Usted está aquí: miércoles 11 de mayo de 2005 Opinión Carro casi completo del cine mexicano en Cannes

Leonardo García Tsao

Carro casi completo del cine mexicano en Cannes

Ampliar la imagen Trabajadores preparan uno de los escenarios del certamen en la playa de la Costa Azul FOTO Afp

Cannes, 10 de mayo. Si algo será memorable de la 58 edición del Festival de Cannes, que comienza este miércoles, será la abundante participación mexicana. Nunca antes en la historia del encuentro se habían programado tantos títulos nacionales -23, nomás- entre cortos y largometrajes, actuales y del pasado. Lo principal es que hay dos títulos en la sección oficial: Batalla en el cielo, segundo largometraje de Carlos Reygadas, competirá por la Palma de Oro, rompiendo la exclusividad que Arturo Ripstein había sostenido durante décadas. Mientras Sangre, opera prima de Amat Escalante (también producida por Reygadas) ha sido seleccionada para Una Cierta Mirada.

En un concurso, en el que la mayoría de los nombres son los invitados de siempre -David Cronenberg, Jean-Pierre y Luc Dardenne, Atom Egoyan, Michael Haneke, Hou Hsiao-Hsien, Jim Jarmusch, Gus van Sant, Lars von Trier y Wim Wenders, entre otros-, Reygadas es de los pocos que entran por vez primera a ese club privilegiado. Asimismo, en el jurado oficial figura la veracruzana Salma Hayek, en una posición que no había sido ocupada por un nacional desde 1995, cuando el historiador Emilio García Riera hizo los honores.

Otras participaciones mexicanas en la oficial son The three burials of Melquíades Estrada, debut del actor Tommy Lee Jones en la dirección, sobre un guión de Guillermo -Amores perros- Arriaga, y la actuación protagónica de Gael García Bernal en la estadunidense The King, de James Marsh.

El cine estudiantil también estará presente. En el concurso Cinéfondation, dedicado a películas producidas por las escuelas de cine, compite el corto El violín, de Francisco Vargas, del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Mientras en la Semana de la Crítica se exhibirán las cintas premiadas en el segundo Festival de Morelia: El pasajero, de Matías Meyer, y Trópico de Cáncer, de Eugenio Polgovsky, ambas del CCC, así como De raíz, de Carlos Carrera. Una función especial dentro de la misma semana se ha dedicado a Los héroes y el tiempo, documental en video de Arturo Ripstein.

En la sección retrospectiva Cannes Classics se hará un tributo a Los olvidados, de Luis Buñuel, así como a tres de Emilio Indio Fernández: Enamorada, La perla y Salón México. Y en la nueva Tous les Cinémas du Monde (Todos los Cines del Mundo) se exhibirán La fórmula secreta y Magueyes, de Rubén Gámez; Perfume de violetas, de Maryse Sistach; Sólo con tu pareja, de Alfonso Cuarón, y una selección de cortos. (De hecho, la única sección en todo el festival sin material mexicano es la Quincena de los Realizadores, que no se supo poner a tono.)

Antes de gritar porras chovinistas y echar tiros al aire, habría que esperar que ese evidente interés por parte de los directivos de Cannes -el delegado artístico Thierry Frémaux, en especial- rinda frutos. Como se sabe, la producción actual del cine mexicano no atraviesa su mejor momento, ni mucho menos, y una presencia de ese tamaño en el festival de cine de mayor importancia en el mundo debe aprovecharse de alguna manera por el Instituto Mexicano de Cinematografía. Sería una lástima que todo acabara en un pretexto para organizar meros cócteles en la Costa Azul.

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