Nubarrones sobre la reforma del ISSSTE
Por más que los apocalípticos escenarios de Alonso García Tamés desde la Secretaría de Hacienda y Benjamín González Roaro desde el ISSSTE sigan presionando sobre su "reforma", los trabajadores la condicionan o señalan claramente su inviabilidad. Y hasta un diputado elbista, Alonso Raya, ya la remite al próximo sexenio.
Para postular su "inevitabilidad" comparecen las voces más disímbolas. Por ejemplo, paseando por París, Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social -"profunda" conocedora del tema-, se atrevió a manifestar -ante el secretario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Donald Johnston, que en México son "necesarias reformas estructurales para enfrentar el problema de las pensiones", toda vez que, como observa el Banco Mundial, el "actual sistema es regresivo y da la impresión de que difícilmente puede tener un respaldo financiero". Afortunadamente se trata sólo de una "impresión" y no de la certeza con que sus oficinas maquillan el "impacto" en salud del programa zedillista Progresa, hoy Oportunidades.
Operan en el mismo sentido las voces de BBVA-Bancomer, del tecnócrata Javier Beristáin Iturbide desde la Afore Siglo XXI, y de la Consar, por más que, casi cuatro meses después de la apertura del régimen de inversión a instrumentos de rendimiento variable, el sistema de las Afore sólo les haya destinado menos de uno por ciento de sus recursos totales.
Mención especial merece el "transformado" senador priísta Joel Ayala -cabeza de la FSTSE-, quien, después de predicar hasta el hartazgo su Afore "pública-pública", optó finalmente por "romper" las relaciones con la junta directiva del ISSSTE "hasta que no se lleve a cabo una auditoría al instituto. Si la reforma urge", sostuvo, "es por la pésima administración del ISSSTE que tiene ahora y que tuvo en algunos casos en el pasado". Curiosamente, esta demanda fue anticipada por los sindicatos desde el remoto 2002.
Matizan y condicionan la "reforma", la Cepal, la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos y, a diferencia del diputado priísta Marco Antonio García Ayala, secretario general del Sntssa, quien la aguarda "lo antes posible", Ricardo Pontigo, titular del SNTISSSTE, ha declarado que su sindicato "no está tranquilo ni confiado" y que en la "reforma" tiene que "entrar el seguro médico, porque en el ISSSTE hay un rezago de 10 mil puestos".
Y están abiertamente en contra los maestros de la CNTE, la UNT, ASPA, Sagarpa, Conade y diferentes secciones del Sntssa, como la 50, en Tuxtla Gutiérrez.
Mientras tanto, los secretarios Canales Clariond, Elizondo Barragán y Tamez fueron denunciados ante la Suprema Corte por desacatar en 2002 una sentencia ejecutoria que amparó a 25 maestros jubilados de la UANL para que no se les retuviera el 9 por ciento de su salario para el fondo de pensiones, al tiempo que 66 diputados de la ALDF -sus 56 cónyuges y 80 hijos- desdeñaban al ISSSTE, por disfrutar una póliza de gastos médicos mayores y menores ilimitados, contratada con Novamedic, por casi 5 millones de pesos, pagados con recursos públicos, para ser atendidos en los hospitales Angeles del Pedregal y ABC.
Sin embargo, el ISSSTE presumió haber recibido el certificado de calidad ISO 9001-2000 para su Subdirección General Jurídica, mientras se difundía que 14 ex directores generales de Bancomext (Enrique Vilatela, Humberto Soto, Alfredo Phillips), Nafin (Jorge Espinosa, Ernesto Marcos, Juan Páramo, Oscar Espinosa Villarreal, José Angel Gurría, Arturo Ortiz, Carlos Sales) y Banobras (José Dávila, Víctor Juvencio, Humberto Sandoval, Gregorio Matus) cobran pensiones millonarias, pese a que la mayoría laboró sólo unos cuantos años en ellas.
Y también los magistrados se sirven con la cuchara grande. El Comité de Gobierno y Administración de la Suprema Corte decidió que sus integrantes dispongan de un seguro institucional que cubre fallecimiento o incapacidad total y permanente por 40 meses de percepción ordinaria.
Y eso no es todo: su seguro de gastos médicos mayores asciende a 740 salarios mínimos y cubre a cónyuges e hijos hasta de 25 años. Además de ayuda para anteojos, pago de cuatro meses de percepción total mensual por defunción, ayuda para gastos de defunción por 30 mil pesos; ayuda prejubilatoria de un mes de sueldo antes del retiro y estímulos: por jubilación, 25 mil pesos; por antigüedad, mil pesos por año de servicio, y por incapacidad médica permanente, 25 mil pesos. Las prestaciones propias al cargo incluyen ISSSTE, FOVISSSTE y SAR. ¡Nada mal!
Según la Auditoría Superior de la Federación, estas prestaciones onerosas se sustentan en 11 fideicomisos que también les cubren pago de predial, consumo de agua, energía eléctrica y gas, recibo telefónico y la creación de un fondo para la compra de casas. ¡Faltaba más!
Pero a pesar de que los pacientes del ISSSTE carecen de lo más indispensable y, a febrero de 2005, el instituto jubila 600 trabajadores por semana, González Roaro demandó a los diputados "pasar del diálogo y el análisis a propuestas concretas". Sólo faltaba que Enrique Moreno Cueto, subdirector general de Prestaciones Económicas, mal emulando al tecnócrata hacendario García Tamés, amenazara con que "se requiere concretar la reforma" porque "en el mediano plazo, se puede complicar". ¡Uy!
Nubarrones sobre otra "reforma" foxista que, como hasta el elbista Raya aprecia, "el gobierno que siga, tendrá que enfrentar".
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco