Plantean un programa de trabajadores huéspedes y legalizar a algunos residentes
Anuncian legisladores de EU proyecto de reforma integral sobre migración
Obispos y defensores de indocumentados acogen la iniciativa Kennedy-McCain
El plan bipartidista aborda el tema de la seguridad en un contexto más amplio, señalan
Ampliar la imagen El militar estadunidense Carlos Knight, en una guardia de honor ante el fer�o del sargento Juan de Dios Garc�Aranais, en el municipio de Santiago Matatl� Jalisco FOTO Ap/Guillermo Arias
Nueva York, 12 de mayo. La cúpula política estadunidense continúa debatiendo si los inmigrantes son fuente de todo el mal en este país, o son los que van a rescatarlo.
Los senadores Edward Kennedy (demócrata) y John McCain (republicano), así como los representantes Jim Kolbe, Jeff Flake y Luis Gutiérrez, anunciaron hoy la presentación de un proyecto legislativo bipartidista para una reforma integral en materia de migración. La propuesta incluye un programa de trabajadores huésped, pero resalta más un mecanismo para la legalización de algunos indocumentados residentes en Estados Unidos.
Este proyecto, elaborado durante meses de negociación, es la iniciativa de mayor alcance hasta la fecha y busca promover una reforma migratoria que reconozca que no hay solución al problema de la inmigración si no se aborda de alguna manera la presencia de unos 10 millones de indocumentados en este país.
Esta iniciativa representa una alternativa a las propuestas que sólo consideran un programa de trabajadores huéspedes, en el cual al final de un periodo determinado se obliga a los participantes a regresar a sus países de origen, algo que todo crítico sensato entiende como poco factible.
El Consejo Nacional de la Raza, el Foro Nacional de Inmigración, la Cámara de Comercio de Estados Unidos y otras organizaciones dieron la bienvenida a esta iniciativa, que consideran un posible parteaguas en el debate político sobre la reforma de las leyes de inmigración, al señalar que es integral y ofrece mecanismos de legalización a aquellos indocumentados que han trabajado y contribuido en este país (a cambio de cumplir ciertos requisitos, como aprender inglés y pagar una multa), combinados con medidas de control fronterizo más "realistas".
Asimismo, agrupaciones pro inmigrantes dieron la bienvenida a la iniciativa Kennedy-McCain, por su carácter bipartidista y su propuesta detallada, y la consideraron, en esta coyuntura, un nuevo polo en el debate, porque representa una propuesta concreta y real para abordar de manera más integral el tema migratorio.
Propuesta amplia, dice De Icaza
El embajador de México en Washington, Carlos de Icaza, dio la bienvenida a la propuesta más amplia que se ha ofrecido en los dos años recientes, al afirmar que, "según la información preliminar con que se cuenta, esta iniciativa, en su conjunto, aporta elementos sustantivos sobre los distintos aspectos de la problemática migratoria, que refleja un serio interés y una determinación política para adoptar un enfoque equilibrado e integral en el tratamiento del tema migratorio, y para abordar el tema de la seguridad desde un contexto más amplio".
El embajador declaró que el gobierno de México realizará "un cuidadoso análisis del contenido de la iniciativa, con base en nuestro marco legal y en nuestros intereses (...) y se reserva su posición a este respecto hasta concluir su estudio".
Cabe señalar que la iniciativa se ha conocido a lo largo de su elaboración durante más de un año, y que todas las organizaciones interesadas en el asunto de inmediato ofrecieron suscribir el proyecto.
Sin embargo, las fuerzas antinmigrantes no tuvieron que estudiarla mucho y de inmediato la rechazaron, al señalar que implica una "amnistía" disfrazada. Además, la presentación de la propuesta legislativa se realiza en un clima político cada día más hostil a los inmigrantes, particularmente los indocumentados.
De hecho, el Congreso acaba de aprobar -y el presidente está por promulgarla- una ley conocida como Real ID, que incluye medidas para negar licencias de conducir a indocumentados, permite la construcción de varios kilómetros más de una barda fronteriza en el sector de San Diego, California, y dificulta el proceso de solicitar asilo para refugiados en este país.
A pesar de las protestas de las principales organizaciones latinas y defensoras de inmigrantes contra iniciativas como la Real ID, su aprobación comprueba que en Estados Unidos cada día crece más el movimiento antinmigrante, y no son pocos los políticos que buscan beneficiarse con ello, o nutrirlo.
Por tanto, pocos esperan que prospere este año la iniciativa Kennedy-McCain, ya que propuestas más limitadas con amplio apoyo, como la AgJobs (empleo agrario), que beneficiaba a segmentos limitados de la fuerza laboral inmigrante, fueron derrotadas en semanas recientes.
Aquí no parece pasar un día sin más ataques políticos contra los inmigrantes. Sólo ayer, en el Congreso, legisladores promovían, entre otras, medidas para incrementar en cinco años toda sentencia de cárcel para crímenes violentos o narcotráfico si el acusado es indocumentado, y otra para ordenar una investigación del vínculo entre ilegales y miembros de las bandas criminales.
Por cierto, ayer se aprobó incrementar penas y recursos contra bandas criminales en Estados Unidos, tema que se emplea cada vez más para mostrar la "amenaza" que representan los inmigrantes en este país. También han surgido "comités ciudadanos" contra la inmigración indocumentada en varios estados que enfrentan nuevos flujos de latinoamericanos, en particular en el sur de Estados Unidos. Estos promueven medidas estatales inspiradas en iniciativas como la Proposición 200, en Arizona, para negar servicios públicos a indocumentados y presionar al gobierno federal para que adopte mayores medidas represivas.
El juicio de Tennessee
Hay fenómenos, como el juicio de Tennessee, para determinar la custodia de la hija de una trabajadora indocumentada mixteca. El caso llamó la atención internacional cuando un juez local ordenó que la madre aprendiera inglés o enfrentara la posibilidad de perder todo vínculo "legal, moral y físico con su hija, para siempre".
La niña, de 11 años de edad, no ha visto a su madre durante más de un año. Su maestra reportó a las autoridades la posibilidad de abuso familiar, y un juez otorgó a la profesora la custodia temporal de la menor, y después a una familia blanca de clase media, que ahora la niña considera sus padres adoptivos.
Hoy inicia el juicio para que los tribunales decidan la disputa entre la madre, Felipa Berrera, y los padres adoptivos, por la custodia de la niña.
En parte, este caso es resultado de la presencia de una nueva comunidad de migrantes mixtecos en un pequeño pueblo, Lebanon (Líbano), en Tennessee. Los abogados de Berrera insisten en que ella no es culpable y es víctima de no poder defenderse ante los tribunales por falta de un traductor cuando comenzó la primera fase de la disputa. El caso ha provocado temor entre las madres mixtecas de la zona.
El juez señaló que no resolvería el caso de forma común; ordenó visitas supervisadas e insistió en que la madre tendría que aprender un inglés mínimo, supuestamente por el bien de su hija, y le dio seis meses para lograrlo. Pero al concluir ese periodo determinó que no podía hacer más hasta que un tribunal superior considerara la apelación de la madre, que está por iniciarse ahora, y todos los implicados argumentan que sólo les interesa lo mejor para la niña (la cual, según se reportó, ahora prefiere quedarse con sus nuevos "padres" blancos y gozar de su vida con todos los lujos).
Lanzan obispos campaña nacional
Para los promotores de una reforma, el asunto no es cómo ayudar a una niña y en casos particulares de migrantes en diferentes partes del país, sino cambiar las condiciones para todos. En este sentido, los obispos católicos de Estados Unidos lanzaron una campaña nacional para promover un cambio fundamental en el sistema migratorio, en la cual buscarán movilizar a sus bases por todo el país.
"Nuestro sistema de inmigración está muy descompuesto y necesita repararse", declaró esta semana el cardenal Theodore McCarrick, arzobispo de Washington. En conferencia de prensa anunció la campaña; declaró que los obispos están preocupados por el creciente clima antinmigrante en Estados Unidos a partir del 11 de septiembre de 2001, y señaló que para promover una reforma se necesitaría antes "cambiar actitudes", incluyendo las de los católicos.
Los obispos señalaron que esta campaña nace de un diálogo con sus contrapartes mexicanos. Opinaron que la propuesta del presidente George W. Bush para un programa de trabajadores huéspedes no es suficiente, y por esta razón promueven la idea de que es necesario crear mecanismos para la legalización de indocumentados y la reunificación de las familias.
The Washington Post reportó que la Iglesia católica estadunidense ha cambiado en décadas recientes por los propios flujos migratorios, y que hoy 40 por ciento de sus fieles son de origen latinoamericano. Aproximadamente una cuarta parte de la población estadunidense se identifica como católica.
Tal como indica el endoso de la Cámara de Comercio de Estados Unidos a la propuesta Kennedy-McCain, el sector privado estadunidense reconoce que diversos sectores económicos de este país dependen cada vez más de la mano de obra inmigrante. Por ejemplo, esta semana los dueños de empresas y restaurantes de procesamiento de cangrejo de la bahía de Chesapeake, en Maryland, lograron que sus legisladores federales resolvieran a corto plazo un posible desastre al otorgar más visas para empleados. "Si no fuera por estos trabajadores de México, se acabaría nuestro negocio", declaró Chan Rippons, empresario del sector mariscos, a la agencia Ap. Si no llegaran los inmigrantes, reconocen, habría un desastre para esa industria de pequeñas empresas.
Lo mismo ocurre en los sectores nacionales de restaurantes, procesamiento de carne, hotelero, mantenimiento de edificios y más. Sin embargo, a pesar de esta realidad, una combinación de inseguridad económica y la manipulación del clima de temor posterior al 11 de septiembre sigue nutriendo un entorno antinmigrante que obstaculiza cualquier intento para abordar el tema de manera más racional. Su poder es apreciable al observar que fuerzas combinadas del sector empresarial, la Iglesia católica, organizaciones como el Consejo Nacional de la Raza y otras agrupaciones latinas, y de influyentes políticos y figuras nacionales, no han logrado, por el momento, superarlas en el debate. El propio presidente Bush sólo se ha atrevido a repetir su propuesta, aún sin definir, sobre un programa de trabajadores huéspedes.
Todo indica que el tema continuará provocando grandes polémicas que, a fondo, tienen que ver con la definición del futuro y del carácter de este país.