Además afectará a 10 millones que viven en EU, sostiene Santibáñez Romellón
La nueva ley antinmigratoria lanza a miles de mexicanos a la clandestinidad
El gobierno debe asumir su responsabilidad, sin depender de la voluntad estadunidense
Impedir y limitar el derecho a obtener documentos de identidad -la licencia de conducir, entre otros-, como establece la nueva ley antinmigrante de Estados Unidos, es lanzar a la clandestinidad a cientos de miles, quizás millones de mexicanos, y "eso puede ser muy peligroso para la propia seguridad" del vecino país, señaló el presidente de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y articulista de este diario, Jorge Santibáñez Romellón.
Dijo que si a esta nueva ley de Identidad Real (Real ID act) se suman las declaraciones del gobernador de California, el grupo civil armado de cazamigrantes, la construcción y ampliación de bardas en la zona fronteriza y muchos otros actos que se presentan, se puede observar inequívocamente que se está gestando un ambiente antinmigante que perjudicará a 10 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos.
Entrevistado luego de que participó en una reunión de evaluación del Programa Paisano, en la Secretaría de Gobernación, Santibáñez Romellón dijo que la "respuesta social organizada", como pudiera ser en algunos momentos un llamado a realizar boicots comerciales, es muy importante como medio de protesta, porque debemos demostrar a la sociedad estadunidense que los mexicanos de ambos lados de la frontera rechazamos estas acciones antinmigrantes y xenófobas.
Consideró que el gobierno de México debe protestar enérgicamente contra esas medidas unilaterales y violatorias de derechos humanos, inclusive ante instancias y foros internacionales, y señalarlo de manera enfática, porque "no puede mantenerse un discurso de socios y de amistad cuando la política de un país, que dice ser su socio, pone en riesgo la vida de los habitantes de otra nación".
Esto, agregó, porque en la frontera México-Estados Unidos fallecen, como consecuencia demostrablemente directa de la política migratoria estadunidense, aproximadamente 400 migrantes cada año. En el corto plazo, señaló, el gobierno mexicano debe protestar de manera enérgica, pero en el mediano y largo plazos tiene que enfrentar su responsabilidad frente al tema migratorio, sin depender necesariamente de la voluntad estadunidense.
Asimismo, manifestó que el país no puede pasarse la vida reaccionando ante las medidas estadunidenses. "Tenemos que ver la realidad, la demografía no miente y todo apunta a que en los próximos 15 o 20 años un número importante de mexicanos tendrá que desplazarse hacia Estados Unidos para trabajar en ese país, nos guste o no nos guste, y por esta razón requerimos de una política migratoria integral, soberana, no necesariamente reactiva hacia lo que hace el país vecino".
Jorge Santibáñez precisó que aun cuando el tema migratorio está en el debate público, prueba de esto es la reunión en Gobernación, el gobierno no ha cumplido totalmente su responsabilidad, pues no se generaron los suficientes mecanismos de coordinación para generar una verdadera política en la materia. El Ejecutivo federal tendría que hacer una seria reflexión, donde el esquema de coordinación multisectorial e intersecretarial ha sido muy deficiente.
"El tema forma parte de la agenda central de México, pero creo que la respuesta política ha sido débil y pobre. Tenemos que enriquecerla como sociedad. Sin duda debe participar el Congreso y tiene que revisarse la ley de población", dijo el colaborador de La Jornada. También hay temas pendientes, como el de la participación electoral de los mexicanos, y "muchos más por ahí, en el escritorio, y no ha sido posible detonar un proceso que los haga salir y beneficiar a los migrantes mexicanos", agregó.
Finalmente, consideró que la firma de un acuerdo migratorio entre ambos países no sólo está lejos, sino que no depende de México. Nuestro país ya expuso los puntos en los que podría participar, pero Estados Unidos se retiró en el momento que consideró conveniente. No podemos apostar solamente a eso porque sería tanto como apostar nuestra soberanía.
"Y aquí nosotros aceptamos la idea de que para poder abordar un problema del tamaño del migratorio requerimos de la voluntad de otro país, entonces deberíamos cuestionarnos si realmente somos soberanos", concluyó.