Realizaron la investigación con 13 parejas en la Universidad de Groningen
Científicos holandeses siguen paso a paso las reacciones cerebrales durante el sexo
La demostración de un orgasmo fingido que hace Meg Ryan en Cuando Harry conoció a Sally dio a conocer lo fácil que es engañar a un hombre en la cama.
Sin embargo, neurocientíficos han descubierto que un escaneo del cerebro puede detectar cuando una mujer sólo hace los movimientos, pues en esos casos piensa demasiado.
Investigadores holandeses convencieron a 13 parejas de tener sexo mientras él o ella tenían la cabeza metida en un escáner cerebral para tomografía por emisión de positrones (TEP), en la Universidad de Groningen, Holanda. Luego se pidió a las mujeres fingir un orgasmo, de modo que se pudiera comparar las imágenes con un orgasmo de verdad.
Los resultados proporcionaron un cuadro fascinante de la forma en que el cerebros del hombre y de la mujer reaccionan durante el sexo.
Al contrario de la presunción familiar de que el cerebro del hombre "se desconecta" durante el sexo, mientras las mujeres necesitan estar mentalmente concentradas para obtener el máximo placer, las imágenes muestran que ambos sexos experimentan un gran bloqueo neurológico cuando tienen orgasmos.
El profesor Gurs Holstege y sus colaboradores pidieron al hombre o a la mujer de cada pareja yacer con la cabeza metida en el escáner mientras su pareja los estimulaba manualmente. Luego los dos cambiaban de lugar, en tanto los científicos observaban y utilizaban el escáner TEP para monitorear cambios mínimos en la actividad cerebral mientras proseguía el acto sexual.
El profesor Holstege reconoció que el estudio tropezó con algunas dificultades al principio, pues las condiciones del laboratorio ocasionaron que sólo la mitad de las parejas pudieran ponerse en acción. Además, los participantes se quejaron de que la sala de tomografía les enfriaba los pies, por lo cual los investigadores les proporcionaron calcetas.
Al final del estudio, la luz disminuida y las calcetas permitieron que 80 por ciento de las parejas pudiera completar el acto.
La imagen mostró las zonas del cerebro que se activan o desactivan durante la estimulación y el orgasmo. Se descubrió que durante la estimulación una parte del cerebro llamada amígdala, ligada con emociones como el miedo y la ansiedad, se desactivaba tanto en hombres como en mujeres.
La ínsula, parte primitiva del cerebro que los científicos aún no entienden del todo, pero que también se vincula a la emoción, se desactivaba en los hombres.
"Para los varones era muy importante ser estimulados por las mujeres y reaccionaban a la idea de recibir ese estímulo", señaló el profesor Holstege. "En cambio en las mujeres la interpretación no era importante. Su zona genital se activaba, lo cual significaba que respondían al tacto, pero no era tan importante interpretarlo.
"En las mujeres la sensación primaria es allí. En los hombres se refiere mucho más a lo que significa ser tocados."
La zona del hipocampo del cerebro de la mujer, ligada con la memoria, también se desconecta.
En el momento del orgasmo había una desactivación aún mayor de la actividad cerebral tanto en hombres como en mujeres.
"La desactivación era enorme en los hombres", indica Holstege, "pero también muy pronunciada en las mujeres. Vemos extrema desactivación en grandes zonas del cerebro femenino, en especial en el cerebro emocional.
"Parece que el factor clave al tener un orgasmo es olvidar todo lo que nos rodea, dejarse ir, no sentir ansiedad ni miedo ni prestar atención al entorno."
Cuando se pidió a las mujeres fingir orgasmos, los escáneres mostraron que la desactivación no ocurría, y se mostraba mayor actividad cerebral.
"Quedó muy claro -dijo el profesor Holstege- que las mujeres fingían los orgasmos. Si bien hacían los mismos movimientos que en un orgasmo real, la parte del cerebro que controla la actividad motora estaba activada, lo cual mostraba que pensaban en lo que hacían. En cambio, cuando de veras llegaban al clímax el movimiento era inconsciente."
Ahora el equipo de investigadores se propone estudiar parejas en estado posterior al coito, para apreciar cambios en la actividad cerebral después del sexo.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya