Usted está aquí: sábado 23 de abril de 2005 Espectáculos Las habilidades no se aprenden, se roban: Taraf de Haidouks

La agrupación gitana se presentará mañana y el martes en la Sala Nezahualcóyotl

Las habilidades no se aprenden, se roban: Taraf de Haidouks

El nuestro es un oficio artesanal, una tradición que no se extinguirá, afirman

Emocionó al combo conocer a las bandas mixes de Oaxaca, ''porque nuestro aprendizaje musical es similar en lo lírico''

JUAN JOSE OLIVARES

Ampliar la imagen En la foto, los integrantes de Taraf de Haidouks con el actor Johnny Depp, en la entrega de los premios M� del Mundo, de la BBC, en 2001

Entre la incipiente modernidad de Rumania, un país abatido por una dictadura, el folclor y las tradiciones sobreviven "con necedad" en ese olvidado rincón que es el poblado Clejani (cerca de Bucarest), cuna de los lautari -músicos profesionales, casi siempre gitanos, que ejecutan la música tradicional y cuya habilidad esencial es interpretar e improvisar en celebraciones locales-, como los de la agrupación Taraf de Haidouks, que este domingo y el martes próximos se presentará en la sala Nezahualcóyotl de la UNAM, con toda su energía y alegría, como ya lo hizo hace unos años en el mismo foro.

Se dice que las canciones gitanas acompañan a su gente en los momentos importantes de la vida: los nacimientos, las bodas, los entierros, la cosecha. Cada etapa de una ceremonia cobra realce mediante un repertorio específico. Los ancianos y padres transmiten la enseñanza de la música a los niños.

"Lo primero que piensa cualquier padre gitano de Clejani es tener un hijo y poder pasarle la tradición de la música. Esa tradición va de generación en generación, no creemos que se extinga. Lo nuestro es un oficio artesanal, así lo vemos, no es tan diferente de los otros oficios", expresan en conferencia los miembros de Taraf, para quienes "las habilidades se roban, no se aprenden".

De visita en Oaxaca

Taraf de Haidouks, banda de "malvados honorables", está integrado por 12 músicos de diferentes generaciones. Los violines, acordeones, címbalos, flautas, contrabajos y voces se han mezclado para dar origen a este coctel acústico. Honourable brigands, Magic horses and evil eye, Dumbala dumbala, y Banda de gitanos son sus discos editados.

Los Taraf no dejan la música ni siquiera en el camión que los transporta. Apenas y avanza, cogen sus instrumentos y tocan y cantan hasta llegar a su destino.

Aunque no dejan la tradición de tocar en celebraciones locales, son músicos profesionales que se pueden adaptar a tocar una hora o dos en un concierto, o dos o tres días que pueda durar una fiesta de allá, dicen. "El objetivo es que la gente se ponga contenta, a todo nos podemos adaptar".

En la anterior ocasión que visitaron México, giraron por tierras oaxaqueñas. Hablan de su experiencia con las bandas mixes. "Encontrarnos con músicos que tienen una tradición similar en cuanto a lo lírico del aprendizaje musical, fue una gran experiencia. Fueron momentos emocionantes cuando conocimos a los niños músicos, porque hay una similitud. Nuestro oficio se aprende a través de los padres, por eso nos tocó eso de conocer a niños músicos. Hicimos un donativo para ayudar a que compraran sus instrumentos".

Racismo por envidia

Tuvieron que realizar giras por varias partes del mundo, como Inglaterra, Estados Unidos y Japón, y ser reconocidos en esos sitios, para que obtuvieran la distinción en su país.

"Luego de la revolución que derrocó el régimen comunista de Nicolai Caucescu (1987-1989), hubo un rechazo a lo anterior y la música tradicional como la gitana era considerada vieja, por eso existía un rechazo", afirman.

Comentan sobre el racismo que han sufrido los gitanos, así como todas las minorías del mundo. "Si bien el racismo existe aún en Rumania, se da en menor grado para los músicos, que siempre son bienvenidos. Hay que decir que el racismo es un problema de la humanidad. Es un problema sobre las minorías de cualquier lugar. En nuestro caso es una cuestión de celos y de envidia, por el éxito que recientemente hemos tenido. Por eso, hay que ser auténticos, hay que mantener la identidad".

En la orquesta no hay mujeres porque "hasta hace unos 15 años Rumania era uno de los países más cerrados de Europa, por lo que muchas de las tradiciones se mantenían, la mujer se quedaba en casa y el hombre salía. Pero ahora han cambiado las cosas".

Se les cuestiona sobre si su música puede ser influida por otros ritmos: "La música de Taraf es la música de Clejani. Más bien la música gitana ha tenido influencia en otras sonoridades".

Taraf de Haidouks en la Sala Nezahualcóyotl: domingo 24, 18:30 horas, y martes 26 de abril, 20:30 horas. Informes: 5622-7125.

 
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