El ganador de bronce, Gerardo Rodríguez, dijo que compitió más por divertirse

Emotivo recibimiento a la campeona mundial de taekwondo, Edna Díaz

Ambos surgieron de la Olimpiada Nacional, en la que se distinguieron con medallas

ROSALIA A. VILLANUEVA

Edna Gisel Díaz Acevedo, primera campeona mundial de México en taekwondo, no esperaba un emotivo recibimiento a su regreso cuando vio a sus padres y a la mayoría de su barrio María Magdalena, vestidos a la usanza purépecha, para ver a su reina, quien les dedicó la medalla que ganó en Madrid, España.

"Es la recompensa a todo el trabajo y el sacrificio que he tenido en los años recientes'', dijo la michoacana.

La deportista de aproximadamente un 1.80 metros de estatura y cabello negro ensortijado estaba sumamente emocionada y gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas.

No encontraba palabras para agradecer al numeroso grupo de familiares, amigos y aficionados que llegaron a la cinco de la mañana al aeropuerto capitalino, luego del viaje en autobús que los trajo de Uruapan.

Sus padres Rosa Elena Acevedo y Jorge Díaz, así como su hermana Rosa Lilia, le aventaban besos desde lejos que Edna les devolvía con la mano, mientras atendía a la muchedumbre de reporteros que la tenían arrinconada en una de las puertas de la salida internacional para tener sus primeras impresiones.

Así, la reina del barrio de María Magdalena y de las Fiestas Patrias 2000, cuando tenía 15 años, hace un cuadrienio, relató que el día que ganó el título dorado en peso ligero fue "el más importante de mi vida''.

Dijo que sintió una gran emoción escuchar el Himno Nacional que no se había entonado desde 1979, fecha en que Oscar Mendiola, actual director técnico de la selección, había conquistado el primer cetro en la rama varonil.

Edna no pasó por alto que esa medalla también es fruto del trabajo de sus entrenadores Julio Alvarez, José Luis Onofre y Youn In Ban, y de la preparación que hizo en San Luis Potosí con el español Ireno Fargas.

"Yo sólo deseaba ganar y pensaba en la medalla sin importar las consecuencias. Ahora vamos a echarle más ganas y a seguir trabajando hasta llegar a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008'', agregó la estudiante de sicología, mientras sus seguidores echaban porras y ondeaban banderitas y latas multicolores.

Desesperado por la emoción su padre se le arrojó a los brazos y entre sollozos le susurró: "eso es carácter, eso es personalidad, muchas felicidades hija''. Su mamá tampoco se contuvo y le entregó un ramo de flores para llorar juntas.

En contraste, la pequeña figura de Gerardo Rodríguez Pinzón, ganador de bronce en la división fly, apenas se distinguía.

Solitario, el futuro economista señaló con orgullo que él compitió en lo que fue su primera justa con la mentalidad de divertirse más que con "la presión de ganar'', porque muchas veces asegurar que vas a ganar una presea "te compromete más y a veces no se puede''.

Pese a sus 21 años, Gerardo, tiene un rostro infantil y sin rubor confió que extraña mucho a su familia, por lo que se dijo ansioso por retornar a Campeche para estar con ellos y además terminar la universidad.

Edna y Gerardo, quienes tomarán un breve descanso para reincorporarse posteriormente y participar en la Universiada Mundial de Turquía, aspiran a competir en la siguiente cita olímpica de Pekín, un sueño que ambos comenzaron a tejer desde sus inicios en la Olimpiada Nacional, en la que ambos se distinguieron por ser medallistas.

Unas horas antes llegó a esta ciudad la medallista olímpica Iridia Salazar, quien, en opinión del presidente de la federación respectiva, Roberto Beltrán Ramonetti, no alcanzó una presea "por la venganza de los coreanos contra México (sic), por haber despedido a su compatriota Youn In Ban. Era una factura pendiente que nos cobraron''.