Usted está aquí: miércoles 1 de junio de 2005 Opinión SALON PALACIO

SALON PALACIO

Carlos Martínez Rentería

El Corno Emplumado..., en la Sala José Revueltas

A FINALES DEL año pasado hubo una accidentada (por razones técnicas y logísticas) presentación del documental El Corno Emplumado, una historia de los sesenta, en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes; posteriormente llegó a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara la legendaria poeta beat Margaret Randall (editora de ese proyecto junto con el poeta Sergio Mondragón) para presentar el muy completo, emotivo y aleccionador trabajo realizado por los jóvenes documentalistas Nicolenka Beltrán (Guadalajara) y Anne Mette Nielsen (Suecia), quienes rastrearon por varios países durante dos años a los protagonistas de aquella aventura editorial llamada El Corno Emplumado, primera revista literaria mexicana que se publicó durante la década de los años 60 de manera bilingüe y con materiales inéditos de los principales protagonistas de la generación beat (en ese entonces ninguneada por nuestras elites culturales) y que paralelamente abrió puentes de comunicación con escritores latinoamericanos, como Ernesto Cardenal y Julio Cortázar.

ESTA REVISTA FUE censurada por el gobierno mexicano durante el movimiento estudiantil de 1968 y todo parecía indicar que su memoria quedaría sepultada como tantas otras cosas. Sin embargo, este jueves a las 19:30 horas, en la sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario de la UNAM, las nuevas generaciones podrán conocer (por única vez) este documental y lo que significó El Corno Emplumado.

"Deseábamos sólo una cosa: libertad": Margaret Randall

EN UN TEXTO inédito para la presentación de este documental, Margaret Randall sintetiza: "¿Qué deseábamos? Una sola cosa: libertad ante las censuras y restricciones del control oficial. Algunos llamabamos a esta libertad, liberación nacional o socialismo. Otros gravitaban más sobre espiritualidades personales. Para los que nos identificábamos con la nueva solidaridad, sustentada por una pluralidad de ideas creativas, retumbaba en nuestro interior el explosivo dolor de Allen Ginsberg, la sensibilidad monástica de Ernesto Cardenal, el evocador surrealismo de Raquel Jodorowsky, el humor revolucionario de Roque Dalton, los tangibles poemas ilustrados de nuestros hermanos brasileños y los anhelos sociales de nuestras hermanas y hermanos cubanos".

Los dos primeros meses de Luciano Cedillo

HOY SE CUMPLEN dos meses de la sorpresiva toma de posesión del antropólogo, restaurador y pintor (faceta poco conocida) Luciano Cedillo como director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Habría que reconocer que los más de 27 años de trabajar en dicha institución, le han valido para conciliar los intereses de esa caja de Pandora, de la que en cualquier momento brotan los más candentes conflictos, a veces intersindicales, otras contra gobiernos estatales (ahora se vive un complicado panorama en Oaxaca) y lo que se acumule cada semana. Sin embargo, no son pocas las posturas internas que han ido sumando a favor del director del INAH, al menos para permitirle demostrar sus capacidades y no descalificarlo prejuiciadamente. La intención de Cedillo es instrumentar programas a largo plazo y no quedarse sólo en el limitado periodo de año y medio que le queda a este caótico fin de sexenio.

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