Usted está aquí: miércoles 20 de abril de 2005 Mundo Ratzinger, impugnador de la Iglesia católica moderna, el nuevo Papa

No se esperan avances en temas como el celibato, los homosexuales, el sacerdocio de mujeres...

Ratzinger, impugnador de la Iglesia católica moderna, el nuevo Papa

El primer líder católico alemán desde la Edad Media adopta el nombre de Benedicto XVI

Su avanzada edad hace pensar en un pontificado de transición, coinciden expertos

AFP, DPA Y REUTERS

Ampliar la imagen El cardenal Joseph Ratzinger desde el balc�e la bas�ca de San Pedro, tras ser elegido nuevo Papa en el c�ave. El alem�escogi� nombre de Benedicto XVI para su pontificado FOTO Reuters

Ciudad del Vaticano, 19 de abril. Pese a pronósticos que lo señalaban como un favorito que no contaba con la mayoría necesaria, el polémico cardenal Joseph Ratzinger de 78 años y considerado el ideólogo del bloque conservador de la Iglesia católica, se convirtió hoy en el primer Papa alemán desde la Edad Media, tras uno de los cónclaves más cortos de la historia.

"Queridos hermanos y hermanas, después del gran papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador en la viña del Señor", dijo en italiano Ratzinger, que dirigirá la Iglesia bajo el nombre de Benedicto XVI, en su primera aparición como Papa en el balcón de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, mientras la multitud lo aclamaba con gritos de "Viva el Papa".

Desde su puesto como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisición), Ratzinger aplastó cualquier intento de modernizar la Iglesia, como la Teología de la Liberación, la corriente progresista en América Latina. En cambio preconizó un acercamiento con los movimientos más conservadores.

Con estos precedentes no se esperan avances en asuntos cruciales como el celibato opcional de los sacerdotes para tratar de paliar la crisis de vocaciones, la apertura del sacerdocio a las mujeres o la aceptación de homosexuales y divorciados en el seno de la Iglesia, según los analistas.

Tampoco en temas como el debate sobre la planificación familiar y el uso del preservativo, que contribuirían a reducir la pobreza y el avance del sida en particular en Africa y Asia, o el desafío de la bioética.

El cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez fue el encargado de presentarlo a los mil 100 millones de católicos del mundo con la secular fórmula "Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam (Os anuncio una gran alegría: Tenemos Papa)".

Cuando pronunció el nombre "Josephum", todos sabían que era Ratzinger, y una lluvia de aplausos estalló entre las casi 200 mil personas que llenaron la plaza después que la fumata blanca anunció la elección del nuevo Papa alrededor de las 18 horas (local).

Durante más de diez minutos no estuvo claro el color del humo que emergía de la chimenea de la Capilla Sixtina, que primero pareció gris y luego se tornó blanco. Una humareda negra, como la que hubo a la mañana tras las dos votaciones previstas, y en la tarde de ayer, indica una elección inconclusa, y el blanco señala que se ha escogido un nuevo líder de la Iglesia católica.

El repique de las campanas de la basílica puso fin a la incertidumbre y provocó la alegría entre los presentes, así como el comienzo de la llegada de más fieles desde varios puntos de Roma, donde comenzó un concierto de bocinas y las líneas telefónicas se congestionaron

"Va a ser un Papa mucho mejor que lo que muchos creen. No es tan conservador como dicen y es el hombre que los católicos necesitan", aseguraba en la plaza el alemán Stephan Oeschsle.

Sin embargo, entre muchos fieles latinoamericanos presentes en la plaza reinaba la tristeza, pues algunos esperaban un Papa latinoamericano. El español Leandro Muñoz, a su vez, sostenía que "parte de los católicos están decepcionados. Necesitábamos un Papa abierto a la gente pero también dispuesto a reformar las normas internas de la Iglesia".

Cuando una alemana que estaba en la plaza intentó expresar una opinión crítica sobre Ratzinger al ser interrogada por la televisión italiana, la periodista le apartó el micrófono.

Ratzinger fue el brazo derecho para los asuntos eclesiales del difunto papa Juan Pablo II, y era considerado el gran favorito para sucederlo en este primer cónclave del tercer milenio, que comenzó el lunes y fue uno de los más breves de los de los dos últimos siglos, al durar apenas 26 horas.

El decano de los cardenales fue elegido por una mayoría de dos tercios de los electores -fijada en 77 votos- en la cuarta votación de este cónclave en el que participaron 115 purpurados de 52 países de los cinco continentes, entre ellos 20 latinoamericanos.

La misa de inicio del pontificado de Benedicto XVI se celebrará el próximo domingo, pero desde este martes Ratzinger irá asumiendo gradualmente sus nuevas funciones.

La víspera, Ratzinger pronunció una homilía que dio muchas pistas sobre su programa de pontificado y en la que pidió una Iglesia fuerte frente a los "vientos de cambio" del mundo moderno y a la "dictadura del relativismo".

Dejó claro su apego a la doctrina al sostener que "una fe adulta no es una fe que sigue la moda o el último grito de las novedades".

También aseguró que "la pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido agitada por olas que van de un extremo a otro, desde el marxismo al liberalismo pasando por el libertinaje, el colectivismo, el individualismo radical y el ateísmo".

Según los vaticanistas, esta homilía fue de facto el discurso de un Papa que recordaba a Juan Pablo II en las ideas, pero se distanciaba de él por la ausencia de reflexiones sobre la justicia.

El 265 pontífice de la historia tendrá la difícil labor de remplazar al mediático y carismático polaco Karol Wojtyla, fallecido el 2 de abril a los 84 años tras casi 27 de pontificado, y del cual fue estrecho colaborador.

La avanzada edad del nuevo Papa -el cardenal más viejo en ser designado jerarca de la Iglesia, junto a Clemente XII, quien también tenía 78 años- y su delicado estado de salud, hacen pensar en un pontificado de transición.

El legado del histórico tándem Wojtyla-Ratzinger es poco halagüeño, según especialistas. La Iglesia católica está más debilitada ahora que en 1978, cuando fue elegido Papa el cardenal polaco.

El 17 por ciento de la población mundial se confiesa católica -frente a 17.75 por ciento entonces- y el número de bautizados crece a menor ritmo que el de nacimientos.

En la actualidad, más de la mitad de los católicos se encuentran en América Latina, donde se constata un rápido crecimiento de las iglesias evangélicas, y Europa, su cuna, pierde adeptos e influencia a gran velocidad.

 
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