Usted está aquí: miércoles 27 de abril de 2005 Opinión TOROS

TOROS

Gastón Ramírez Cuevas

Sevilla, una feria para el recuerdo

Ampliar la imagen El torero Jos�ntonio Morante de la Puebla durante su actuaci�el 11 de abril FOTO Reuters

SEVILLA. ESTE AÑO, la Semana Santa cayó muy temprano en el calendario. Las calles de Sevilla estaban aún llenas del perfume de los naranjos y el aficionado acudía a la Maestranza pensando en presenciar milagros taurinos. Al final, nadie resultó defraudado, pues hubo toros bravos, toros nobles, y toreros que protagonizaron faenas dignas de contarse.

A CONTINUACION, UN breve recuento de lo más importante que ocurrió este mes de abril en la plaza más bella del planeta taurino.

Los encierros importantes

LA GANADERIA PORTUGUESA de Palha volvió este año a la plaza de Sevilla. Será difícil encontrar una corrida tan bien presentada y tan encastada en todo lo que resta de la temporada española. Palha mandó seis toros negros de preciosas hechuras que fueron bravos para el caballo y que pusieron a prueba la decisión y los conocimientos de los espadas. Ahí estuvo el gran Pepín Liria, quien bordó una faena de arte y poder al cuarto de la tarde. Perdió las orejas por pinchar, pero dio una vuelta al ruedo indiscutible.

DESPUES HAY QUE mencionar a los toros que mandó Victorino Martín. Ejemplares que por su tipo asaltillado no sorprenden mucho al aficionado mexicano. Sin embargo, la bravura y la emoción que transmiten esos animales, son cosas que ya no vemos en México sino de tarde en tarde. Manuel Jesús El Cid estuvo colosal, cortando las dos orejas de su primero y una del quinto de la tarde, para abrir por segunda vez consecutiva en esta feria la mítica Puerta del Príncipe.

Los toreros triunfadores

AQUI, LA LISTA podría resultar muy larga, pues se han cortado una barbaridad de apéndices. Pero, en honor a la verdad, hubo premios un tanto exagerados. Así pues, es imprescindible comenzar por aquellos diestros que, teniendo sólo una corrida en la Feria, lograron alzarse con triunfos enormes.

PRIMERO ESTA EL torero catalán Serafín Marín, quien en la cuarta corrida del serial cortó una oreja de mucho peso a un toro de la legendaria ganadería del Conde de la Corte. Serafín es un valiente con clase, esa combinación tan poco usual desde que existe la fiesta de toros. Hay que ver cómo torea a la verónica, cómo pega muletazos largos y completos y la manera cómo mata a sus toros. En todo lo que hace el torero de Cataluña hay verdad, entrega y pellizco, tan es así que el público sevillano lo ha adoptado como si hubiera nacido en el mismísimo barrio de San Bernardo. En ocasiones, hay algo en su manera de sentir el toreo que nos trae a la memoria el corte del albaceteño Manuel Caballero.

EN EL DUODECIMO festejo de abono, tomó la alternativa un torero de la tierra: Salvador Cortés. Con el único toro bravo de Núñez del Cuvillo armó un lío gordo y le cortó las dos orejas para salir a hombros. Da gusto ver a jóvenes con hambre que demuestran por qué quieren ser toreros. Cortés tiene un estilo recio y mandón, no exento de detalles variados y de buen gusto. Ojalá este triunfo le procure las oportunidades que merece.

ES CIERTAMENTE PARADOJICO que tanto Marín como Cortés sean toreros muy espigados y que, a base de un toreo de manos muy bajas con el capote, manteniendo una figura elegante y sin encorvarse nunca en la faena de muleta, logran lucir elegantes siempre y recordarnos por momentos a Alfredo Leal.

AHORA HAY QUE escribir sobre Fernando Cepeda, torero sevillano que hará el paseíllo en tres ocasiones en el próximo San Isidro madrileño. Mucho se ha hablado de que Cepeda es quizá el que mejor torea con el capote hoy en día, y de que luego baja un poco con la muleta. Con el toro de Samuel Flores que abrió plaza en la corrida del martes 12 de abril, Cepeda dio una cátedra de cómo parar, templar y mandar a un toro con raza. Lo toreó en los medios con una seguridad pasmosa y siempre estuvo por encima de su bravo enemigo. Al tirarse a matar quiso asegurar la oreja y encontró el rincón de Ordóñez, o sea que el estoque cayó un poco bajo. Inexplicablemente, la gente no sacó el pañuelo y todo quedó en clamorosa vuelta al ruedo. Al continuar avanzando la feria, los jueces de plaza comenzarían a otorgar orejas por faenas menos grandiosas y por estocadas muy defectuosas después de haber pinchado: las injusticias de siempre.

Los consagrados

EN ESTA FERIA pudimos ver a César Rincón en dos ocasiones, al igual que a Enrique Ponce. El maestro colombiano no tuvo suerte en los sorteos y su participación quedó en algunas palmas. Ponce cortó una oreja el domingo de Resurrección y como sigue matando mal, no pudo llevarse otro trofeo en la corrida de los "Samueles". El Juli tuvo tres comparecencias y cortó una oreja a un buen toro de Torrealta, el último que le correspondía en este abril sevillano.

POR AHI VIMOS a José María Manzanares padre, quien logró cortar una oreja de valor sentimental a un toro de Alcurrucén en la corrida en la que alternó con su vástago. No cabe duda, más le queda al rico cuando empobrece.

Los más valientes

ANTONIO BARRERA Y Sebastián Castella se la jugaron en la segunda corrida de abono. Castella se llevó una cornada menos grave en la pierna. Desgraciadamente, estos toreros no fueron incluídos en más carteles y dio la impresión de que la gente no valora el toreo de exposición cuando se dan cuenta de que hay poco que hacer con los toros.

DEFINITIVAMENTE EN LAS corridas de pre-feria, la afición de Sevilla contrasta por su dureza con el público festivalero que acude al coso del Baratillo en la última semana de toros.

EN LA CORRIDA de Miura, la que pone fin a la feria, Jesús Millán expuso como pocos ante sus dos toros, que si bien no eran el famoso Perdigón (aquel que mató a Espartero en Madrid), resultaban imponentes y difíciles. Le vimos un quite escalofriante por gaoneras y unos muletazos con las dos rodillas en tierra que cortaron la respiración al respetable.

Un torero para toreros

SALVADOR VEGA SE justificó ampliamente en sus dos apariciones. Tal y como lo vimos en la Plaza México, Vega es un portento de clase, variedad y valor. Si los toros le hubieran ayudado un poco más, seguramente hubiera disputado a los grandes diversos premios. La afición le respeta y sus vueltas al ruedo en loor de multitudes y la oreja cortada en su primer corrida nos dejaron con ganas de verle en cualquier otra plaza.

Seis orejas muy discutibles

FRANCISCO RIVERA ORDOÑEZ le cortó ambos apéndices a un muy buen toro de Jandilla. Para muchos aficionados todo hubiera quedado en una sola oreja, pues si bien mató como debe de ser, la faena de muleta careció de profundidad y ajuste. A ese toro le dieron la vuelta al ruedo, pero se rumoraba que el equipo del palco de la autoridad tiene cierta debilidad por el nieto de don Antonio Ordóñez y por los toros de la familia Domecq.

AL DIA SIGUIENTE, viernes 15 de abril, César Jiménez obtuvo otras dos orejas de un nobilísimo ejemplar de Torrestrella. El toro era tan bueno que mucha gente solicitó el indulto, sin tomar en cuenta que una cosa es la nobleza y otra muy distinta la bravura. Así las cosas, Jiménez pinchó en el primer viaje y luego mató muy bien, pero las dos orejas no se deben conceder en la Maestranza a menos que se trate de una acontecimiento excepcional. Y la faena no lo fue. Salvo dos tandas de naturales verdaderamente hondos y de gran estética, lo demás careció de emoción real.

DAVID FANDILA EL Fandi es, sin lugar a dudas, un banderillero de época y pare usted de contar. En la corrida de Gavira le fueron concedidas sendas orejas de su lote. No sabemos por qué, pues si bien en su primero estuvo aseado con la muleta y mató decorosamente, en el que cerró plaza, un manso de libro, no logró nada con la muleta y además pinchó y hasta descabelló. Quizá el hecho de que los paisanos del torero, casi media Granada, llenaron los tendidos de sol, influyó para las masivas ovaciones y peticiones que la presidencia no tardó en acatar.

El triunfador de la Feria

EL CID, TORERO de Salteras -población cercana a Sevilla-, está irreconocible. No ignorábamos su poder, ni lo bien que torea al natural. Nos referimos a un cambio en su actitud y su semblante.

EL CID ESTA hecho un torerazo, siempre da el paso adelante, siempre intenta lucir a los toros dejándolos venir de muy largo, siempre presenta la muleta sin trampa ni cartón. Es cierto que todo eso ya lo hacía antes, pero ahora se le ve torear con un gusto y una seguridad envidiables, aquello a lo que dan en llamar sitio y personalidad. Por si fuera poco, parece haber entendido que gran parte de las buenas estocadas estriba en la fé con la que uno se vuelque sobre el morrillo.

EN MANUEL JESUS El Cid están puestas ahora las miradas de los aficionados que ansían ver en los grandes carteles a alguien que le ponga las peras a veinticinco a figuras como Ponce y Juli.

El gran artista: Morante

DESPUES DE SU única actuación en la que es su plaza, José Antonio Morante de la Puebla dejó al público totalmente convencido de que ha podido superar los problemas psicológicos que ocasionaron su retirada de los ruedos por espacio de un año. Sí, Morante está de regreso y parece que también ha recuperado el valor que tenía antes de la espantosa cornada que recibió en La Maestranza, allá en la Feria de 2000.

LA LUMINOSIDAD DE su toreo está intacta. No hizo falta más que verle con el capotillo ante los débiles y descastados bichos de Núñez del Cuvillo. ¡Qué arte a la verónica! ¡Qué medias para adornar un cartel! ¡Qué chicuelinas tan lentas y elegantes! Con la muleta pudo regalarnos unos naturales y unos remates que no puede firmar nadie más que él.

YA LO DIJO don Andrés Luque Gago, maestro de banderilleros y personaje indispensable en la Sevilla taurina: "¿Arte? ¡Morante! ¿Más Arte? ¡Morante!"

A modo de epílogo

EL AFICIONADO DE pro no debe lamentar que haya habido una excesiva prodigalidad por parte de los jueces. Tampoco quejarse por lo mal que se pica a los toros, ni por cómo los peones estrellan a los bichos en los burladeros de salida. El buen aficionado no debe deplorar el esperpéntico terno naranja y negro de Juan José Padilla ni la falacia del toreo de Javier Conde. Realmente sólo hay algo que lamentar, y es que falta todavía un año para que se dé otra vez la feria, para que Sevilla, madre y maestra de la tauromaquia universal, vuelva a soñar durante su feria incomparable.

 
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