En América Latina existe una tendencia a privatizar la riqueza natural, sostienen
Se consolida el rentismo como forma de acaparar la tierra, dicen especialistas
Analizan la problemática campesina en Venezuela y Latinoamérica
En México concluyó el reparto agrario, pero no puede afirmarse que la reforma tuvo éxito
Ampliar la imagen Raquel Guti�ez Aguilar, Luis Hern�ez Navarro y Jaime Castillo Ulloa, durante el foro organizado por Casa Lamm y La Jornada acerca de la problem�ca agraria en Am�ca Latina FOTO Marco Pel�
Al comenzar el siglo XXI y un nuevo milenio, la reforma agraria en América Latina ha vuelto a adquirir importancia, debido a que la tierra, el agua y la biodiversidad están en disputa entre los campesinos y quienes buscan privatizar dichos recursos, afirmaron Jaime Castillo Ulloa, de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), y la catedrática Raquel Gutiérrez Aguilar, durante el foro La reforma agraria en Venezuela y la nueva problemática rural de América Latina.
En el caso de México, comentó Castillo Ulloa, el reparto agrario ya concluyó, pero no puede afirmarse que la reforma tuvo éxito por esa medida, en razón de que los campesinos no tienen acceso a los insumos.
Además, agregó, a partir de la reforma del artículo 27 constitucional, realizada en 1992, existe una regresión en el reparto agrario, porque ha surgido un nuevo acaparamiento de la tierra mediante la fórmula del rentismo.
Riqueza natural y reformas
Durante el foro organizado por Casa Lamm y La Jornada, Gutiérrez Aguilar mencionó que en los países de América Latina existe una tendencia general hacia la privatización de la riqueza natural, e inclusive se ha llegado a la modificación de las leyes para romper con los modos tradicionales de producción y los equilibrios existentes.
A manera de ejemplo, Gutiérrez Aguilar señaló que en Bolivia se aprobó el cobro de un impuesto por la propiedad en indiviso (no dividida en partes), lo cual provocó que se desbaratara el tejido agrario, porque quienes no habitan en determinada comunidad tienen derecho a reclamar la parcela en razón de que pagan ese gravamen.
Antes de la aplicación de dicho impuesto, explicó, las comunidades campesinas recuperaban las parcelas abandonadas, pero ahora, con el nuevo gravamen, producto de la reforma agraria, la acción comunitaria se alteró y la policía interviene para garantizar "el derecho a la propiedad" de quienes pagan el impuesto. Esto, inclusive, ha alterado la forma de producción.
Privatización silenciosa
En México, abundó Gutiérrez Aguilar, se presenta una privatización silenciosa del agua, que se ha profundizado por el control más exhaustivo establecido por la Comisión Nacional del Agua, lo cual limita y desequilibra los usos regionales autónomos del líquido. "El Estado está determinando a quién le reparte el agua y las condiciones bajo las cuales se las va a entregar", agregó.
La catedrática advirtió que un gobierno de izquierda no necesariamente implica que actuará contra las políticas neoliberales que alteran las políticas agrarias, como en el caso de Brasil, donde el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra no ha tenido respuesta a sus demandas. "En México debemos estar listos para que no nos den gato por liebre", acotó.
En tanto, Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada, apuntó que en Venezuela el presidente Hugo Chávez impulsó la reforma agraria, pero eso ha sido insuficiente, porque se ha topado con la desidia o el sabotaje de la burocracia estatal, la resistencia de algunos militares, las bandas armadas y la desorganización campesina.
Esa reforma agraria choca con "una maraña de intereses que frenan su aplicación", destacó. Sin embargo, dijo, "la moneda está en el aire; ahí se juega, en mucho, el rumbo de la vida campesina latinoamericana".
En Venezuela, asentó, de los 25 millones de habitantes, 14 por ciento está en zonas rurales, y 80 por ciento del área cultivable lo detenta 5 por ciento de los productores, y el gobierno importa más de 70 por ciento de los alimentos que consume la población. Pese a las resistencias, Chávez ha repartido tierras, pero las que tiene en propiedad el gobierno; inclusive, se indica que en 70 años se han repartido poco más de 11 millones de hectáreas, pero entre los beneficiados hay políticos, empresarios y militares.
Otro de los frenos de esa reforma agraria, agregó, es que el aparato de Estado está prácticamente intocado; "siguen los mismos grupos de poder. Pero hay que entender que el poder es una relación social que se necesita transformar, por eso los avances son pocos, pero las transformaciones no han concluido".