Los Aguilas deberían agradecer que Boas no fue expulsado al minuto 15, dijo
El juego será una guerra; este título es mío, aseguró Rubén Omar Romano
La paciencia, factor fundamental para superar el marcador adverso, afirmó el timonel
Tras la suspensión del atacante americanista Kléber Boas, el técnico del Cruz Azul, Rubén Omar Romano, consideró que el rival se resguardará aún más a la defensiva en el partido de semifinales, este domingo en el estadio Azul.
"Será una guerra", vaticinó el timonel quien perdió cuatro finales (dos de Concacaf y dos de liga) con Morelia, "pero no hay quinto malo y ésta es la mía", indicó tajante.
El timonel señaló que el sistema de ataque de Aguilas podría variar por la sanción a Kléber. "Ellos no tendrán a su goleador, pero la gente de relevo ha hecho goles, como Aarón Padilla", mencionó. Además, opinó que los americanistas no deben enojarse por el castigo, sino estar agradecidos porque no expulsaron a Boas al minuto 15."
Romano aseguró que el plantel cementero tiene hambre de un título y estimó que la paciencia y la inteligencia serán sus armas más importantes para buscar un gol en la primera mitad. "Nos llevan una ventaja importante y ya mis jugadores entendieron que atrás (defensa) debe hacerse un partido perfecto. No hay de otra... meter un gol y luego la presión será para ellos", recalcó.
Ya tiene en mente la oncena con que saltará a la cancha, pero el entrenador no quiso adelantar si arrancará con el argentino Gabriel Pereyra; no obstante, reiteró que anímicamente su equipo está muy repuesto, consciente de la situación y de su objetivo. En la rueda de prensa fue reiterativo con la palabra paciencia, es decir, la clave para los suyos será no desesperarse.
Romano reconoció que será difícil recuperar de súbito el nivel mostrado durante el torneo regular, cuando arrasaron a sus rivales y fueron superlíderes, "por ahí no se puede rescatar el futbol atractivo y agradable, pero sí habrá garra, corazón y ganas de ir por todo".
Por último, el técnico se mostró conforme con la designación de Armando Archundia como juez central, pues dijo que tiene la calidad y la experiencia suficientes para dirigir el encuentro.
La Máquina cerró su preparación con trabajo a puerta cerrada en el propio estadio, tras la práctica los futbolistas se distrajeron jugando retas de tenis-balón, para enseguida retirarse a comer al hotel sede de su concentración.
Los jugadores rechazaron hacer comentarios, como ha ocurrido la víspera de cada partido de la liguilla. Unicamente Miguel Zepeda murmuró que mejorarán, pues en el juego de ida "nos vimos como novatos". Francisco Kikín Fonseca complació a cuantos fotógrafos lo requirieron, posó casi por cada rincón de la cancha hasta que Norberto Scoponi lo apuró. Fue el último en ingresar al vestidor.