Usted está aquí: sábado 18 de junio de 2005 Mundo Sindicatos de Irak cierran filas contra privatizaciones

Pugnamos por que el petróleo beneficie al pueblo, dicen

Sindicatos de Irak cierran filas contra privatizaciones

Echar a los invasores, abatir la tasa de desempleo de 50% y mejorar las condiciones laborales, temas de la agenda gremial

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Adnan Al Saffar, de la Federaci�raqu�e Sindicatos, realiza junto a otros cinco compa�s una gira por Estados Unidos FOTO Michael Fleshman

Nueva York, 17 de junio. El movimiento sindical iraquí tiene dos prioridades: lograr el retiro de las fuerzas invasoras y luchar contra la privatización del petróleo y otros bienes públicos, impulsada por los gobiernos que ocupan Irak. Así lo anunciaron dirigentes gremiales de ese país ante homólogos estadunidenses.

Adnan Al Saffar, miembro ejecutivo de la Federación Iraquí de Sindicatos -una de las tres centrales que operan en ese país y que congrega a diversos agrupaciones con una nómina global de 200 mil agremiados-, expuso hoy que la guerra anuló el movimiento democrático de Irak y provocó una situación sumamente compleja.

Si la comunidad internacional hubiera apoyado a los movimientos sociales y pro democráticos, hoy habría una situación muy diferente, señaló. Pero ''el cambio impuesto por el gobierno de Estados Unidos, con el aval de la Organización de Naciones Unidas, resultó en lo que ahora tenemos: una ocupación y una intervención extranjera. Por eso ahora nuestra demanda prioritaria es el retiro de todas las fuerzas extranjeras y la recuperación de la plena soberanía; ese es un objetivo que unifica a todos los iraquíes", afirmó aquí en un foro de sindicalistas y académicos especializados en asuntos laborales.

Al Saffar indicó que, en los meses anteriores a la guerra, el movimiento sindical y pro democrático se encontraba entre "el martillo de la guerra y el yunque de la dictadura", y que se declararon tanto en contra de la guerra como en contra de la dictadura de Saddam Hussein, así como por la defensa de la autodeterminación.

Por eso, afirmó, el movimiento laboral de Irak está enfocado en ''dar fin a la ocupación y construir un Estado democrático, y hacer que ese Estado sea reflejo de la voluntad del pueblo de Irak y no de los poderes de ocupación".

El dirigente sindical añadió: "actualmente, para las fuerzas laborales de Irak cada día empieza igual: con los trabajadores encontrándose frente a soldados estadunidenses, y con anuncios que les ordenan mantenerse por lo menos a 100 metros de distancia o ser sujetos a balazos; no hay margen de error sin el riesgo poder perder la vida o ser herido''.

Además, la economía funciona a media capacidad, con malas condiciones laborales y salarios de miseria. Por ejemplo, dijo, en el sector petrolero los trabajadores ganan, en promedio, 35 dólares al mes (nivel impuesto por las autoridades estadunidenses).

La guerra no puede resolver los problemas. Más bien es "un desastre para Irak y, además, las heridas del pueblo, causadas por el régimen anterior, siguen abiertas".

Movimiento sindicalizado

Después de la caída de Hussein, unos 350 líderes sindicales se reunieron para resucitar el movimiento sindical, debilitado y hasta prohibido por Saddam Hussein, y ahora resurgiendo en medio de una ocupación extranjera.

El movimiento se enfrenta a las acciones hostiles de las fuerzas ocupantes, y de hecho la sede de la federación sindical fue tomada por soldados estadunidenses. Ocho sindicalistas fueron arrestados recientemente, aunque finalmente fueron liberados después de una intensa campaña de denuncia dentro y fuera del país.

Al Saffar señalo que los desafíos que enfrenta este nuevo movimiento son el fin de la ocupación, abatir una tasa de desempleo que alcanza 50 por ciento, y detener las políticas de privatización.

Señaló que, ante todo, se está resistiendo ante la intención de privatizar el sector petrolero; vemos, indicó, ''el apetito de los capitalistas y las empresas extranjeras para tragar este sector'', el cual consideró un tesoro del pueblo de Irak, y el cual no permitirán que sea privatizado, aunque esta defensa "cueste el sacrificio que sea". Expuso que también están promoviendo la privatización de los sectores salud, educación y transporte público.

Recordó que Paul Bremer, el primer administrador de la ocupación extranjera, "tomó varias decisiones" con implicaciones para el pueblo "mucho peores que las de la dictadura". Bremer, añadió, identificó a 192 empresas del Estado que deberían ser privatizadas. Junto a esto, los créditos y donaciones del FMI, el Banco Mundial y el Club de París llegaron con la condición de suspender todo subsidio público, lo que implica ''agregar pobreza a la pobreza en mi país''. Con ello, la economía queda vulnerable al control de monopolios y empresas extranjeras, advirtió.

Además, Bremer prohibió la sindicalización de trabajadores del sector público, donde labora 80 por ciento de los asalariados en Irak.

Aseguró que entre las tres federaciones sindicales no hay contradicciones y están unidas en torno a las demandas del fin de la ocupación y promover los derechos laborales y sindicales en Irak. Asimismo, subrayó que entre los agremiados no hay divisiones étnicas ni religiosas.

Resistencia política

En torno a la llamada ''insurgencia armada'', Al Saffar declaró a La Jornada, al final del foro, que se debe tener cuidado en cómo definir la palabra ''resistencia''.

''La resistencia es un derecho de todos, pero si un coche estalla y mata civiles, ¿eso es resistencia? Si una bomba destruye infraestructura de petróleo, agua y electricidad, ¿eso es resistencia? ¿La destrucción de una mezquita? La matanza indiferente de personas, ¿eso es resistencia?...

''Muchos activistas que han luchado por Irak, y hasta algunos activistas internacionales, han sido hostigados y asesinados. Estas atrocidades son ajenas a la ética y la historia del pueblo de Irak. Aquellos que están intentando crear un conflicto religioso en Irak fracasarán, porque somos un pueblo secular.''

Agregó: "no estamos opuestos a la resistencia armada contra las fuerzas de ocupación, pero sí contra la violencia hacia civiles. Favorecemos una resistencia diferente, una más en el plano político y social. La violencia más que nada daña a la población civil, y quienes la provocan, después se esconden justo con los civiles; por ello Estados Unidos bombardea poblaciones.

''Buscamos -continuó- una resistencia no violenta. Ya tenemos casi un millón de muertos en todas nuestras guerras recientes; ya no podemos continuar esa violencia, ya estamos hartos''.

Al Saffar es uno de los seis dirigentes sindicales iraquíes (de las tres federaciones) que participan en una gira por 25 ciudades estadunidenses organizada por US Labor Against the War, coalición de 112 sindicatos y organizaciones gremiales a nivel nacional, con el propósito de informar a sindicalistas, grupos comunitarios, religiosos y académicos sobre la situación de los trabajadores en Irak. El foro de este jueves en Nueva York se celebró en la Escuela de Relaciones Industriales y Laborales de la Universidad de Cornell.

Trabajadores vs trabajadores

La central obrera estadunidense y la mayoría de los sindicatos nacionales nunca se han declarado contra la guerra en Irak, en parte porque algunos líderes apoyan esa política, y en otros casos porque amplios sectores de sus bases son veteranos o soldados de las reservas (y están en Irak).

Sin embargo, varias secciones y centrales locales y estatales sí se han sumado a la posición de la coalición. Hoy, al inicio de este foro, un representante de la sección de Nueva York del sindicato de trabajadores del transporte regaló una cachucha a Al Saffar con el logotipo de la organización, y declaró: ''a nombre de mi sindicato, tenemos algunos miembros de nuestra sección en Irak. Nuestros dirigentes no creen que ellos deban de estar allá, y queremos sacarlos de Irak y enviarlos de regreso".

El intercambio entre sindicalistas estadunidenses e iraquíes deja claro lo obvio, y lo de siempre: las guerras casi siempre se tratan de trabajadores matando a trabajadores, mientras los políticos y los empresarios hablan de patriotismo, libertad, justicia y democracia, y lucran con la sangre de otros.

 
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