CINE
Whisky
DE MANERA SILENCIOSA pero tenaz, Whisky, la extraordinaria película de los creadores uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, ha cumplido tres semanas con todos los boletos vendidos para cada función en cuatro salas de la cadena Cinemex en la ciudad de México.
SIN QUE NADIE invirtiera en ella cinco centavos para gastos de promoción, la entrañable historia de los hermanos Jacobo y Hermann Köller, y de una insignificante mujer llamada Marta en el Montevideo de nuestros días, ha logrado el milagro de las recomendaciones de boca en boca, para que el público se renueve (o se recicle) día a día.
PREMIADA EN LOS festivales de Sundance, Cannes, Tokio, Huelva, Lima, Gramado (Brasil) y Goya (España), Whisky ofrece algunas de las siguientes delicias: las maravillosas actuaciones de Andrés Pazos (Jacobo), Mirella Pascual (Marta) y Jorge Bolani (Andrés); la inteligente dramaturgia del guión (a cargo de los directores); el preciso reflejo del bondadoso carácter del pueblo uruguayo y los enigmas que el relato deja sin resolver, una característica, en palabras de Eduardo Galeano, que "marca una ruptura diametral con Hollywood".
EN UNA CARTELERA tan competitiva como la de estos días, en la que pelean por el escaso dinero del respetable trabajos de gran aliento como Vera Drake, de Mike Leigh, y Machuca, del chileno Andrés Wood, o espectáculos deslumbrantes como La casa de los cuchillos, e incluso comedias simpáticas pero sin mayor chiste como Janis y John-El regreso, Whisky es todo un plato fuerte, y las personas que lo prueban salen del cine enteramente satisfechas.
LA GRAN PREGUNTA que aflige a esta nota es si mañana, después de la invasión de La guerra de las galaxias, esta cinta uruguaya conservará al menos una sala en nuestro país o si en virtud del alto rendimiento que ha tenido se mantendrá incólume en sus trincheras.