La banda catalana se presenta hoy en Guadalajara y mañana en el Salón 21
Nosotros no hacemos flamenco; está en nosotros: Ojos de Brujo
Su música combina este género con otros tan disímbolos como el hip hop y el funk
El grupo no pretende ser líder de opinión, pese a que hacemos crítica social, afirma Ramón, el guitarrista
Ampliar la imagen Marina, vocalista de Ojos de Brujo FOTO Archivo
Ojos de Brujo es una banda catalana. Un anárquico experimento que fusiona el flamenco con el hip hop. Es un grupo que surgió sin la menor intención de serlo, con unos músicos con ideas en común sobre la diversidad de esos géneros populares.
Xavi, Panko, Marina, Max y Sergio, se juntaron con Juanlu y Ramón en la búsqueda y experimentación del sonido del flamenco con otras sonoridades y su fusión natural. Esa acústica urbana y callejera era su medio. Ahora, en su tercera visita a México (una de éstas en el Zócalo, en el Radical Mestizo del Festival de México en el Centro Histórico), presentarán todo su duende hip hopero, mañana domingo 19 de junio en el Salón 21, y hoy en Guadalajara, en la Fiesta de la Música.
Ramón, guitarrista del grupo y el único flamenco de sangre, comenta en entrevista vía telefónica en un descanso de la grabación de su tercer disco (los dos anteriores son Vengue y Barí, que significan duende y joya, en caló gitano), que Ojos de Brujo "ni siquiera tenía la intención de convertirse en un grupo, ni de grabar, la vida nos ha dado ese camino. Nos ha llegado todo de regalado, es nuestra alternativa, era lo más natural."
En 1999 grabó con el sello Edel, Vengue, producido autogestivamente. El material cautivó a críticos y seguidores y la banda fue recorriendo festivales en Europa, lo que les dio gran crédito a nivel internacional.
Dice Ramón: ''Al principio tocábamos por tocar, luego vino el primer disco; nos sentíamos cómodos tocando, eso era todo. El proyecto se fue haciendo más grande hasta que llegamos a una compañía multinacional que marcaba los cánones lucrativos, en los que éramos una referencia más, y ese camino era como matar la semilla que habíamos creado".
Luego de esa separación y la necesidad de expresar más cosas, surgió su segunda producción, Barí, "que no se ve pero está, es una fuerza, empuje y coraje como el flamenco."
"Nos fuimos por la libre. Nos costó liberarnos, nos quitaron los derechos del disco, y teníamos muchas ideas pero no dinero. Trabajamos en grupo y como con nosotros no hay jerarquías, surgió Barí, que es nuestra joya más preciada. El vengue es el duende que nos unió a todos los Ojos, barí es la joya espiritual en la mirada de un anciano o de un niño."
Códigos comunes
Para Ramón, el flamenco es su música de cuna, con la que se crió. Lo primero que escuchó fue a Camarón. Ya con 15 años, en la calle se encontró con el hip hop, "no quería saber más de flamenco y me puse a bailar breakdance como cinco años, dejé el hip hop, me compré una guitarra eléctrica e hice rock y punk... hasta metal, siempre he sido curioso. Todos los miembros de Ojos son así, gente curiosa dentro de la música, la curiosidad y ese carácter de investigar es la que nos juntó."
Pero hay que remarcar lo que hace Ojos de Brujo: "Nosotros no hacemos flamenco, más bien el flamenco está en nosotros. Estamos fuera de la peineta y todo eso. Lo que hacemos es mezclar esos sonidos de la calle. Lo mismo que en un barrio del Distrito Federal corre la salsa y el hip hop, así de natural es nuestra mezcla".
Ramón argumenta que su música ha sido entendida tanto en Europa como en México debido a que "hay códigos comunes, porque en un barrio de Barcelona, Madrid, ciudad de México o Berlín se respira lo mismo, nada más cambian los colores o matices, pero hay un espíritu urbano que se vive de la misma manera, y la crítica social que hace Ojos de Brujo es parte de ese día a día. Hay géneros musicales de raíz que están en varios sitios del mundo; hay muchas otras músicas de raíz por las cuales investigar. No tenemos ningún límite en la forma. Si queremos hacer una bulería en un soniquete y tirarlo hacia el funk, no hay límite en hacerlo."
Respecto a su crítica social, Ramón dice que la banda no es líder de opinión, sólo "es el enfoque de una expresión que ya está allí. O sea que si vas a una concierto de Ojos no escucharás algo que no sepas. No pretendemos hacer política, ni ser líderes, pero sí, tú en tu vida y yo en la mía hacemos política cada día."
En su camino de independencia y autogestión, Ojos de Brujo ha creado todo un colectivo de artistas, videoastas, grafiteros, entre otras artes urbanas.
"Lo que nos hace sentir vivos son los conciertos. Cuando gestas un disco no tiene nada que ver con los directos. Es un acto de comunicación. La gente que va se da cuenta que nos la pasamos bien'', agrega Ramón.
Ojos de Brujo no es un grupo de masas, ''nunca lo será cuando ves que para ser el número debes tener dinero o ser la imagen de determinada marca. Hay cosas asentadas en el mainstream como el que el artista que triunfa es el que vende mucho. Lo importante es ser impermeable con esas cuestiones; si vendes poquito en México y España y la gente que está contigo te apoya como artista, eso llena más."
Ojos de Brujo se presenta mañana en el Salón 21 (Lago Andrómaco 17, esquina Molière, col. Polanco) 19 horas. $200 general. Mayores informes al teléfono 5255-1496.