ASTILLERO
Boicot
Nuevo golpe contra La Jornada San Luis
El panista De los Santos, gobernador verdugo
EL GOBERNADOR DE San Luis Potosí, el contador Marcelo de los Santos Fraga, ha decidido que La Jornada San Luis (LJSL) no debe recibir publicidad, información ni trato institucional. Este boicot sin tapujos es el golpe desesperado, presuntamente letal, de un mandatario panista que ha ensayado sin éxito distintas fórmulas en busca de mediatizar, acallar o exterminar el diario nacido el 17 de noviembre de 1998, del cual el autor de esta columna ha sido desde entonces director y gerente general (en junio del año pasado, conviene recordarlo, el propio De los Santos ordenó secuestrar la edición completa del diario para tratar de impedir que fuera conocida una maniobra oficial de presión para allanar el camino a la instalación de una repudiada compañía contaminante, la Minera San Xavier).
EL SEGUNDO GOLPE autoritario que ha dictado quien, entre otras linduras contables, fue "mariscal" recolector de fondos de los Amigos de Fox en el centro del país, tiene ribetes tragicómicos: en la rabieta, a La Jornada San Luis le está siendo escamoteada a contentillo cierta información sobre las actividades diarias del gobernador De los Santos. A veces, la agenda previa que serviría para que reportera y fotógrafo pudieran cubrir oportunamente esos actos oficiales; en otras ocasiones son negadas fotografías, transcripciones y boletines de ciertas ceremonias, reuniones o actividades privadas, o realizadas fuera de la entidad, que al siguiente día aparecen en primera plana de otros medios locales de comunicación.
EL ENOJO DEL gobierno verdugo se ha debido en parte a que La Jornada San Luis ha seguido adelante, sin detenerse a denunciar las maniobras gubernamentales que en meses recientes llegaron a la cancelación total del envío de mensajes publicitarios (bueno, en un golpe de hipocresía hilarante, cierto día se recibió la insólita instrucción de que fuese publicado un anuncio gubernamental: la convocatoria al premio estatal de periodismo). A pesar de que los dineros públicos destinados a comunicación social deben ser ejercidos por los gobernantes con equidad y no para castigar la crítica o premiar la docilidad, La Jornada San Luis decidió en su momento luchar para suplir esos ingresos con otros anunciantes y no plantear una confrontación a cuenta de publicidades oficiales suprimidas. Los riesgos de ese esquema fueron planteados a los trabajadores del diario, ofreciendo, a quien quisiese retirarse, la posibilidad de recibir cada cual su liquidación. La gran mayoría de los trabajadores decidió apostar por el plan diseñado a partir de nuevas modalidades de comercialización y circulación.
LA VIABILIDAD DE ese camino jornalero alterno fue rota en abril por el gobernador De los Santos, cuando decidió pasar del castigo publicitario oficial a un abierto boicot. El pretexto fue que La Jornada San Luis hubiese informado de la orden de la esposa del mandatario, la señora Guillermina Anaya, de echar de la Casa de Gobierno a cinco trabajadores que osaron sindicalizarse, algunos llevados por la familia De los Santos Anaya de su servicio doméstico particular a la nómina de la residencia oficial. Plantados en protesta fuera del palacio de gobierno y de la propia casa oficial, los miembros del Sindicato Independiente de Trabajadores y Trabajadoras del Gobierno del Estado (SITTGE), dirigidos por Francisca Reséndiz, fueron aparatosamente retirados por agentes policiales, aunque luego volvieron a instalarse allí e incluso una está ahora apostada en huelga de hambre en el poblado guanajuatense de San Cristóbal. A partir de ese incidente "doméstico" laboral se decretó la inexistencia formal de La Jornada San Luis, y luego se advirtió a anunciantes actuales y potenciales que el gobernador vería mal su presencia publicitaria en un medio "enemigo".
LA SUERTE DE La Jornada San Luis no es única. De los Santos ha instalado la represión como fórmula de gobierno en San Luis Potosí, encarcelando dirigentes sociales, fabricando averiguaciones y delitos, acosando y espiando a sus opositores, instalando virtual estado de sitio en la Plaza de Armas cuando prevé marchas o manifestaciones, y desdeñando con sentido altanero y acomplejadamente clasista las demandas o planteamientos que no provienen del nicho empresarial al que ha servido durante décadas como maquillador contable (tareas cosméticas que también prestó a diversos gobiernos estatales priístas). Pero, en el fondo y con fanfarronería, De los Santos (que ha impedido la instalación de Milenio Diario San Luis, que vio cerrar el diario La Razón, y que ha presionado a programas radiofónicos como el conducido por Ruperto Salinas) trata de demostrar a otras instancias de poder, como la federal, que es posible exterminar medios incómodos mediante el expediente troglodita de la supresión de la publicidad y la declaración de inexistencia.
POR LO PRONTO, a partir de hoy (por allí del mediodía) estará abierta la dirección electrónica www.lajornadasanluis.com.mx para dar cuenta de lo que vaya sucediendo. Allí se podrá encontrar, por ejemplo, el Astillero del 26 de septiembre de 2003, cuando De los Santos tomó posesión como gobernador. En esa entrega se recuerdan las tres notas distintivas del panista: su "accidentado paso por la comisaría de la Unión de Crédito Regional (Unicrer) que sufrió quebrantos terminales de los cuáles no advirtió oportunamente el afamado contador público", lo que le convirtió en sospechoso de complicidades y le acarreó una orden de aprehensión en Guanajuato; "su participación en la orquestación financiera de lo que serían los Amigos de Fox", como "hombre de confianza de Lino Korrodi", y "su paso por la presidencia municipal de la capital del estado", siempre entre escándalos por beneficiar "a empresarios relacionados con el ahora gobernador, sobre todo en materia de permisos inmobiliarios y en exenciones de pago de impuestos". De eso, y mucho más, ha dado puntual cuenta La Jornada San Luis. Por ello ahora ha sido sentenciada (según eso) a muerte.
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