Cuestionado por reunirse con Hussein, revirtió cada pregunta en condena a Washington
EU monta en Irak "la madre de todas las cortinas de humo": parlamentario inglés
James Galloway negó cargos de corrupción en el programa petróleo por alimentos
Ante el Senado estadunidense cuestiona la legalidad de la ocupación del país árabe
Ampliar la imagen James Galloway, parlamentario brit�co involucrado por Estados Unidos en actos de corrupci�n el programa para Irak, petr� por alimentos, supervisado por la ONU, responde a preguntas del Subcomit�ermanente sobre Investigaciones del Senado estadunidense FOTO Reuters
Nueva York, 17 de mayo. Un parlamentario inglés sorprendió hoy a sus acusadores en un comité del Senado al revertir los papeles y condenarlos por la guerra ilegal contra Irak y por el apoyo estadunidense a Saddam Hussein en el pasado; el acusado se volvió acusador.
James Galloway, miembro del Parlamento de Inglaterra, se enfrentó al senador Norm Coleman, presidente republicano del Subcomité Permanente sobre Investigaciones del Senado -el renombrado pero mismo subcomité que presidió Joseph McCarthy en los años 50-, y sus colegas al acudir como testigo en audiencias sobre supuestos actos de corrupción en el programa petróleo por alimentos de Irak bajo la supervisión de la ONU. Galloway fue acusado por el comité en documentos difundidos en los últimos días, de ser uno de los beneficiados, junto con franceses y rusos, del manejo corrupto del programa.
Pero en lugar de mostrar el comportamiento usualmente dócil frente a un comité legislativo aquí, el escocés empleó el momento no sólo para rechazar tajantemente las acusaciones, sino para acusar a los legisladores de engaños y una guerra ilegal. Luego de escuchar una larga declaración del senador Coleman sobre todas las supuestas evidencias contra Galloway, feroz opositor de la guerra y crítico del primer ministro Tony Blair, quien lo expulsó del Partido Laborista, el parlamentario comenzó su respuesta.
Galloway declaró que jamás se ha involucrado de ninguna manera en el negocio petrolero. "Entiendo que las normas se han resbalado durante los últimos años en Washington, pero para ser abogado usted es notablemente arrogante con cualquier idea de la justicia", le respondió a Coleman. "Estoy aquí hoy, pero la semana pasada usted ya me declaró culpable. Difundió mi nombre por todo el mundo sin hacerme una sola pregunta, sin jamás haberme contactado... y usted llama a eso justicia".
Rechazó punto por punto las acusaciones en su contra. Señaló que se había dicho que vio a Saddam Hussein en varias ocasiones, cuando en realidad fueron dos. "De hecho, me he reunido con Saddam Hussein exactamente el mismo número de veces que Donald Rumsfeld. La diferencia es que Rumsfeld se reunió con él para venderle armas y darle mapas, para atinar mejor con esas armas. Yo me reuní con él para intentar cesar las sanciones, el sufrimiento y la guerra... le di a mis dos reuniones con Saddam Hussein un mejor uso que el que dio a sus encuentros su propio secretario de Defensa".
Apenas empezaba. Después de elaborar sobre la supuesta evidencia en su contra con base en documentos falsos, declaraciones de prisioneros en Abu Ghraib, y de fuentes no reveladas, el parlamentario ofreció su "j'accuse".
"Yo fui opositor de Saddam Hussein cuando los gobiernos británico y estadunidense y empresarios estaban vendiéndole armas y gas. Yo me manifestaba frente a al embajada iraquí cuando funcionarios británicos y estadunidesnes estaban entrando y saliendo al comerciar con él... Tengo un mejor historial de oposición a Saddam Hussein que usted y que cualquier miembro de los gobiernos británico o estadunidense", declaró ante el comité.
"Ahora, senador, yo di mi corazón y alma para oponerme a la política que usted promovió. Di la sangre de mi vida política para intentar detener la matanza masiva de iraquíes como resultado de las sanciones contra Irak, las cuales mataron a un millón de iraquíes, la mayoría niños... Di mi corazón y alma para detenerlo a usted del desastre que cometieron al invadir Irak. Y le dije al mundo que su justificación de la guerra era una bola de mentiras. Le dije al mundo que en Irak, contrariamente a las afirmaciones de ustedes, no había armas de destrucción masiva... que no tenía vínculo con Al Qaeda... que no había vínculo con el 11 de septiembre, que el pueblo iraquí resistiría una invasión británica y estadunidense... Senador, todo lo que dije sobre Irak resultó cierto y usted resultó estar equivocado, y 100 mil personas han pagado con sus vidas; mil 600 de ellas soldados estadunidenses enviados a la muerte por una bola de mentiras; 15 mil de ellos heridos, muchos de ellos discapacitados para siempre por una bola de mentiras", continuó Galloway. Si el mundo hubiera escuchado a Kofi Annan y al movimiento anti guerra, afirmó, "no estaríamos en el desastre en que hoy estamos".
Concluyó su declaración inicial así: "Senador, esta es la madre de todas las cortinas de humo. Usted está intentando desviar la atención de los crímenes que usted cometió, del robo de miles de millones de dólares de la riqueza de Irak".
El verdadero escándalo aquí, sostuvo, ha sido la corrupción y robo a Irak por el gobierno y las empresas estadunidenses durante los meses que Washington ha ocupado a ese país, desde miles de millones desaparecidos del tesoro iraquí a Halliburton.
El intercambio continuó con Galloway empleando cada oportunidad para revertir las preguntas en condenas de la política estadunidense. Interrogado por el senador demócrata Carl Levin sobre si le molestaría que una caridad que Galloway estableció contra los efectos de sanciones se benefició con fondos donados posiblemente de maniobras ilegales bajo el programa de sanciones de la ONU, Galloway cuestionó una vez más el derecho de los políticos estadunidenses a hablar de "legalidad".
Acusación colectiva
Levin comentó: "hay muchas cosas a las que usted se opone, pero no cree que deberían de ser evadidas de maneras ilegales", a lo que Galloway respondió. "Por favor, senador, usted apoyó el ataque ilegal contra Irak, no me hable de ilegalidad". Levin le corrigió y dijo que no había apoyado la invasión, a lo que Galloway replicó que él estaba acusando al Senado de manera colectiva.
Una y otra vez, Galloway cuestionó la autoridad de estos políticos de presentarse como jueces, y una y otra vez los acusó por sus engaños, sus "cortinas de humo, y su arrogancia", así como por lo que consideró una guerra ilegal.
La investigación del programa continuará en el Congreso, pero lo último que esperaban hoy los legisladores estadunidenses era encontrarse en el banquillo de los acusados.