En pleno centro de Berlín
Inmensa ola de cemento en memoria del holocausto
Berlin,10 de mayo. En pleno centro de Berlín, al lado de la Puerta de Brandeburgo y del Parlamento alemán, se erige una inmensa ola de bloques de cemento sobre 19 mil metros cuadrados, superficie equivalente a dos canchas de futbol. Se trata de un monumento a la memoria de 6 millones de judíos asesinados por la barbarie nazi.
Para muchos, también está dedicado a la culpa de los alemanes. A casi 20 años de haberse iniciado el proyecto, esta obra de Peter Eisenman, arquitecto estadunidense de ascendencia judía (Newark, 1932), consiste de 2 mil 711 bloques de cemento de poco más de dos metros de ancho y de diferentes tamaños, todo sobre una superficie con desniveles que de lejos semejan una ola de cemento.
El visitante camina solo, en este laberinto de cemento que provoca desorientación, extrañeza.
La idea original de Eisenman era que la construcción fuese grande, que no se percibieran límites, que saliera de la ciudad, de las calles, del suelo, de la misma manera como se fue gestando el movimiento nazi y lo fue invadiendo todo.
Este monumento, emplazado en pleno centro de la ciudad donde se planeó el exterminio de los judíos en Europa, intenta que la memoria en Alemania sea parte de la vida cotidiana.
El costo de la obra fue de 28 millones de euros, solventados por el gobierno federal alemán.
A la mitad de la construcción de los bloques de cemento y en el proceso de colocarles una sustancia que los protegiera del grafiti, se enteraron de que la empresa contratada para la ''protección" de los bloques, había fabricado el gas Zykon B que se usaba en las cámaras de exterminio durante el nacionalsocialismo.
En medio del debate entre continuar o no el contrato con esa empresa (que al final continuó) llegó un día Eisenman a contar a manera de broma que su dentista le había preguntado si debía cambiar todo el oro con que había tapado sus muelas, pues este material provenía precisamente de Degussa. A la entonces Degesch, ahora Degussa, se le había acusado de enriquecerse con el oro de los judíos.
Los involucrados en la construcción del Monumento al Holocausto hablan de que éste era el momento adecuado, 60 años después de concluida la Segunda Guerra Mundial, para afrontar la responsabilidad común. Ese proceso doloroso y el carácter único del genocidio nazi llevaron a que esta obra sea a la memoria de los judíos asesinados en Europa y no de todas las víctimas del nacionalsocialismo, pese a algunos reclamos de otras minorías.