La política agrícola gubernamental en México
La sociedad mexicana está conciente de los problemas de su sector rural, particularmente por el nivel de pobreza y la marginación que se ve y se siente entre los habitantes del campo. En las comunidades rurales de México subsisten principalmente mujeres, niños y ancianos. La mayoría de los hombres, en plena edad productiva, han emigrado por falta de trabajo buscando oportunidades de subsistencia. Toda vez que la actividad agrícola, fundamental para su alimentación y la de sus animales domésticos, constituía junto con otros empleos que ya no encuentran, el total de su modesto ingreso.
Existe una creciente dependencia nacional de alimentos y de materias primas agropecuarias. Las importaciones mexicanas en agricultura, ganadería, caza, pesca, alimentos, bebidas, tabaco, textiles, artículos para vestir e industria del cuero, tuvieron un valor en 1990 de 30,594 millones de dólares, habiéndose incrementado consistentemente hasta llegar a 165,998, millones de dólares en 2002; en doce años se multiplicaron por 5.4. Dentro de estas importaciones las de maíz se multiplicaron por 1.93, las de trigo por 5.11 y las de otras semillas y frutos oleaginosos por 4.28 (INEGI, 2004).
Limitada generación de tecnología agrícola. El gasto federal asignado al desarrollo de la ciencia y tecnología en la agricultura que en 1990 fue de 272 millones de pesos de ese año, en 2002 fue de 1912 millones de pesos, incluyendo el gasto correspondiente a desarrollo rural, cuyo monto el INEGI (2004) no desglosa. Aún así al deflactar las citadas cifras se obtiene un crecimiento real de 16% en 12 años, o sea un crecimiento anual promedio de 1.3 %. En áreas estratégicas para avanzar en productividad en la agricultura, como es la investigación agrícola, podría esperarse un crecimiento anual más adecuado.
Se registra una considerable migración campesina aunada a problemas de desintegración en las familias y en las comunidades. Una parte de esa migración es hacia los Estados Unidos. Los principales motivos de la migración están vinculados al desarrollo social y económico (INEGI, 2004).
Guigale del Banco Mundial (2002) reconoce el estancamiento y pérdida de competitividad de la agricultura mexicana no obstante las reformas estructurales en el sector durante la década de 1990 (liberalización del comercio, desmantelamiento de instituciones gubernamentales al servicio de los agricultores, el TLCAN y los cambios constitucionales en la tenencia de la tierra). Además alerta que los efectos del TLCAN serán mayores en años por venir.
Los puntos señalados muestran los resultados pobres de las políticas de desarrollo rural y de producción de alimentos en un país como México que tiene un índice de tierra cultivable de 0.26 has por habitante, de los más bajos del mundo (Turrent, 1994).
frontera
El presupuesto federal para el campo se redujo en los último 8 años, de 67 mil millones de pesos a 34 mil millones, afectando a más del 80 por ciento de los productores de maíz de autoconsumo. Esos productores, de hasta 5 hectáreas, están entre los 50 millones de mexicanos en extrema pobreza. Las autoridades de la Secretaría de Agricultura opinan que estos pequeños productores "deben desaparecer", recomendando que se dediquen a otros cultivos. Sin embargo esos pequeños productores tienen gran importancia regional y nacionalmente porque están resolviendo una demanda de producción de maíz, y de empleo que el Estado debe atender, además resuelven por si mismos un problema social que el gobierno federal ha sido incapaz de enfrentar.
La caída del presupuesto federal ha significado la desaparición de varios programas en las áreas de capacitación, producción de semillas, extensión agrícola, investigación, transferencia tecnológica e infraestructura de riego. Lo que ha significado un grave deterioro para el desarrollo de la agricultura de México.
El precio del maíz se ha estancado desde hace años. Hay que recordar que el maíz es el cultivo más importante de México por el área que cubre, por su significado alimenticio y por la fuente de trabajo que representa.
El Gobierno Federal no ha cumplido con el Acuerdo Nacional para el Campo firmado en 2003 por representantes gubernamentales y campesinos que en manifestaciones masivas protestaron por su difícil situación económica.
Por todo ello es necesario revisar el Capítulo Agropecuario del Tratado de Libre Comercio (TLCAN). En áreas estratégicas para el país, como es la agricultura, la propia sociedad tendrá que exigir el apoyo que la agricultura mexicana requiere para impulsar el desarrollo tecnológico y económico de las demás actividades del país.
*Colaborador de la Coordinación General de Estudios de Posgrado e Investigación, y mestro investigador del Centro de Investigaciones Socioeconómicas. Universidad Autónoma de Coahuila, Camporredondo, Saltillo, Coahuila, México