Es injusto el trato que da la Federación al DF en materia de participaciones, dice
Urge una política redistributiva de ingresos más equitativa: Ebrard
Requiere la ciudad fortalecer sus finanzas para promover salud, vivienda y educación, señala
Ampliar la imagen Marcelo Ebrard Casaubon, titular de la Secretar�de Desarrollo Social del Distrito Federal, rechaz�e se vayan a promover pol�cas radicales en la ciudad FOTO Luis Humberto Gonz�z
El secretario de Desarrollo Social, Marcelo Ebrard Casaubon, manifestó que es necesaria una nueva política redistributiva por parte del Estado, ya que el trato que recibe actualmente el Distrito Federal es injusto, pues a pesar de los recursos que aporta a la Federación vía ingresos fiscales, recibe cada vez menos participaciones.
El funcionario señaló que la política social de la administración capitalina se encamina a universalizar el acceso a una serie de derechos fundamentales como la salud, la vivienda y la educación para abatir los niveles de desigualdad social que imperan en la ciudad, en donde existen 3 millones de personas en pobreza extrema y cuyo atraso social impide su desarrollo económico, pero para ello es necesario fortalecer las finanzas públicas de la ciudad.
Indicó que si bien con los recursos de la ciudad es factible mantener los programas sociales, que este año contarán con un presupuesto de 13 mil 788 millones de pesos, su profundización y el propósito de convertirlos en derechos universales requieren que el Gobierno del Distrito Federal pugne por la redistribución de los recursos fiscales.
Apuntó que para consolidar ese propósito se puso en marcha el Programa Integrado Territorial, que beneficiará este año a un millón 800 mil personas y contará con un presupuesto de más de 5 mil 452 millones de pesos, el cual opera por medio de 886 unidades territoriales de muy alta, alta y media marginación en las que, de acuerdo con el Programa de Trabajo 2005 de esa secretaría, vive 72 por ciento de la población del Distrito Federal.
Orientado a mejorar las condiciones de alimentación, educación, vivienda, proyectos productivos, apoyo a personas con discapacidad y pensión universal ciudadana, por medio de 10 subprogramas, una evaluación del mismo realizada a finales de 2004 reflejó que 20 por ciento de las familias que viven en estas unidades territoriales recibe el beneficio de al menos uno de los subprogramas.
Asimismo, reflejó que estos apoyos significan 50 por ciento del ingreso mensual para 15.4 por ciento de las familias que participan en éste; de entre 20 y 50 por ciento para 24.3 por ciento, y constituyen entre 5 y 20 por ciento del ingreso de 55.9 por ciento de las familias beneficiadas.
Ebrard consideró que la política del Banco Mundial para que los programas sociales atiendan sólo a personas en condiciones extremas y se deje al mercado la solución del resto de las necesidades de la población constituye una política marginalista que no permite discutir problemas de fondo en materia salarial, fiscal y económica.
El GDF parte de la tesis de aumentar la capacidad redistributiva del Estado, pues cuando ésta se restringe los instrumentos del Estado sólo sirven para corregir los desequilibrios extremos.
Tras señalar que el mercado tiene que funcionar, y advertir que eso no es suficiente, rechazó que se vayan a promover políticas económicas radicales "que digan, qué bruto, ustedes están planteando una locura; pero nosotros preguntaríamos: ¿qué países han logrado avanzar económicamente sin medidas para una mejor redistribución de la riqueza nacional? Y responderíamos: ninguno".