Subraya García Canclini la creciente participación empresarial en ese ámbito
Repliegue del Estado en la actividad cultural
Los tiempos actuales, en materia de promoción y difusión de la cultura, están marcados por un repliegue de la responsabilidad del Estado y una creciente participación del sector empresarial.
Esa realidad es parte de un proceso de restructuración a escala mundial y que en México se remonta por lo menos a 1982, cuando se inició la apertura globalizada de la economía con criterios neoliberales y comenzó a adelgazarse el aparato estatal.
De acuerdo con el antropólogo Néstor García Canclini, resulta polémico el papel del Estado respecto del ámbito privado en materia del manejo de aspectos culturales, toda vez que a la fecha no ha podido definir políticas claras.
Como parte de su conferencia ¿Síntomas o conflictos? ¿Políticas e investigaciones urbanas?, el especialista señaló ayer que, ante la incomprensión de la nueva escena sociocultural, el Estado no ha logrado crear nuevas reglas para la enorme movilización de recursos que efectúan los conglomerados empresariales de alcance internacional, ni sobre sus consecuencias en la ocupación del espacio público y de los circuitos comunicacionales, así como en los consumos mayoritarios.
''Se insiste -agregó- en antiguos discursos sobre la identidad nacional y la protección del patrimonio histórico sin tomar en cuenta cómo se redefinen los referentes de pertenencia e identificación en los nuevos escenarios de consumo."
Dentro de la sesión inaugural del Laboratorio Los conflictos culturales en el futuro de las ciudades, que tiene lugar en el Instituto Italiano de Cultura hasta el 13 de mayo, el investigador destacó cómo la acción del Estado está retrayéndose en algunas zonas de la cultura y el arte, mientras que ha dejado en manos de las empresas privadas varios ámbitos estratégicos, como el campo comunicacional masivo.
''Hace muchos años que no se crean nuevos museos, no se compran obras artísticas, se achica el financiamiento al cine y a los programas de innovación cultural", indicó.
''En tanto, algunas empresas, que no tenían ámbitos de mecenazgo, generan espectáculos (Televisa, Teléfonos de México), forman colecciones de arte contemporáneo (Jumex), crean nuevos museos o contribuyen a su financiamiento (Marco en Monterrey, MURO en Cuernavaca) y se hacen cargo de proyectos internacionales dentro de México."
A decir de García Canclini, ''las iniciativas empresariales recientes para proyectar internacionalmente a México están preocupadas, más que por diseñar una política coherente, por usar los recursos culturales como pretexto publicitario".
Como ejemplo señaló la persistencia de los empresarios por poner logos de auspicio en exposiciones internacionales de arte mexicano o comprar franquicias mundiales con éxito mediático, como el proyecto del Museo Guggenheim, en Guadalajara.
''¿Cómo se presenta, entonces, el futuro cultural del país? ¿Queda oscilando entre un Estado que se repliega y algunos empresarios sólo interesados en usar la exhibición cultural y artística como recurso publicitario o de prestigio?", fueron preguntas dejadas en el aire por el antropólogo, titular del Programa de Cultura Urbana de la Universidad Autónoma Metropolitana.