Calor, hambre y abusos contra menores en Matamoros
Matamoros, Tamps., 31 de mayo. Después de ver truncado su sueño de ingresar en territorio estadunidense, mujeres y niños centroamericanos se encuentran hacinados en celdas del Instituto Nacional de Migración (INM) en Matamoros, Tamaulipas, donde padecen calor, hambre y el maltrato de los guardias del lugar.
Con tan sólo cinco años de edad, Lorenzo Linares Brito se encuentra tras las rejas; por los ojos color miel del niño cubano pasan ráfagas de incertidumbre al ver cómo sus tías son objeto de maltrato.
"Es que quiere orinar y no hay más que un baño", explica Danisel Brito, tía del menor, mientras pide por enésima vez que se permita a Lorenzo ingresar al único sanitario de la estación migratoria.
Bajo el resguardo de Gerardo García Castro, delegado del INM en Matamoros, madres de familia y menores de edad se encuentran recluidos junto con hombres de diferentes nacionalidades, entre ellos varios asiáticos, que vieron truncado su camino hacia el llamado sueño americano.
Encerrados en una celda de tres por cinco metros, el pequeño y su tía dirigen su mirada angustiada hacia la luz que entra de golpe por el cristal sucio de la estación migratoria localizada a un costado del Puente Viejo.
Ante la mirada inquisidora del oficial de Migración, Rafael Chacón Hernández, el niño cuenta brevemente que viene de la ciudad de La Piña, Cuba. Fue detenido por el INM cuando se disponía a cruzar el río Bravo.
Danisel quiere contar su historia, pero Chacón Hernández, de pelo entrecano, quien suele expresarse mal de los cubanos, se lo prohíbe con una orden tajante: "¡métase para allá, señora!"
Junto a los Brito fueron asegurados tres cubanos más, dos salvadoreños y otras cuatro personas procedentes de Honduras. Ya en prisión se encontraban un hombre procedente de Bangladesh que pretendía entrar en Estados Unidos y tres guatemaltecos más, que por falta de espacio tienen que dormir en el suelo.
Todos están repartidos en dos celdas de ventilación inadecuada y con un solo servicio sanitario para 15 personas. Como es costumbre, los oficiales del INM no detuvieron a ninguno de los integrantes de la red internacional de pateros que los trasladaron por toda la República hasta esta frontera.
Molesto por la intromisión de los reporteros en la estación migratoria, García Castro anunció que en adelante se prohibirá el acceso de "extraños" al área de celdas. "No es un edificio público, es un edificio de seguridad, donde el acceso está restringido", afirma tajante.
Julia Antonieta Le Duc, corresponsal