al gobierno de Washington, su agresiva política de "seguridad" y la expansión rampante de sus empresas sobre nuestros territorios nacionales. Consecuentemente, se ha desatado una ofensiva del aparato de inteligencia estadunidense contra la democracia en Venezuela, Argentina y Brasil; y otra contra los movimientos populares e indígenas en Guatemala, México, Chile y Bolivia.

Los mapuches enfrentan, como los mayas de Chiapas y los mayas de Guatemala, una sostenida guerra de baja intensidad, invisible y negada por los medios de comunicación. Los presidentes genocidas (Zedillo, Ríos Montt, Pinochet) ya se fueron, pero su "obra" permanece, hipócrita y torva, en el sureste de México, el sur chileno el Quiché y el Petén.

La empecinada no-solución del conflicto en Chiapas, la epidemia perniciosa del Procede y la privatización del campo mexicano, el desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Todo prueba que el gobierno de Fox está decidido a poner en peligro la paz y la unidad nacional.
 
 

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