Usted está aquí: viernes 3 de junio de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Yuncareli

El castillo de la pureza (ultraderechista)

Secretaría de persignación

C4: casinos, cárceles, cochinito Creel

AL NOMBRAR A OTRO cruzado de ultraderecha en un cargo clave para 2006, Vicente Fox está optando por el aislamiento y el conflicto, pulverizando cualquier esperanza de que se produjera algún destello de sensatez en su tramo final de gobierno y cerrando así el círculo de complicidades fundamentalistas que ya tiene bajo control el PAN, la Secretaría de Seguridad Pú-blica federal, la Procuraduría General de la República y, con el sicólogo Ramón Muñoz, las intrigas domésticas (entre ellas las de alcoba) de Los Pinos. Carlos Abascal está descalificado para ser secretario de Gobernación porque milita en uno de los extremos del abanico ideológico nacional, y por tanto su comportamiento estará regido por el sentido de "misión" fanática y no por el interés nacional o de gobierno.

PERO LA SEÑAL MAS peligrosa no es sólo la que se desprende del perfil individual del nuevo funcionario, sino del cerco ejecutivo en torno al presidente ausente, virtualmente secuestrado ya por una ultraderecha que de los pactos clandestinos ha pasado al ejercicio pleno de gobierno y que peleará con cuanto pueda para no irse de esa plataforma anhelada el año entrante. Del precandidato individual (Creel) que pervirtió el sentido de una oficina institucional al convertirla en cuartel de campaña, se ha pasado ahora al proyecto ideológico faccioso, que pasará de las ambiciones personales a las conspiraciones de grupo, y de los discursos y las poses santiaguinas al rigor bajo juramento del yunque en ascenso.

EN EL REINO DE LA DEJADEZ que va ganando terreno en el país (un segmento importante de ciudadanos hartos de ver abusos, corrupción e injusticias, a los que ya todo les da más o menos lo mismo) la designación del nuevo secretario pudiera parecer intrascendente e incluso jocosa: monseñor Abascal se encargará de la secretaría de persignación cuyo domicilio conocido será la calle Yuncareli. Incluso hay quienes elaboran a la carrera buenas cartas de presentación a partir del paso del citado Carlos por la Secretaría del Trabajo, don-de mostró una muy especial disposición de estómago para lidiar con los líderes cetemistas y de otras organizaciones sindicales parecidas. "Es el menos peor", dicen por allí quienes le festejan presuntas habilidades conciliatorias. (Ayer, con ese tonito de monseñor, el debutante consideró a los reporteros de la fuente como "almas de la caridad". ¡Ay, qué bonito!)

PERO CARLOS ABASCAL es mucho más que una presunta buena mano izquierda para sobrellevar a charros sindicales tolerados por el propio Presidente de la República. El problema consiste en que, con él, se ha entregado a una facción militante el control de una oficina cuya ineficacia y parcialidad serán muy peligrosas en los momentos más críticos que se lleguen a dar en las próximas elecciones federales. Este yerro coloca nuevamente en riesgo las posibilidades del sano ejercicio de la política. Dejar decisiones venideras de Gobernación en manos de un miembro de la cofradía secreta de El Yunque es tan rechazable como si en lugar de él fuera designado el líder máximo de la Iglesia de la Santa Muerte o el arzobispo Norberto Rivera.

LENTAMENTE, MIENTRAS el nuevo secretario ensaya sonrisas y promete imparcialidad, el aparato de control de la política interna nacional irá siendo ocupado por los mismos personajes sombríos que de las sesiones clandestinas de El Yunque han pasado a ocupar cargos en la Secretaría del Trabajo, verdadero santuario que ha sido del ultraderechismo.

EL SUAVECITO CREEL continúa mientras tanto en sus fiestas de retiro burocrático. Tanto apoya el Presidente de la República al ex secretario Palacio, que le regaló el nombramiento de un sucesor criticable y poco confiable para que poco a poco el pueblo vaya extrañando las dotes de estadista del nunca bien apreciado charro de color (rosado). Esos y otros obsequios oficiales irá recibiendo el buen Santiago a lo largo de la carrera por Los Pinos. Superviviente de indagaciones oficiales sobre excesos en gastos de campaña en 2000, Creel se encamina a otros terrenos igualmente explosivos. Sus dos primeros actos de campaña se realizarán en sugerentes lugares donde actos del gobierno federal pudieron haber propiciado pagos bajo la mesa por favores recibidos o posdatadas aportaciones igualmente subterráneas para campañas entonces en preparación.

EN AGUASCALIENTES, plaza de erario panista puesto a disposición del gallo oficial, puede hablarse con especial énfasis del cochinito que desde Gobernación se ha hecho a cuenta de concesionarios de juegos de azar apresuradamente aprobados por el entonces secretario que ahora es (pre)candidato. La operación de casinos como el de la Feria de San Marcos y la apertura de otros en distintas zonas del país, sobre todo en entidades gobernadas por Acción Nacioal, fueron negociados bajo sospecha de que los favorecidos por esos enjuagues estarían cooperando "voluntariamente" para actos políticos futuros. La designación del priísta Miguel Angel Yunes en la subsecretaría federal de Seguridad Pública, y la insólita condescendencia superior que le permitió colocar a su gente en cargos clave para la recaudación de contribuciones sin recibo, como el control de las cárceles del país, también hace que la aparición de Creel por Veracruz haga pensar que los pases de charola tras las rejas fueron concebidos como mecanismos de financiamiento de campañas electorales.

SE EQUIVOCAN FELIPE Calderón y Francisco Barrio al creer que ahora, ya sin cargo oficial, su compañero Santiago estará en condiciones equitativas para la competencia interna: Creel es el candidato oficial y, por tanto, tiene tras de sí todo el apoyo de la maquinaria gubernamental federal y los réditos sin comprobante de favores otorgados desde el poder.

Y, MIENTRAS CUAUHTEMOC Cárdenas endurece el discurso de descalificación contra Andrés Manuel López Obrador, ¡feliz fin de semana de parte de este tecleador que por hoy marcha!

Fax: 56 55 20 99 * [email protected]

 
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