En los casos más graves ocasiona la muerte, principalmente en niños y ancianos
Latente, el riesgo de infección entre las personas hospitalizadas
Las autoridades del sector salud no han mostrado verdadero interés en resolver el problema, afirma Samuel Ponce de León
Los nosocomios están excedidos en su capacidad de atención
Ampliar la imagen En el Instituto Nacional de Cancerolog�en 1991, se realizaron alrededor de mil 900 intervenciones y en 2003 rebasaron las tres mil FOTO Roberto Garc�Ortiz
El riesgo de que los enfermos contraigan una infección mientras están hospitalizados siempre existe. Es un problema constante en el sistema nacional de salud, que en las unidades con un programa específico de detección y control, con personal entrenado y abasto adecuado de insumos, oscila entre 5 y 10 por ciento.
En los casos más graves ocasiona la muerte, principalmente en recién nacidos y ancianos, quienes son más vulnerables, explicó Samuel Ponce de León, subdirector de Epidemiología Hospitalaria y Control de Calidad de la Atención Médica en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición (INCMN) Salvador Zubirán.
Resaltó que hasta ahora las autoridades del sector salud no han mostrado verdadero interés por resolver la problemática. Existen declaraciones y buenos deseos, difíciles de cumplir en hospitales excedidos en su capacidad de atención, sin personal ni recursos económicos asignados específicamente a la detección y control de infecciones nosocomiales.
Lo paradójico es que además de reducir el riesgo de complicaciones en los pacientes hospitalizados, una estrategia de ese tipo también disminuye los costos de la atención médica (estudios y tratamientos) y contribuye a mejorar sensiblemente la calidad de los servicios.
Sin embargo, "hoy es más importante decir que sigue creciendo el número de hospitales que reportan a la Red Hospitalaria de Vigilancia Epidemiológica (RHOVE), aunque no se tenga certeza sobre la información que transmiten". Mencionó que no ha habido la oportunidad de medir la eficacia de la RHOVE para identificar las infecciones nosocomiales ni para evitarlas.
Patricia Volkow, jefa del Departamento de Infectología del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), destacó que la Dirección General de Epidemiología ha hecho un gran esfuerzo por mejorar la RHOVE e impulsar un programa permanente de entrenamiento de médicos. Lo que falta, dijo, es la parte del presupuesto en las instituciones de salud, que cada año es recortado, por lo que no hay plazas nuevas, aunque el número de pacientes aumenta en forma constante.
Crece la demanda de cirugías en el Incan
Mencionó el caso de las cirugías que se practican en el Incan. En 1991 se realizaron alrededor de mil 900 y para 2003 se rebasaron los 3 mil, mientras la planta de médicos ha crecido muy poco.
Los investigadores comentaron que en condiciones óptimas de vigilancia, control, abasto de insumos y personal entrenado en el manejo de pacientes, las infecciones nosocomiales se ubican entre cinco y 10 por ciento. Es el caso del Incan y el INCMN, y en general, de los institutos nacionales. Algunos hospitales adscritos a la RHOVE, sin embargo, ubican en dos por ciento la frecuencia del problema, lo cual es irreal, porque el riesgo en los procedimientos clínicos siempre existe, afirmaron.
Y es que, comentó Volkow, la mayoría de los hospitales son presionados para no mostrar las cifras verdaderas. Dijo que para aprobar la acreditación de los nosocomios tienen que demostrar que reducen sus tasas de infección, lo cual no es posible sin un programa bien definido de detección y control.
Un paciente que adquiere una infección intrahospitalaria permanece internado durante un periodo más largo, requiere medicamentos adicionales a los de su enfermedad original y eso incrementa los costos de la atención médica.
En opinión de Ponce de León, el problema existe en todos los hospitales del mundo. En México, la mayoría de las veces pasa inadvertido y sólo sale a la luz cuando afecta a población vulnerable, como los recién nacidos. Eso fue lo que ocurrió en 2002 en el Hospital General de Comitán, Chiapas, donde fallecieron más de 20 bebés, y en 2003 en el Hospital Primero de Octubre del ISSSTE, donde se reportó el deceso de 11 neonatos.
En esos momentos, recordó el especialista, las autoridades mostraron preocupación por el tema y, en colaboración con la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), organizaron un programa de educación, distribuyeron material informativo con indicaciones sobre cómo evitar las infecciones nosocomiales y en general, mejoró la atención en las áreas de cuidados intensivos neonatales, en las cuales la simple aplicación de medidas básicas de higiene para el manejo de los enfermos reduce sustancialmente el riesgo de las infecciones nosocomiales.
No ocurre lo mismo en otras áreas hospitalarias, como el Incan, donde cada año se aplican 23 mil ciclos de quimioterapia vía intravenosa, para las que además de la asepsia, es indispensable contar con insumos de calidad que aseguren el éxito de los procedimientos clínicos, comentó Volkow.
En entrevista, la experta destacó que las complicaciones dentro de los nosocomios también aumentaron como consecuencia de la aparición de tratamientos más agresivos para tratar enfermedades que antes se consideraban fatales. Es el caso de la quimioterapia, que deprime el sistema inmunológico de las personas.
Los catéteres que se utilizan en los tratamientos se convierten en un "puente" entre el medio ambiente y el torrente sanguíneo. Por ello resulta imprescindible que en cada uno de los procesos clínicos se empleen insumos de la más alta calidad. Sin embargo, señaló, ésta también es una lucha permanente, debido principalmente a que en México no existe un sistema de control de calidad de los insumos.
Falta de calidad antiséptica
Volkow recordó que hace un par de años llegó al Incan un antiséptico (iodopovidona), indispensable al momento de colocar el catéter al paciente que recibirá la quimioterapia. Luego de buscar la causa de que los catéteres se estuvieran infectando, los médicos detectaron que el insumo empleado no reunía las características para ser un antiséptico, a pesar de que se suponía que el fabricante había pasado los filtros de la estructura burocrático administrativa de la Secretaría de Salud y había ganado una licitación pública.
Para la especialista, investigadora nacional, el problema radica en que la medicina se ha vuelto un negocio en el que el criterio de la calidad no es prioritario. De ahí la importancia de que -como en el Incan- los especialistas en la detección y control de las infecciones nosocomiales participen en la toma de decisiones en los procesos de compra de insumos, sostuvo.
Ambos especialistas opinaron que la actualización de la Norma Oficial Mexicana para la vigilancia epidemiológica, prevención y control de infecciones nosocomiales es un avance importante. El proyecto de modificación se publicó el 27 de septiembre de 2004 y en breve se dará a conocer la versión definitiva, en la que el énfasis se pone en la prevención de infecciones asociadas a las líneas intravasculares.