Sin sustento real, dicen que es la corona del tlatoani
Cumple 20 años en Viena lucha para pedir regreso del tocado
Desde hace más de 20 años un grupo inspirado en la historia y cosmovisión de los grupos indígenas mexicanos ha pugnado por la devolución del supuesto penacho de Moctezuma en el lugar mismo donde esta pieza se encuentra.
La asociación Yankuikanahuak Ahal, compuesta por activistas que reivindican el significado del penacho como emblema de la grandeza de la cultura azteca, opera en México y ocho países europeos desde 1984, pero su trabajo principal se desarrolla en torno al Museo de Etnología de Viena, donde está el objeto de arte plumario que podría regresar a México por iniciativa del Parlamento austriaco.
En entrevista con La Jornada, el dirigente de la asociación, Xokonoschtletl Gomora, afirma que la posibilidad de que el tocado de plumas vuelva a nuestro país es muy cercana y, a contrapelo de lo que afirman algunos especialistas, no duda en asegurar que el penacho fue efectivamente propiedad de Moctezuma.
"Nosotros tratamos de cambiar la forma de pensar de la gente, para que lo hagan como mexicanos y no como europeos nacidos en México", dice el danzante, quien vive en Alemania, cerca de la frontera con Austria, junto con un grupo de más de 15 simpatizantes mexicanos.
Desde ahí realizan labor de cabildeo con partidos políticos, recaban firmas de apoyo, dan conferencias, difunden material escrito sobre el tema y venden artesanías para sobrevivir.
Aunque admite que no cuenta con respaldo teórico formal para sostener sus dichos, a Gomora le basta conocer la tradición oral y escrita azteca, considerada por él una fuente de datos más fiable que la "historia oficial" que defienden los "arqueólogos más conocidos".
De acuerdo con sus interpretaciones, la pieza que se encuentra en Viena, llamada en náhuatl kopilli ketzalli (corona real preciosa), es más que un simple penacho porque representa el poder económico, político y espiritual para los mexicas.
Por ello niega que haya podido ser un regalo de Moctezuma a Hernán Cortés. Una corona como ésta, con más de 400 plumas, no pudo haber pertenecido más que al tlatoani (emperador), explica.
Pese a la tardanza de la cancillería mexicana en hacer una solicitud formal para que el tocado vuelva al país, luego de permanecer en Viena desde 1524, Gomora considera que el regreso es un hecho. "Tenemos la seguridad de que va a suceder tarde o temprano. El ciclo de la corona en el exilio ha terminado."
-¿Cómo se sostiene económicamente la organización en Europa?
-Hacemos danzas en museos, escuelas, en las calles. Llevo turistas a México para sacar un poco de dinero. También imparto seminarios y pláticas, doy masajes, vendo los nueve libros que he escrito, hacemos trabajos artesanales en piel, pluma, hueso, madera y bambú. Pero necesitamos donativos de manera urgente.
El danzante ha subsistido porque ha logrado convencer a varias personas "de que lo que hacemos es por el bien de la humanidad", pero aun así su situación económica es difícil y tiene deudas por ocho millones de pesos, según sus propios cálculos.
Para mayor información sobre el grupo, consulte la página http://yankuikanahuak.o-f.com.