Riesgo de colombianización: Martín Rábago
El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y obispo de la diócesis de León, Guanajuato, José Guadalupe Martín Rábago, consideró que los operativos contra la delincuencia aplicados por las fuerzas de seguridad "no han resultado todo lo eficaces que se pretende", y advirtió que la ola de violencia podría llevar a México en un futuro a enfrentar una situación "como la que se vive en Colombia".
El prelado dijo que la falta de eficacia en los operativos contra la delincuencia se debe a que "si el narcotráfico tiene el poder para decidir finalmente quiénes son los que se van a encargar de guardar el orden público, es decir, si ponemos a los lobos a cuidar ovejas, en qué manos estamos, ¿no?"
Al referirse al homicidio del jefe de la policía de Nuevo Laredo Tamaulipas, Alejandro Domínguez Coello, Martín Rábago dio una lectura del hecho: "El narco dice: estamos dispuestos a aceptar como personas responsables de la seguridad pública a quienes nosotros decidamos, y eso es un riesgo, un riesgo muy grave que en un momento dado las fuerzas de seguridad sean puestas, aceptadas, por el mismo narcotráfico".
En ese sentido, el religioso alertó sobre la posibilidad de que en México las instituciones de seguridad pública pudieran quedar en manos del narcotráfico: El presidente de la CEM indicó que aunque en el país no hay una guerrilla sostenida por el narcotráfico, como en Colombia, "sí tenemos una presencia muy fuerte del tirafico de drogas entre nosotros, hay una situación de verdadera preocupación".
En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Porfirio Muñoz Ledo afirmó que la ola de violencia que afecta a México es producto de la "pérdida de jurisdicción territorial del Estado, que es un fenómeno latinoamericano".
De visita en esta ciudad, el político expresó que la solución al problema de la violencia "no es de personas ni de gobierno, sino de fortalecimiento del Estado; es un reforma de una gran envergadura, una operación de cirugía mayor lo que el país necesita".
Martín Diego Rodríguez y Elio Henríquez, corresponsales