DESFILADERO
Decadencia mental de Salinas
Acaban las carreras de Macedo, Derbez y Creel
Comienza una nueva etapa en la lucha popular
TRES ALEGRES COMPADRES. Con la semana que se va, llegaron a su fin las carreras políticas de los tres miembros del gabinetazo más cercanos a Vicente Fox: Rafael Macedo de la Concha, Luis Ernesto Derbez y Santiago Creel Miranda. Y los tres se desvanecieron en el aire porque hicieron pésimos cálculos tácticos y estratégicos para avanzar hacia arriba en la pirámide del poder.
El general Macedo de la Concha creyó que comportándose como un perro de presa al frente de una jauría de mastines en torno del Gobierno del Distrito Federal, tendría la fuerza necesaria para controlar al Presidente de la República y mantenerlo sometido a sus juegos perversos. Llevó esa dinámica a tal extremo que se convirtió en un obstáculo insoportable para el titular del Ejecutivo, y Fox no tuvo más remedio que dinamitarlo como la roca de cartonpiedra que era.
El canciller Derbez, preocupado en todo momento por el almidón de sus rígidas corbatas, hizo evidente su desconocimiento profundo de la diplomacia de América Latina cuando, para asegurarse el respaldo de Estados Unidos en la contienda por la secretaría general de la OEA, votó contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra y, pobre ingenuo, perdió los votos de los países del Caribe que gravitan en la órbita de La Habana.
El hombrecito de Bucareli, a quien el ingenio popular ha rebautizado como "el cara de huachinango" por la hierática expresión de su rostro, que mezcla en forma permanente la burla y la hipocresía, convenció a Fox de que tras el desafuero habría "una manifestación más y luego a la gente se le olvidaría el asunto", pero fue incapaz de advertir, y mucho menos de interpretar, los sentimientos del pueblo al que desprecia y trató de engañar con anuncios televisados. Su ineptitud y su irresponsabilidad fueron tan grandes que estuvo a punto de precipitar la caída de su jefe y la debacle política y económica del país.
Los estropicios causados por estos tres alegres compadres en las áreas a su muy indigno cargo han provocado una crisis constitucional que tiene en entredicho a los tres poderes federales -Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, así como un conflicto internacional con Cuba que pone en riesgo la estabilidad política de la región, un factor que magnifica más aún, si ello fuera posible, el fracaso histórico de las fuerzas y facciones que se coludieron en contra de Andrés Manuel López Obrador, es decir, el salinismo.
Pero el repliegue de Fox -la destitución de Macedo de la Concha y en breve también la de Creel, así como la prometida revisión del expediente de El Encino y el anuncio de que enviará al Congreso una iniciativa de ley para que todo ciudadano sometido a proceso penal conserve sus derechos políticos mientras un juez no lo declare culpable- no ha disipado el gravísimo peligro que amenaza al país, y en este aspecto el "gobierno" federal sólo dará un verdadero paso al frente cuando la PGR se desista de sus ridículas acusaciones contra López Obrador.
Mientras no lo haga, la amenaza golpista conservará su vigencia y nadie, en las filas del movimiento democrático popular, aceptará como garantía el anteproyecto de ley de Fox por dos razones bien claras: una, porque en todo el sexenio Fox no ha conseguido que le aprueben ninguna ley en beneficio del pueblo (tampoco ha mandado ninguna), y dos, porque las leyes no deben ser diseñadas a la medida de nadie y este caso no tiene por qué ser excepcional.
Esperar, como se ha dicho por otra parte, a que la Suprema Corte resuelva las controversias constitucionales invocadas por la Asamblea Legislativa y la Cámara de Diputados, denuncia una actitud trapacera y chantajista, concebida como una treta para ganar tiempo en la que nadie puede pensar ya en Los Pinos, habiendo como hay más de un millón de ciudadanos listos para salir a la calle cuantas veces más sea indispensable hasta el día de la victoria final.
Así que ése, el del desistimiento de la PGR, es el último paso que todavía tiene que dar Fox para declarar oficialmente concluida la aventura del golpe de Estado contra las instituciones democráticas de la República Mexicana, pero cuando lo dé, será un paso enorme. Y sin embargo, aun entonces, el peligro de la catástrofe política y económica no habrá desaparecido, porque si bien es cierto que las movilizaciones populares han derrotado al partido del "gobierno", todavía están en pie de guerra los más grandes enemigos del pueblo, que son los dinosaurios y los tiburones del PRI, así como la televisión golpista que después de ignorar un proceso social que involucró a millones de ciudadanos, sobredimensiona la muerte accidental de una infortunada muchacha.
El PRI en la hoguera del descrédito
Desde que votaron en favor del desafuero dos veces, una el viernes primero de abril en la sección instructora y otra el jueves 7 en el pleno de la Cámara de Diputados, los priístas se metieron en los pesebres inmundos en donde habitan para que a la gente se le olvidara que ellos, antes y después que Fox, fueron los principales responsables del golpe de Estado contra López Obrador.
A diferencia de aquellos que llevaran a la tumba política a los tres alegres compadres foxistas, los cálculos de los priístas se estaban cumpliendo con exactitud. No les importó quemarse en la hoguera del desprestigio porque, como bien señalara un extraordinario dibujante, ellos no tienen prestigio. Con la desvergüenza de siempre, montaron el escenario de una comedia de simulaciones en la que se repartieron los papeles en pro y en contra de la canallesca maniobra, y cada cual recitó sus diálogos creando una aparente "polémica" interna, pero a la hora de consumar el atropello la inmensa mayoría bajó el pulgar con desdén cesáreo, condenando a muerte a las instituciones democráticas de la República.
Y entonces, como ya se dijo, se escondieron creyendo que el desafuero liquidaría las aspiraciones electorales de López Obrador, sacaría del proceso a la tercera fuerza política del país y debilitaría aún más al panismo. ¿Quién los convenció de semejante disparate? Desde luego que no fue Fox: tanto ellos como los panistas pactaron el golpe bajo la tutela de Carlos Salinas de Gortari, un hecho que abre preguntas más inquietantes aún.
¿En qué momento Salinas de Gortari empezó a consumir el prozac de Fox para dar por buenas tan absurdas previsiones? ¿En qué momento abandonó la supuesta sagacidad que le atribuyen para compartir las visiones alucinadas de Creel en el sentido de que el pueblo protestaría "uno o dos meses" y luego se cansaría de López Obrador? ¿En qué momento olvidó inclusive la historia reciente del país que gobernaba hace apenas 11 años, cuando su torpeza favoreció la insurrección zapatista?
Eso, quizá, los historiadores lo descubrirán algún día. Lo cierto es que Salinas de Gortari indujo a Roberto Madrazo y a los pistoleros de éste en la Cámara de Diputados -Emilio Chuayffet y Manlio Fabio Beltrones- a pensar que las luchas de millones de mexicanos a través de los siglos se habían producido única y nada más para que ellos ahora se pasaran de listos. Y en eso están. De-si-lu-sio-na-dos de Fox, según dicen, exigiéndole que ponga "orden" y, como pide desde la esquizofrenia Madrazo, que "no complique el proceso (electoral de 2006) más de lo que ya lo complicó", como si los priístas no hubiesen tenido vela en el entierro... de ellos mismos.
Y ahora, al CCU
Los microorganismos ciudadanos que apenas hace unas cuantas semanas constituyeron el Lado Izquierdo Opositor (LIO) y lanzaron el Manifiesto Ladoísta, no se equivocaron al afirmar, en el punto 12 del documento, que la lucha contra el desafuero sería "breve, intensa y victoriosa" o -como establecieron en la exposición de motivos- que "antes, durante y después del desafuero" elevarían su "capacidad de respuesta", sin apartarse de los principios básicos de la desobediencia civil que son "la creatividad, la firmeza y la alegría".
Con la autoridad moral que han adquirido al menos ante ellos mismos, gracias a la modesta satisfacción del deber cumplido en esta fase inicial de una lucha que será muy larga, esos grupos se reunieron el miércoles pasado en el local del Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear y acordaron lograr el objetivo inmediatamente posterior que fijaron en su manifiesto: impulsar el Congreso de los Ciudadanos Unidos (CCU), para que los hombres y las mujeres sin partido, en todo el país, discutan y enriquezcan el proyecto alternativo de López Obrador y conformen una fuerza electoral propia con el fin de colaborar en la tarea de ganar no sólo la Presidencia de la República sino la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión.
Un día después que los miembros de LIO refrendaran ese acuerdo, Paco Ignacio Taibo II y cientos de escritores, intelectuales y artistas plásticos fundaron la Asamblea de los Trabajadores de la Cultura en Defensa de la Democracia, y anunciaron que pasarán a la acción de inmediato, contando entre sus participantes a Elena Poniatowska, Jesusa Rodríguez, Gabriel Macotela, los hermanos Castro Leñero, el periodista Carlos Payán y muchos, muchos reconocidos talentos más.
Por su parte, el Comité Universitario contra el Desafuero celebrará el miércoles una mesa redonda "de balance" en el auditorio Alfonso Caso de la Torre de Humanidades 2 de la UNAM, y hoy habrá un festival de la Coordinadora de Colonias de la delegación Venustiano Carranza, lo cual, dicho en otras palabras, sigue significando que vamos a ganar.