Ruptura en el bloque opositor y recomposición de alianzas entre institutos marcan la elección
Partidos se reparten en cuotas el IEEM; fracasa ciudadanización
Propuesta de Mendoza Ayala estuvo a punto de hacer naufragar 18 horas de negociaciones
Ampliar la imagen Luego de 10 horas de negociaci�a legislatura local aprob� designaci�el nuevo consejo general del IEEM
Toluca, Méx., 21 de mayo. La pretensión de ciudadanizar el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) se fue al garete luego de que los partidos representados en el Congreso local prefirieron regresar al esquema de cuotas para designar a los nuevos integrantes del organo que vigilará y calificará los comicios del 3 de julio.
Fue una larga madrugada en la que se vio de todo: desde la ruptura en el bloque opositor conformado en días recientes, hasta la recomposición de alianzas entre partidos confrontados cuando se decidió destituir al anterior consejo, y un panismo cuyas pugnas intestinas complicaron la elección. A las 6:30 horas finalmente se votó de forma unánime, cada partido rescató su cuota y la ciudadanización quedó para otra ocasión.
Con el amanecer quedaron firmes los nuevos funcionarios: el presidente será el académico José Núñez Castañeda, ex director de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán (actualmente Facultad de Estudios Superiores), cuya propuesta surgió, paradójicamente, del panismo; Norberto López Ponce y Gabriel Corona Armenta, postulados por el PRD; Jorge Muciño Escalona y Juan Flores Becerril, impulsados por el PRI; Ruth Carrillo Téllez, sugerida por el PVEM, y Bernardo Barranco Villafán, único consejero promovido por un candidato a gobernador: el panista Rubén Mendoza Ayala.
Esta última propuesta estuvo a punto de hacer naufragar las negociaciones de 18 horas en la sede del Congreso local, pero que se salvaron debido a un intenso cabildeo entre las dirigencias nacionales y estatales de los partidos, además del gobierno del estado.
A la medianoche, la propuesta estaba prácticamente consensuada. El consejo tenía aval de todos los partidos, por lo que se convocó a sesión cuando se iniciaba la madrugada.
En las oficinas de la Junta de Coordinación Política, los coordinadores y los integrantes de la Comisión de Asuntos Electorales sólo afinaban detalles para la elaboración del dictamen. En los pasillos, el diputado panista y secretario general de ese partido, Gerardo Liceaga, confiaba las razones de por qué se aprobaría a esa hora: "las condiciones están dadas para sacar el consejo y no hay por qué esperar".
Minutos después, el coordinador panista, Juan Rodolfo Sánchez Gómez recibía una llamada de Mendoza Ayala y pediría a los demás partidos incorporar la propuesta del candidato de nombrar consejero a Arcadio Sánchez Henkel o votarían en contra.
Aun con la presidencia del consejo amarrada, el panista notificó la advertencia, lo que hizo estallar al bloque opositor. Su aliado en la contienda, Convergencia, optó por ausentarse; el PRD y el PT fustigaron la decisión y pactaron con el PRI hacer pagar el costo del condicionamiento albiazul. "No se vale mantener la presidencia del consejo y votar en contra", comentaron legisladores perredistas.
De forma apurada, PRI, PVEM, PRD y PT rehicieron el dictamen, y en el salón de sesiones aún ajustaron nombres. Eran las 4 de la mañana. En la nueva integración, la presidencia pasaba a manos del PRD (por conducto de Norberto López) y al PT le abrían un espacio en el futuro consejo, marginándose las propuestas del PAN, incluido el que ahora será el consejero presidente.
Tras una encerrona en las oficinas del PAN, los diputados panistas reflexionaron sobre el costo e intentaron disfrazar sus pugnas internas con argumentos que cuestionaban la "premura" para aprobar el dictamen.
En fila, cuatros legisladores subieron a tribuna para clamar por más tiempo e impedir "legislar sobre las rodillas"; lanzaban advertencias de que el pueblo mexiquense reclamaría un nuevo error en la designación del consejo, y demandaban espacio para analizar los currículum porque "nadie los conoce", algo inimaginable en una decisión fundamental para la democracia en el estado.
Con la certeza de contar con las dos terceras partes requeridas, el nuevo bloque encabezado por PRI-PRD apresuró la votación. No contaron con que en la votación, la perredista Julieta Flores Medina saldría momentáneamente del recinto y así anulaba la mayoría necesaria: 41 votos en favor (se requerían 42), 21 en contra, menos de las dos terceras partes requeridas.
El coro panista celebraría el fracaso: ¡No pasó! ¡No pasó!
La frustración se reflejó en los rostros de priístas y perredistas. El presidente de la mesa directiva, Cipriano Gutiérrez, trastabilló en medio del acoso de ambas partes. Los panistas exi-gían oficializar el resultado, en tanto que PRI y PRD reclamaban reponer la votación. Ambos partidos estaban decididos a votar el dictamen pactado entre ellos.
Los aliados que pugnaron por hacer estallar el consejo anterior (PAN, PRD), ahora estaban confrontados por la elección del nuevo. "No aceptaremos los caprichos de Mendoza Ayala", comentó el perredista Emilio Ulloa.
En medio del caos, de los errores de uno y otro bando, se decretó nuevo receso. Eran las 5 de la mañana. PRI y PRD encontraron en el reglamento del Congreso la base para reponer la votación y arrinconaron al panismo.
El nuevo bloque se aprestaba a consumar la designación. Al borde de la marginación, con la suerte echada, el PAN pidió otro receso. Un intercambio de llamadas con el candidato derivó en una nueva oferta albiazul: volver al dictamen original pero sustituyendo a Sánchez Henkel por Barranco Villafán, ambos propuestos por el PAN, además de reponer la presidencia a Núñez Castañeda.
Eran ya las 6 de la mañana, la pugna entre Mendoza Ayala y el dirigente panista estaba salvada. Tocaba ahora a los legisladores asumir el ridículo y desdecirse de su reclamo de no votar sobre las rodillas sobre "perfectos desconocidos". El PAN votaría en favor del dictamen en lo general y plantearía dos modificaciones que incluían la presidencia.
A las 6:30 horas, la crisis estaba superada; de forma unánime se votaba el nuevo consejo.
-¿Por qué el cambio del PAN? -Se dieron las condiciones- justificó el coordinador.