La Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer subraya el aumento de nuevos casos
Unicef: 16 mil menores, víctimas de explotación sexual en México
Uno de los frentes de la prostitución infantil está en los hogares de las mujeres que se dedican al trabajo sexual comercial. En ocasiones, ellas mismas inducen a sus hijas a iniciarse en esta actividad, y en otros casos son adolescentes seducidas por sus "novios" las que llegan a las zonas de tolerancia del país, sin saber, a veces, ni leer ni escribir.
Durante los 10 años que la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez ha trabajado en la defensa y promoción de los derechos humanos de las trabajadoras sexuales, "las hemos visto, pero ahora cada vez con más frecuencia". Algunas aún son niñas que lo único que han conocido en su vida es el ambiente de la prostitución, explica Elvira Madrid, presidenta de la organización civil.
La experiencia inmediata de la agrupación está en la zona de La Merced, donde tiene su sede desde 1995 para apoyar a las trabajadoras sexuales.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), alrededor de 16 mil menores son víctimas de explotación sexual en México. La ausencia de programas efectivos de prevención y detección del problema ha generado una "gran laguna", dice Madrid, y pareciera que no es tan grave, pero "sólo tienes que darte unas vueltas por aquí (en La Merced) para que veas cuántas de las chicas que están esperando algún cliente son menores de edad".
Los datos oficiales resaltan que las ciudades donde es más próspero el negocio de la prostitución infantil son Puerto Vallarta, Jalisco; Cancún, Quintana Roo; Acapulco, Guerrero; Cuernavaca, Morelos; Distrito Federal, zona conurbada del estado de México y las ciudades fronterizas del norte y sur del país.
En tanto, los menores que sufren explotación sexual comercial provienen de Chiapas, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Guerrero, Tlaxcala, estado de México y algunos países de Centroamérica.
Con base en sus propias investigaciones, la Brigada Callejera asegura que antes de que los menores sean distribuidos a los diferentes centros de prostitución, las redes delictivas los concentran en ciudad Hidalgo, Chiapas; San Miguel Tenancingo, Tlaxcala, y Tijuana, Baja California.
De hecho, afirma Madrid, en Tlaxcala existen familias enteras dedicadas a prostituir mujeres, a quienes les roban a sus hijos -que luego también son prostituidos- para obligarlas a seguir trabajando. Obviamente las trabajadoras sexuales tienen que cubrir una cuota diaria y sólo cuando tienen acceso a información sobre sus derechos humanos y reciben un poco de ayuda, toman la decisión de enfrentar a sus explotadores y alejarse de la actividad.
Pero "es un trabajo de todos los días, porque libramos a una pero a la vuelta de la esquina ya está una nueva trabajando". El programa de prevención de la prostitución infantil que la agrupación inició en marzo pasado consiste en la realización de talleres y pláticas en los hoteles de paso, vecindarios y zonas de tolerancia, para que "vean que no son las únicas y que pueden tener una vida mejor".
La estrategia, financiada por la fundación Kellog, incluye la edición de historietas en las que se cuenta el camino que deben recorrer las niñas, niños y jóvenes que son obligados a trabajar en el sexo comercial y deciden ejercer sus derechos. Recientemente salió a la luz la primera revista Hacia la transformación de las flores silvestres.
En los talleres, explicó Elvira Madrid, se trabaja con la autoestima de las adolescentes, se les proporciona apoyo emocional y orientación por si deciden ingresar a la escuela o regresar con sus familias. Algunas han preferido iniciar una vida independiente y también eso es posible, apuntó.
La activista resaltó que otro sitio donde se observa la explotación sexual infantil es con las familias de migrantes. La ignorancia los lleva a vender a sus hijos, señaló. Las actividades del programa preventivo se realizan en el DF, Guadalajara, Veracruz y Monterrey, en una primera etapa.
Otros de los objetivos de la brigada tienen que ver con la labor de convencimiento para realizar las denuncias penales y públicas correspondientes.
También, aseveró, tendría que darse al trabajo sexual el reconocimiento jurídico en el ámbito laboral. Así, los patrones limitarían su campo de acción a proporcionar espacios, medios y contactos para que hombres y mujeres adultos realicen el trabajo sexual en condiciones saludables y bajo contratos colectivos de trabajo que les permitan mejorar su calidad de vida, y buscar opciones laborales alternativas al comercio sexual.