Un frente de la sociedad civil exhorta a crear una agenda para reformar el Estado
El actual régimen propicia la regresión autoritaria y daña la democracia: ONG
Las instituciones del país son víctimas de grupos que pretenden acaparar el poder, advierten
Frente al riesgo de que acciones emprendidas por el actual gobierno provoquen la involución democrática y la regresión autoritaria, en medio de un clima de desintegración social que pone a flote el enfrentamiento entre clases y es "caldo de cultivo para la violencia, la inseguridad, el crimen organizado y la degradación humana" en el país, organizaciones civiles y sociales, entre ellos la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), se unirán para establecer una agenda ciudadana para la reforma del Estado.
Durante la presentación de los trabajos a realizar, representantes de 37 organismos acusaron al gobierno de considerar letra muerta la vigencia y el cumplimiento de los derechos humanos consagrados en la Constitución y ratificados por el Estado en convenios y tratados internacionales, mientras el problema de la impunidad alcanza, a escala nacional, 95 por ciento, frente a un "Estado mutilado, aún permeado por la corrupción, ineficiente y entrampado en la lucha facciosa de grupos de poder".
En el auditorio del Centro Nacional de Comunicación Social, el titular de DECA, Equipo Pueblo, Elio A. Villaseñor, manifestó que la reunión del encuentro para emitir el pronunciamiento público de la agenda -a desarrollarse del 16 al 18 próximos en Pátzcuaro, Michoacán- quiere impulsar "lo que la clase política no ha podido hacer, sacar mínimos acuerdos que permitan abrir espacios de diálogo". Insistió en que es indispensable realizar un acto extraordinario de voluntad política para incitar a un cambio de régimen.
"Ninguna reforma aislada, por más audaz que se pretenda, podría ayudarnos a resolver los enormes y complejos retos que enfrenta, por ejemplo, nuestra economía, incapaz de crecer al ritmo deseable y necesario, incapaz de garantizar los mecanismos de distribución equilibrada de los beneficios de ese crecimiento, debido a la incapacidad de un Estado mutilado, aún permeado por la corrupción, ineficiente y entrampado en la lucha facciosa de grupos de poder que han degradado aún más el quehacer político y la función pública gubernamental", leyó en nombre de los convocantes Mario Núñez, ex dirigente del Consejo Nacional de Huelga de 1968.
Subrayó -según el texto preparado para la ocasión- que es indispensable una cabal reforma del Estado en aras de lograr la transformación profunda de las instituciones, la redefinición de los valores y el rumbo de la nación, "que nos permita restablecer el tipo de régimen político que más conviene hoy a la pluralidad reinante".
Establecer, subrayó, "las garantías para impedir una involución democrática y favorecer una inserción benéfica del pueblo de México en la globalidad, permitiéndonos conservar identidad y logro de beneficios propios".
La participación del clero en el desarrollo de la agenda nacional para la reforma del Estado, explicó a su vez el secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, el sacerdote José Antonio Sandoval, tiene como base el pronunciamiento que en 2000 emitió la CEM -Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos-, respecto a que la realidad demanda impulsar las transformaciones del país y donde los obispos criticaban, en ese entonces, la falta de democracia en México y la necesidad de que se mantenga la alternancia en el gobierno.
Adelantó que en los foros de donde surgirá el pronunciamiento correspondiente participarán el arzobispo de Xalapa, Sergio Obeso, en su calidad de presidente de la CEPS, y el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, así como representantes regionales de pastoral social.
Los presentes, incluida Orfe Castillo, de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, insistieron en que la búsqueda es por una nación democrática, "en la que la gobernabilidad sea el fruto del respeto a la voluntad de las mayorías y a los derechos de las minorías, así como del imperio de un auténtico estado de derecho", sobre todo cuando en la actualidad "es fácilmente perceptible el deterioro de nuestra vida política, en el contexto de una lucha sin cuartel por el poder, las diferencias ideológicas y los conflictos de intereses", con el riesgo de desencadenar una creciente polarización.