BAJO LA LUPA
Fin de la fiesta bursátil: inicio de la estagnaflación
Multitud de detonadores de una crisis mayúscula
EL TITANIC FINANCIERO anglosajón acelera su hundimiento. Será la fase de declive del "ciclo Kondratieff", o será el descenso del ciclo largo de Braudel, o será el fin del modelo de la globalización financiera, o será el sereno, pero retorna una vez más la ciclicidad de los bíblicos siete años magros seguidos de siete años de vacas gordas, como asientan en forma inconfundible los muy esperados desplomes bursátiles de los índices superinflados en las plazas del capitalismo especulativo, desde Nueva York, pasando por Londres, hasta Tokio.
EL DESPLOME BURSATIL del fin de semana en Nueva York fue seguido por sus similares en Tokio y Europa al inicio de la otra semana. Se derrumba en varios frentes el andamiaje financiero anglosajón y comienza el estallido de la burbuja de los bienes raíces que exhibe un brutal declive de17.6 por ciento, no visto desde hace más de 14 años, en referencia al rubro de "inicio de construcciones caseras", (Mike Davis, Asia Times, 20-04-05).
STEPHEN ROACH, el muy solvente economista en jefe de la correduría Morgan Stanley, el 18 de febrero pasado advertía ya sobre el encuentro de las dos posburbujas de Japón y Estados Unidos: "La cuarta recesión de Japón en 12 años es un recuerdo severo del descenso de una 'economía posburbuja', como su persistente deflación, que ha durado más de siete años. Hasta ahora, la experiencia estadunidense en ese sentido ha sido muy diferente -una mera recesión y nada peor que una breve amenaza deflacionaria. Sin embargo, sería prematuro concluir que ha evitado el temible síndrome japonés".
CON DOS MESES de anticipación, los hechos conceden la razón a Roach y el cielo financiero estadunidense se encapota con los nubarrones de la estagnaflación, mezcla ominosa de estancamiento con inflación y bajo empleo, como señala Paul Krugman, otro gran economista ("Bocanadas de estagnaflación", The New York Times, 18-04-05), quien matiza el escenario de la década de los 70, avanzado por Paul Volcker, antecesor de Alan Greenspan en la Reserva Federal (ver Bajo la Lupa, 13-04-05): "la semana pasada, los temores del retorno de la estagnaflación enviaron los precios de las acciones a sus niveles más bajos de los pasados cinco meses". Krugman afirma en forma persuasiva que EU vive ya una estagnaflación moderada: "una creciente inflación en una economía alejada del pleno empleo". Considera que la situación laboral es peor de lo que exhiben las cifras oficiales y que la inflación puede escaparse de las manos a los tomadores de decisiones. Lo más grave es que "no existen buenas opciones si algo sale mal" y los aguafiestas son legión: retraimiento del gasto de los consumidores, cese del alza de las tasas de interés por la Reserva Federal (que alentaría la hiperinflación y el mayor desplome del dólar), interrupción del abastecimiento petrolero, diversificación de las reservas monetarias de los bancos centrales asiáticos, en detrimento del dólar, y estallido de la burbuja de los bienes raíces. "Cualquiera de estos sucesos puede fácilmente descarrilar nuestro caso de moderada estagnaflación en algo más serio".
PUES "MAS SERIO" solamente existe lo que Krugman llama la "miseria económica" de la década de los 70, o una depresión similar a la de los treinta (que no dice). Pero llama la atención la multitud de detonadores muy probables de desencadenar una crisis mayúscula. Por lo pronto, cuatro de los cinco que cita parecen desplegarse sin miramientos, mientras la crisis global de los fondos de pensiones se abate sobre el grupo de Los 7 (G-7), mismos que baby Bush pretende resolver en EU mediante la privatización, cuya aplicación resultó un desastre en Gran Bretaña y un cataclismo en Argentina.
AL RESPECTO, el clintoniano Joseph Stiglitz (The Guardian, 19-04-05) desmonta los "planes tramposos" de la privatización del sistema de seguridad social de Bush. Con sólo haber gastado "una fracción de los impuestos que recortó dos veces Bush se hubiera resuelto la seguridad social por 75 años". No solamente la privatización bushiana "empeorará la insolvencia del sistema de la seguridad social", sino que, además, "se sumará en forma enorme al déficit fiscal" con 2 billones de dólares adicionales durante la próxima década. Recuerda que la privatización del sistema de pensiones de Argentina "se encontró en el centro de sus recientes malestares fiscales. En caso de no haber privatizado, el presupuesto de Argentina hubiera estado equilibrado", y se burla de que Washington pretende "iniciar la privatización con un déficit de 4 por ciento de su PIB". A su juicio, una razón para privatizar radica en el "interés de los operadores financieros en llevarse parte de los costos de las transacciones", y concluye que la magnitud del "déficit del seguro social palidece en comparación de los déficit creados por Bush para beneficiar al segmento de mayores ingresos de EU".
"DESPUÉS DE ROVER, el Diluvio" (The Times, 18-04-05), asienta en un artículo notable lord William Rees-Mogg, muy cercano a la casa real británica: "Este desastre era inevitable. El viejo estilo de manufactura se acabó en la Gran Bretaña posindustrial. El misterio de MG Rover no es que se haya colapsado, sino que haya aguantado tanto". ¿Se puede decir lo mismo de la manufactura estadunidense (específicamente, el segmento automotriz de GM y Ford), gemela simbiótica de la británica? Al menos que disimule tan bien, tal parece que el imperturbable primer ministro británico, Tony Blair, quien se parece tanto a los neoliberales salinistas-zedillistas-foxianos, por carecer de la más mínima conciencia sobre la tormenta financiera que se aproxima, no leyó las ominosas precauciones de Rees-Mogg: "Rover puede significar la primera salpicada de una gran tormenta, y el Partido Laborista no tiene paraguas". Pero, a estas alturas, ¿quién tiene un paraguas, expresamente diseñado en Estados Unidos y Gran Bretaña, para tamaña tormenta de la globalización financiera? Tampoco Rees-Mogg se ahorra su legendaria eurofobia y lanza un hiperbólico vaticinio aterrador: "probablemente, en los próximos cuatro años la desindustrialización europea se acelerará, en particular en Europa occidental, donde imperan los altos costos. No existen respuestas en términos de proteccionismo, ya que Europa perderá sus mercados globales. Al mismo tiempo, los precios del petróleo y otras materias primas pueden continuar sus alzas debido a la demanda asiática, en particular de China. Europa enfrenta altos precios en sus importaciones, baja demanda para sus exportaciones industriales y un creciente desempleo industrial. No son buenos tiempos para el euro". Rees-Mogg sepulta precipitadamente a "Europa" (sic), que no especifica si cuenta o no con Gran Bretaña, cuando Alemania se convirtió en el primer exportador per cápita de manufactura del mundo (reporte reciente de la OMC) y que, al unísono de Francia e Italia, se ha vinculado en forma previsora al triángulo estratégico de Rusia, India y China, al tiempo que se reconecta con el Cono Sur, donde EU está siendo desplazado humillantemente. No cabe duda sobre la afectación manufacturera en el G-7, pero tampoco habría que desechar de tajo a los otrora poderosos países más industrializados del planeta, cuando se han acomodado en los primeros lugares en los "servicios", por lo menos en los próximos "cuatro años". En cuanto al alza del petróleo que aduce Rees-Mogg, se nota que no ha leído los más recientes sabios pronósticos del siempre tan atinado Fox sobre "el futuro incierto (¡super-sic!) del petróleo". En la actual coyuntura mundial, el único que apuesta a la caída del crudo es Fox, y sería aconsejable (para él y el país) que lea el análisis juicioso del gran economista canadiense Marshall Auerback. "Los altos precios de energía llegaron para quedarse" (Prudent Bear, 19-04-05). ¿Quién estará asesorando tan mal a Fox en materia energética, ya no se diga en política doméstica?
A NUESTRO JUICIO, y sin contar un conflicto bélico, la irrupción fenomenal del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y el grado de su "conectividad" con
Estados Unidos y la Unión Europea definirán la complejidad y la multipolaridad del mundo de la primera mitad del siglo XXI. Si, como afirma Rees-Mogg, el euro no sirve, cuando el dólar se ha vuelto desechable, ¿cuál sería entonces la divisa de intercambio mundial de aquí a cuatro años? No es ningún secreto aseverar que desde hace mucho Rees-Mogg apostó en la City, la mayor plaza financiera del planeta, todas sus cartas al oro -a contracorriente histórica de otro gran sabio que la "mano invisible" nos legó: Guillermo Ortiz Martinez, el gobernador del Banco de México, quien anda feliz con sus "corcholatas", sus dólares cada vez más devaluados de "reservas" (sic), también en sentido contrario de los principales bancos centrales euroasiáticos (con excepción mundial de EU y Gran Bretaña). ¿Los neoliberales mexicanos serán genéticamente anglosajones de origen o simplemente acatan órdenes?
SON MOMENTOS SUMAMENTE delicados en el planeta. Más tardó Condi Rice, la Tigresa de papel, en despotricar contra la autarquía del Kremlin y la sumisión de los multimedia rusos que en recibir la amenaza de una bomba al hotel donde se hospeda en Moscú (My Way, 19-04- 05). Condi se encuentra en la capital rusa para preparar la visita de baby Bush con motivo de la celebración del aniversario 60 del triunfo del Ejército Rojo sobre los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
SAUL HUDSON, reportero de My Way, señala que Rusia "es considerada como un caso de prueba de los deseos de Bush para expandir la democracia".
LLAMA LA ATENCION la "preocupación" de Bush y Rice sobre el devenir de la "democracia" en Rusia, mientras se hacen de la vista gorda -en su "patio trasero"- con su socio comercial en el TLCAN, que ha implantado un régimen policiaco judicial que rememora al totalitarismo soviético estalinista para perseguir a sus adversarios políticos. ¿Es también selectivamente estalinista la aplicación de la democracia bushiana?