Marcos, mesero, sacaborrachos y un aficionado serio, discreto, analítico del futbol
Damos, pero recibimos de los zapatistas mucho más: Moratti
El presidente del Inter de Milán dijo que el partido contra el EZLN tendrá un significado no sólo deportivo
Los insurgentes ya se enfrentaron en 1999 a viejas glorias del balompié mexicano
Ampliar la imagen Javier Aguirre, durante el partido jugado contra zapatistas en 1999 FOTO Archivo La Jornada
El reto del subcomandante Marcos fue muy simpático, verdaderamente inteligente, me siento honrado... Y, "¿por qué no?, Vamos a estudiar con ellos la mejor manera para ese encuentro entre el Inter De Milán y los zapatistas, señaló el principal accionista del equipo italiano, Massimo Moratti, en una entrevista publicada ayer por el diario La Stampa, de Roma.
"No veo como una cosa imposible sostener un partido con una selección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Obviamente el encuentro tendría un significado muy grande. Más allá del deporte. Es un acto de simpatía y solidaridad con el movimiento, con los indígenas. Se lo merecen."
Agregó que "todavía no conozco Chiapas, pero me gustaría visitarlo lo más pronto posible. La relación entre el equipo y un ejército revolucionario nació porque lo que está pasando en ese estado es muy interesante.
"Más allá de sus necesidades tenemos enfrente a gente que desarrolló un sistema muy adelantado. Tienen orgullo. Estoy muy contento de tener una relación así con ellos", expuso.
"La cosa más importante es que la relación entre el Inter y los indígenas es una relación de pares. Nosotros damos pero recibimos mucho más. Estoy muy honrado de ir a jugar", abundó.
"Si alguien habla de exportar la democracia, nosotros hablamos de importarla de Chiapas, porque ahí está la vida verdadera. Somos privilegiados. Allí está la lucha.
"Zanetti declaró que ya está listo para ir a jugar. Dio una buena respuesta. Entiende las cosas con mucha rapidez, declaró Moratti.
Marcos, aficionado al futbol
Nadie sabe quién es exactamente el subcomandante Marcos, pero parece fuera de toda duda su afición al deporte. Así lo aseveran sus críticos y el desafío lanzado al Inter de Milán para que se enfrente a una selección zapatista.
Al inicio del levantamiento del EZLN en México Marcos reveló que alguna vez había sido jugador de futbol en la cantera del Monterrey.
Pero también dijo que había trabajado como mesero en un bar gay de San Francisco y como sacaborrachos en un burdel portuario del noreste de su país, mientras el gobierno lo identificaba como Rafael Sebastián Guillén, profesor universitario, licenciado con honores en filosofía.
Aunque nadie recuerda haberlo visto en la cancha ni antes ni después del levantamiento armado del 1º de enero de 1994, los antecedentes futbolísticos de Marcos y la guerrilla de Chiapas requieren una revisión, después de que el Inter de Milán aceptó el reto del líder guerrillero de enfrentarse con la selección nacional del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sin fecha, hora ni lugar todavía.
Los indígenas zapatistas ya tienen experiencia en medirse con los grandes. En marzo de 1999, en el contexto de una marcha de delegados del EZLN a la ciudad de México para una consulta nacional, se armó un partido entre los insurgentes y viejas glorias del futbol mexicano.
En aquel encuentro estuvo, entre otros, Javier Aguirre, actual técnico del Osasuna de España, quien recordó el año pasado la experiencia en una entrevista con el diario El País.
"Un primo de mi mujer les diseñó los uniformes, negro y blanco, con la imagen del subcomandante Marcos y cuatro estrellas doradas, pero llegaron al campo sin zapatos de futbol, sino con botas militares, por lo que tuvimos que prestárselas nosotros y el público. No quisieron desprenderse del pasamontañas para jugar. Fue muy emotivo", relató.
Marcos, quien no jugó aquel partido, justificó heroicamente la derrota 3-5 del equipo zapatista días después, en la posdata de un comunicado salpicado de las ironías y los juegos de palabras propios de su pluma.
"Sobre el marcador final podemos decir que no refleja lo que realmente sucedió en la cancha", escribió, "pues en el césped los zapatudos mostraron un juego vivaracho y retozón que hizo las delicias de chicos y grandes".
"En fin, no perdimos, nos faltó tiempo para ganar (Napoleón dixit). Además, es claro que a nuestros muchachos les afectó la altura, el clima, el smog, el terreno, la crisis asiática, el (volcán) Popocatépetl, el affaire Clinton-Lewinski y esos uniformes en los que cabíamos dos en uno", dijo.
"¡Ah! y no olviden que los zapatudos llegaron un poco cansados porque arribaron al DF después de driblar a 70 mil federales", remató.
Aficionado al futbol
En otro texto, mientras contaba los pormenores de un juego de futbol entre un niño tojolabal de cinco años y el mayor Moisés, Marcos evidenció que hasta el hincha más disciplinado es capaz de perder las riendas.
"Yo soy un aficionado discreto, serio y analítico, de ésos que revisan los porcentajes y los historiales de los equipos y jugadores y puede explicar perfectamente la lógica de un empate, un triunfo o una derrota, sin importar cuál se dé", indicó.
Sin embargo, cuando el pequeño Olivio decidió súbitamente dejar el peloteo para ir a cazar pájaros, Marcos se puso sulfúrico.
"En ese momento perdí los estribos y como hincha que ve traicionados los valores supremos del género humano (es decir, los que con el futbol tienen que ver), salté de las gradas (en realidad estaba sentado en una banquita de troncos) y me enfilé, furioso, a reclamarle a Olivio su falta de pundonor, de profesionalismo, de espíritu deportivo", escribió.
Las alusiones al futbol aparecen en muchos de los cientos de comunicados emitidos por Marcos desde 1994, al igual que sus comentarios sobre los partidos zapatistas de baloncesto, un deporte muy popular entre los indígenas, a pesar de su baja estatura.
En los bastiones del EZLN no sólo hay equipos masculinos de futbol. En septiembre del año pasado Marcos escribió sobre dos equipos de insurgentas llamados 8 de Marzo y Las Princesas de la Selva.
"No sé mucho de futbol", dijo, "pero, a mi entender, las princesas juegan con un estilo bastante alejado de las buenas costumbres de la corte real, y las del 8 de marzo lo hacen como si fuera el alzamiento del primero de enero".
Marcos, quien recibió como obsequio del Inter e Milán la camiseta con el número cuatro del capitán argentino, Javier Zanetti, también dedicó unas palabras futboleras a Argentina en marzo de 2001, en un texto para un acto en memoria de las víctimas de la dictadura militar.
"Post-data: no se acaben el churrasco porque siempre me dejan la pura salsa chimichurri. Con el mate pueden proceder a discreción, pero no se acaben las empanadas. Nos vemos luego... en la calle de Corrientes para echarnos una cascarita (partido) de futbol y tararear un tango, porque la memoria también se guarda en el juego, la música y el baile", escribió.