El arquitecto del Lunario recibe un doctorado Honoris Causa por la UABJ
El mundo globalizado impone los teatros tecnologizados, afirma Alejandro Luna
Lamenta que ninguna universidad enseñe escenografía, vestuario e iluminación
Mexicali, 18 de junio. La tendencia actual en el mundo globalizado "es estandarizar los teatros para permitir las giras e intercambios, planearlos para el mayor cupo posible por razones del mercado o para reducir los subsidios y regresar al teatro a la italiana con escenarios tecnologizados. Pasada la reivindicación democrática se regresará a los auditorios verticales de herradura con el público cercano al escenario en balcones y palcos", expresó el arquitecto, escenógrafo y maestro Alejandro Luna (DF,1939) quien recibió el jueves la distinción de doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Como un reconocimiento a su excelente trayectoria de más de 45 años en el ámbito de la arquitectura teatral, la creación escenográfica, la docencia, la curaduría, el diseño del arte cinematográfico e iluminación, Luna, en su discurso de aceptación, luego de agradecer tal distinción, deploró que "en la actualidad en ninguna universidad del país, todavía, se pueda estudiar formalmente escenografía, vestuario o iluminación".
Como diseñador escénico, el maestro Alejandro Luna, ha realizado la escenografía e iluminación para más de 250 obras de teatro, 25 de ópera y 10 coreografías y como arquitecto ha realizado proyectos, así como asesorado en la creación de más de 40 edificios teatrales.
Sobre su formación comentó: "Fueron Juan O'Gorman y Matías Goeritz quienes me enseñaron a cuestionar todo, en una época en que la palabra del maestro era dogma".
Innovar y ligar
Su interés por el teatro, dijo, quizá se debió un tanto por el "puritanismo" de la arquitectura de los años 50 y otro por ligar chicas. "El caso es que muy pronto cruzaba ya el campus de la UNAM a la Facultad de Filosofía y Letras, en donde estudiaban las más guapas y liberales".
En el acto protocolario, en el que estuvieron presentes Alejandro Mungaray Lagarda, rector de la UABC, Gabriel Estrella Valenzuela, secretario general y Luis Gerardo Hirales Pérez, director de la Escuela de Artes, entre otros funcionarios de esa universidad, el creador escénico definió su formación como "en medio de dos corrientes a las que no pude pertenecer: la de los escenográfos de oficio, en la que destacaban Julio Prieto, Antonio López Mancera y David Antón, y la de los artistas plásticos de la ruptura, que alguna vez llamamos joven pintura mexicana".
De igual manera describió los conceptos que norman su trabajo. El teatro, dijo, es un arte efímero, no autónomo, colectivo y cinético. "De hecho la escenografía es un movimiento, y creo que por ello está más cercana a la música que a la plástica".
Actualmente, destacó, "la escenografía, despojada de su lenguaje por la arquitectura y las artes plásticas, espera la respuesta de las nuevas generaciones".
Luna es uno de los más relevantes creadores escénicos mexicanos que ha sabido conjugar en su trabajo, tradición y vanguardia, lo que también le ha ganado el ser reconocido internacionalmente. Entre otras distinciones ha recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2001.
Meticuloso, perfeccionista y curioso, para este singular creador teatral concebir una escenografía convierte al escenógrafo en director de una obra, pues -explicaría a este diario en cierta ocasión-, "el director es escenógrafo en tanto modela el espacio con su dirección y el escenógrafo es director, en tanto marca, por ejemplo, entradas y salidas" (La Jornada/24 de enero/2002).
Quizá es por ello, que más que la escenografía, como una actividad aislada, lo que más le importa e interesa es el teatro en su conjunto: el texto, los ensayos, la producción, la dirección. "Lo importante es estar dentro de todo ese misterio, de ese arte que es el teatro".
Para Alejandro Luna "una cosa es la escenografía y otra el escenógrafo, por raro que suene. Para mí -expresaría en dicha fecha- la escenografía la hace desde el autor que escribe en el texto dónde y cómo ocurren las cosas, el actor que con su presencia da sentido y significado al espacio, hasta el técnico que produce el movimiento en el tiempo adecuado. Todos ellos de alguna manera organizan y crean la escenografía. Pero sobre todo el espectador, quien con su presencia genera y recibe una serie de estímulos que afectan el espacio y al mismo tiempo crea otros muy personales, íntimos".
La creatividad del maestro Alejandro Luna ha destacado también en diversos ámbitos como es la arquitectura teatral, la ópera y el cine. En 2004, por ejemplo, estuvo a cargo del diseño de un nuevo espacio artístico cultural, denominado Lunario, ubicado a un costado del Auditorio Nacional.
Como escenógrafo ha trabajado con por lo menos tres generaciones de directores teatrales.
Hasta hace casi tres años, para comprometerse en un proyecto escénico el maestro Alejandro Luna consideraba dos cosas primordialmente.
"Primero, que en ese momento aborde temas que me interesan en la vida real; puede ser un tema histórico o existencial. En ese momento la obra me tiene que atraer tanto como para meterme en ella por lo menos seis meses. Investigo mucho, apunto cosas que se asocian con ello. Después analizo y desmenuzo, pero no con la intención de decir algo sobre el tema en cuestión, sino para averiguar más sobre él.
"Me mueve la curiosidad, el afán de saber y aprender. La segunda es que los medios correspondan a los propósitos, en todos los sentidos, porque existen muchos proyectos donde los objetivos son enormes y los medios son ridículos. Con esto me refiero no sólo al presupuesto, sino a la publicidad, a los actores, al espacio físico, etcétera".