REPORTAJE / EL LATENTE CONFLICTO DEL SAHARA OCCIDENTAL
"El genocidio saharaui, igual al que han sufrido los indios en AL"
Detrás del muro están París y Washington, acusa el comandante del Frente Polisario
Ampliar la imagen El beduino Mohamed Cheij sue�on hacer habitable el desierto para cuando su pueblo pueda retornar a su tierra FOTO Blanche Petrich
Ajchach, Segunda Region Militar en Territorio Liberado del Sahara Occidental. En el alto mando de la zona militar segunda del Ejército de Liberación Popular Saharahui (ELPS), de Ajchach, el comandante Brahim Mohamed Mahamud tiende el puente entre la realidad de este conflicto del Magreb con América Latina: "El genocidio en América Latina que las tribus indias han sufrido por décadas es igual al genocidio saharahui".
Es un militar de alta graduación, miembro de la secretaría general del Frente Polisario (acrónimo del Frente Popular para la Liberación de Saguia El-Hamra y Río de Oro), pero no es general. En este ejército de origen guerrillero no hay grados ni jerarquías. Con una frase describe cómo, en esta trampa de arena, se erosiona la paciencia de estos duros militares: "La guerra en el desierto es gloria para la táctica; infierno para la logística".
Nos recibe en el mismo despacho donde hace 14 años se firmó el cese del fuego entre el reino de Marruecos y el Frente Polisario; un recinto que desde entonces no ha sido visitado por extranjeros.
Mientras en el mundo de la política se espera que ocurra el milagro que abra la puerta a la liberación del Sáhara, algo que aún no se perfila en el horizonte, en la esfera militar la larga espera ha colocado al ejército polisario en el límite.
Este es el análisis del comandante saharaui: "¿Quién está detrás del muro? No es Mohamed VI, es Jaques Chirac. Francia y Estados Unidos siempre han estado detrás de Marruecos, antes, porque representaba la trinchera contra el avance del comunismo a pesar de que nosotros, los polisarios, no somos ni comunistas ni socialistas ni fundamentalistas. Hoy, en pleno siglo xxi, porque somos víctimas de la estrategia francesa que no ha cejado en su objetivo de dominar un Magreb francófono, una óptica colonialista."
Los gobernantes en París parecen olvidar que apenas a ocho kilómetros de aquí, entre los pedregales, están enterrados los soldados de la legión francesa que en 1912 fracasaron en una de sus incursiones.
Brahim Mohamed reconoce que inclusive Estados Unidos tiene un plan para la región norafricana. Washington no ha abierto todas sus cartas, pero sabe que cualquier solución pasa por la autodeterminación saharahui.
Para los comandantes del ELPS es vital que el mundo entienda que su conflicto latente, olvidado en el tablero internacional, es tan grave como los otros escenarios bélicos que convulsionan la región vecina, el Medio Oriente. "Toda la atención del mundo está centrada en Irak y la guerra palestino-israelí". Pero aun reconociendo el drama de Palestina, considera más profunda la tragedia del Sáhara. "Al menos ellos tienen el mapa de ruta, cuentan con mayor presencia internacional, logran la atención de las potencias. Nosotros estamos en una soledad terrible. Aquí es donde queda claro que las potencias miden la justicia internacional con dos varas: donde hay petróleo son muy exigentes con el cumplimiento de los valores democráticos. Donde hay pobreza, que se arreglen como puedan."
Al abordar la posición de Washington, aliado de Marruecos y en vías de consolidar una gran base militar en Tan-Tan, a pocos kilómetros del territorio ocupado, el jefe militar saharaui pisa con cuidado. Sus expresiones hacia James Baker, hombre del clan Bush y que fungió como gestor especial de Kofi Annan para la cuestión saharaui, son ambiguas. No critica abiertamente al diplomático que logró el acuerdo del referendo -sí o no a la anexión del Sáhara al reino de Marruecos- como paso definitivo a la declaración de una nación independiente. Pero hay un sordo reproche al que fue secretario de Estado de George Bush padre, que ante la ocupación de Kuwait por Irak desató la primera gran guerra estadunidense en el Golfo Pérsico en 1999. "La ocupación marroquí a nuestro territorio es lo mismo. Y, sin embargo, se le mide con otra vara."
Baker renunció a la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el Sáhara con un duro reproche al rey Mohamed VI, acusando a Rabat de desconocer los acuerdos firmados. "El retiro de Baker no fue por falta de buena voluntad, sino porque su gobierno y el Consejo de Seguridad lo abandonaron", justifica el oficial.
A pesar del olvido, los saharauis insisten en que la solución a su demanda de una patria propia sigue siendo una prueba de fuego para el derecho internacional. "Descolonizar Africa es una obligación legal de la comunidad internacional y mientras no se concluya este proceso, existe este pendiente para todo el mundo."
La suya, dice, es una generación dedicada a la guerra. Oficiales que apenas pasada la adolescencia ya militaban clandestinamente en el Polisario y empuñaban las armas contra España, Marruecos y Mauritania. "Es nuestra obligación. Algún día tendremos un Estado propio, si no para nosotros, sí para nuestros hijos y nuestros nietos."
Sin embargo, no son un pueblo guerrero. "La guerra no es nuestra vocación. La hemos sufrido. Estoy seguro de que cuando nuestro pueblo se libere la mayoría volverá a la vida civil, pocos abrazarán la vida militar."
El desgaste no lo niega. Recuerda que el fundador del Polisario, Lueli Mohamed Sayed, hijo de nómadas, estudiante y obrero, artífice del apoyo de Libia y Argelia en los primeros movimientos del Ejército de Liberación Popular del Sáhara, cayó en 1977, a los 28 años. La guerra apenas empezaba. "Nos sobrepusimos a la pérdida y continuamos la lucha. Muchos más cayeron. Ahora los combatientes de primera generación empiezan a morir de viejos. Otros se han pasado al campo enemigo. Y sin embargo la moral combativa sigue alta, intacta. Es que en la escuela de la realidad uno encuentra soluciones. Las cosas persisten cuando son reales. Somos fuertes porque nuestra causa es de un pueblo."
A veces la calma chicha en este frente de guerra es rota por crisis inesperadas. Una de ellas ocurrió hace tres años, cuando a raíz de la organización del famoso rally automovilístico París-Dakar, estuvieron a punto de romper hostilidades. Explica el oficial: "Los organizadores querían atravesar territorio saharahui con autorización marroquí, ignorando nuestra soberanía. Tuvo que intervenir la Misión de la ONU para el Referendo en el Sáhara Occidental como árbitro. Fue una lección para todos. Al final de cuentas aceptamos el arbitraje de Naciones Unidas, pero dejamos claro que la presencia marroquí es ilegítima".