¿Y ahora qué? Resistencia civil
Muchos mexicanos, entre ellos yo, no entendimos al principio lo que significaba el desafuero. México atravesaba una turbulencia que nos tenía inquietos y confundidos y vivíamos en la constante pregunta del "¿por qué?" "¿Qué es el fuero?"
Sergio R. Vaca Betancourt Breton, del estado de Veracruz, le envió un email a Socorro Díaz, quien, ante mi perplejidad, me lo hizo llegar. Explicaba que el fuero es una protección legal concedida a determinados funcionarios municipales, estatales y federales que impide sean detenidos aunque se les sorprenda cometiendo un delito. El desafuero por lo tanto es la pérdida de esa protección.
Andrés Manuel López Obrador fue desaforado porque supuestamente obstruyó un acceso a un terreno ubicado en Cuajimalpa, El Encino. Jamás se localizó la obstrucción. AMLO respetó la suspensión y siempre hubo vía de acceso al predio El Encino. La actriz Isela Vega fue a filmar la diminuta calle de Carlos Graef Fernández (un gran científico mexicano) y habló con los vecinos. Una de ellas le dio una diáfana explicación y demostró que era imposible que el jefe de Gobierno hubiera cometido el delito de abuso de autoridad del que se le acusaba.
¿De qué se trataba entonces sino de impedirle a AMLO continuar con su cargo de jefe de Gobierno y participar en la contienda de 2006? La verdadera causa del desafuero de Andrés Manuel López Obrador fue el miedo del PRI, del PAN, de Fox, de Martita, de Salinas y del Yunque. AMLO era el precandidato a la Presidencia de la República con mayor aceptación no sólo en el Distrito Federal sino en el país. Además, a principios de este año la organización inglesa City Mayors lo calificó como el segundo mejor alcalde del mundo.
Eliminar injustamente al precandidato que hoy encabeza las encuestas habría afectado a la elección federal de 2006. Cualquiera que ganara, del partido que fuera, llegaría sin legitimación al no derrotar a López Obrador en las urnas, y privaría al pueblo de México de decidir con su voto.
Sentí en todos aquellos con quienes nos reunimos un profundo deseo de participación, de decidir con su voto. Nadie pedía nada, todos pidieron participar. A lo largo de veinte días de trabajo en la Coordinación de Ciudadanos por la Resistencia civil nunca, en ningún momento, una sola persona se acercó a pedir chamba.
Las pejeviejitas
Las pejeviejitas que somos Chaneca y yo, Sara García y Prudencia Grifell (aunque a Chaneca no le guste); José Agustín Ortiz Pinchetti, Martí Batres y yo fuimos al rastro, al sindicato de tranviarios, a arengar a los peatones frente a la puerta de Palacio Nacional. Algunos se detenían, otros nos decían: "Pónganse a trabajar, bola de huevones". También hablamos con obreros, con estudiantes, con el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, con la juez Olga Sánchez Cordero, con Cuauhtémoc Cárdenas, con la comunidad judía, con el abogado Javier Quijano, con periodistas, con reporteros de radio, con los senadores que hacían huelga frente a Los Pinos, con impartidores de justicia a quienes les escribimos una carta que generosamente corrigió la diputada Diana Bernal que es a todo dar, con los trabajadores de la cultura, entre ellos, Emilio Carballido, que se presentó apoyado en su bastón; con quienes ustedes quieran y manden. Por vez primera conocí oficinas del PRD, amarillas y negras. Me di cuenta de que el tiempo se nos iba en hablar. ¿Es eso la política? ¿Echar perico? ¿Hacer alianzas? ¿Convencer mediante la palabra? ¿Informar? Admiré la claridad de pensamiento de Martí Batres. Para practicar y no "chivearme", hasta fui a arengar a los perros en el Parque Hundido como hace cincuenta años lo hizo José Revueltas, pero no se me quitó el sudor frío.
Repudio
Pronto nos dimos cuenta de que el desafuero de López Obrador había traspasado las fronteras y por los menos en seis países se hicieron manifestaciones de repudio contra el atropello. En París, frente a la Torre Eiffel, unos estudiantes extendieron una manta que decía: "Méxique, democratie en danger" y añadía en letras más pequeñas: "Viva la democracia, cabrones". En Nueva York, David Brooks, el extraordinario corresponsal de La Jornada, propició un encuentro con la Asociación Tepeyac, que dirige Joel Magallán Reyes, y en un día muy soleado, en el parque al lado de la New York Public Library, frente a la estatua de Benito Juárez, extendimos una manta de rechazo al desafuero. Asimismo Paco Ignacio Taibo y yo fuimos al alba al programa de televisión y radio Democracy now, de Amy Goodman; a la New School, a la Universidad de Columbia y a otros foros y universidades.
Una carta suscrita por estudiantes, investigadores y académicos mexicanos, cuarenta y siete en Francia, cuatro en Australia, cuarenta y uno en Estados Unidos, diez en Alemania, nueve en Canadá, veinticuatro en el Reino Unido y dieciséis en España, cuestionó la inhabilitación de López Obrador por lo subjetivo e inverosímil del proceso jurídico, lleno de irregularidades, a todas luces parcial, con la única finalidad de limitar sus derechos políticos.
También en Nueva York los invitados al Pen World Voices, Congreso del Pen American Center, iniciado el 16 de abril, firmaron un desplegado contra el asedio al jefe de Gobierno. Salman Rushdie, Kapuscinski, Breyten Breytenbach, Tomás Eloy Martínez, Laura Restrepo y muchos otros se dijeron alarmados. Lo mismo hicieron los escritores y artistas del cono sur, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Lisandro Fasano, Daniel Viglietti y otros. Ni qué decir del Premio Nobel José Saramago, quien declaró a La Jornada: "Se pretende eliminar políticamente a López Obrador, y para eso hasta una simple infracción de tráfico les hubiera servido a las sanguijuelas que llevan generaciones chupándole la sangre al pueblo mexicano. Me pregunto si el presidente Fox será realmente consciente de lo que está haciendo o permitiendo. Pilatos también se lavó las manos y al final no le sirvió de nada".
Don Pablo Gonzalez Casanova recogió las palabras de un chofer con acento de Guerrero. "Voy a dar mi voto sin que me hayan dado línea, o por encima de la línea que me den, obrando de acuerdo con mi conciencia"... "La gente está pendiente, ya no es como antes; está despertando".
Fernando del Paso escribió también en La Jornada que "nunca en los últimos 50 años, quizá 70 años de la historia de nuestro país, un asunto tan sucio ha sido más claro". Y abundó: "Si en México se consignara y sentenciara a las autoridades por abuso de autoridad, 99 por ciento de toda la policía del país estaría tras las rejas acompañada por muchos de sus jefes y sus comandantes. Si en México se condenara a las autoridades por abuso de autoridad, estarían y hubieran estado encarcelados en el pasado un gran número de presidentes municipales, diputados y senadores, acompañados de muchos gobernantes y varios presidentes de la República. ¿De cuándo acá los señores procuradores quieren dar a los mexicanos lecciones sobre los abusos de autoridad que tantos años tenemos de sufrir en carne propia?"
Subió el índice de felicidad
¿Quién ganó en esta contienda? Desde luego el millón doscientos mil mexicanos domingueros que dieron una lección de civismo que heredarán nuestros hijos y son un ejemplo para todos. Según la encuesta de Chaneca, el índice de felicidad de los mexicanos subió dos puntos después de la marcha del 24 de abril de 2005. Tiene mucha razón AMLO al declarar que nos quiere desaforadamente, a diferencia del senador Diego Fernández de Cevallos, quien dijo que éramos el puro lumpen, una sarta de prostitutas y una bola de nacos. ¿Qué le dirían a él los estudiantes Karla Solares Romero, del Tecnológico, y Raúl Alberto Sánchez, de Oaxaca, que valientemente se enfrentaron a Fox y lo cuestionaron? ¿No es mayor su dignidad y su valor cívil que el de un senador que no es confiable, que hará hasta lo imposible por conservar el poder y que toda su vida se ha enriquecido a costa del erario?