Real Mix: Del lado salvaje
Retrato de Stéphanie, 32 años, transgénero, prostituta y travesti, a medio camino de la transexualidad como definitiva reasignación física del sexo femenino. Del lado salvaje (Wild side), del francés Sébastien Lifshitz, muestra en breves flash backs episodios de la infancia de Stéphanie, en sus tiempos de querido niño Pierre, desnudo ante un espejo, arreglándose una larga cabellera hasta conseguir la anhelada imagen de niña irresistible. Hoy, la joven transgénero ostenta un cuerpo magnífico, senos de silicón perfectamente delineados, una voz ejercitada en la seducción callejera, un carácter recio, y al mismo tiempo la fragilidad afectiva a flor de piel. La descubrimos en un pueblo del norte de Francia, lejos del bosque de Boloña, donde cada noche practica su oficio (como en Tiresia, de Bertrand Bonnello), atendiendo a la madre agonizante que 17 años atrás la rechazó y condenó al exilio parisino. Stéphanie conserva todavía su órgano viril y con él somete a más de un cliente. Técnicamente no es un transexual, y sí una construcción hermafrodita transgresora, como la joven de Juego de lágrimas, de Neil Jordan.
El realizador de esta cinta, responsable también de una muy sugerente Presque rien (Casi nada) filmada hace cinco años, es colaborador cercano de Claire Denis (No tengo sueño, Nenette y Boni), y esto es evidente en sus opciones estilísticas (sobriedad plástica, narración fragmentada, juegos temporales), y en la elección de la cinefotógrafa Agnès Godard, quien participó memorablemente en Buen trabajo (Beau travail), también de Denis. Sin duda los organizadores de Real Mix eligieron Del lado salvaje como una cinta emblemática del espíritu del festival, con su aproximación realista al tema de la diversidad sexual, y su acento en las formas múltiples de relacionarse afectiva y sexualmente los tres personajes, la transgénero Stéphanie; su novio, el ruso Mikhail, y el novio de ambos, Djamel, joven francés de origen árabe, prostituto de mingitorios, figura casi filial en el arreglo doméstico que se improvisa en la casa campestre de la madre moribunda.
Dos acompañantes cómplices para el inminente duelo afectivo de Stéphanie; un ritual de reconocimiento y reconciliación familiar entre la joven y su madre; un continuo esfuerzo por romper con imaginación y humor las barreras lingüísticas (Mikhail no habla francés, Djamel masacra el inglés, Stéphanie es intérprete y a la vez figura protectora de los dos parias). Una familia alternativa vista con melancolía por la madre que desaparece ("Al menos a ti te queda la vida por delante", le murmura a su hija transgénero). Este retrato intimista se relaciona con otra cinta francesa presentada en Mix el año pasado, La gata de dos cabezas, de Jacques Nolot, segunda parte del díptico autobiográfico en el que un homosexual visita en provincia a su madre agonizante sólo para confrontar un pasado y una realidad en la que persisten el recelo y el estupor ante la elección de una sexualidad disidente. En Del lado salvaje el tema central es la dificultad de los tres personajes por establecer o reanudar los lazos afectivos con la familia (Djamel la mira de lejos; Mikhail la añora en su destierro voluntario; Stéphanie la pierde cuando piensa haberla recobrado), y esa dificultad no se expresa tanto verbalmente como por los gestos incompletos, vacilantes, torpes, que la cámara de Agnès Godard captura con sensibilidad y empatía.
En la programación desigual de Real Mix, sorprendente siempre por su audacia y desenfado, Del lado salvaje figura como una elección acertada, alejada de la provocación estridente y del glamour novedoso, muy elocuente en su expresión de la diversidad sexual, sobria en su tratamiento formal e inteligente en su desenlace abierto. Una buena sorpresa en el festival que inicia esta semana. Esta cinta se proyecta de nuevo el sábado próximo en la Cineteca Nacional. Para el resto de la programación, que incluye más de cien trabajos, consulte sinopsis, recomendaciones y horarios en www.mixmexico.com.