Sugiere no preocuparse por lo que haga o diga Washington

Bush es amigable con sus vecinos del sur: Clinton

Tarde o temprano reconocerá la interdependencia, dice

BLANCHE PETRICH

Según el ex presidente de Estados Unidos William Clinton, George W. Bush no desdeña a América Latina. Tampoco considera que la relación entre México y su país esté "erosionada". En realidad, aseguró, el actual ocupante de la Casa Blanca es "amigable" con sus vecinos del sur. "Lo que pasa -justificó- es que el golpe del 11 de septiembre de 2001 fue realmente traumático" y a Estados Unidos "le ha costado algo de tiempo recuperarse y retomar el hilo de los asuntos mundiales".

Por tanto, sugirió a los mexicanos, para que puedan mejorar la dañada relación bilateral, que "no se preocupen demasiado por lo que haga o diga nuestro gobierno. No se den por vencidos. Ellos tarde o temprano tendrán que reconocer la interdependencia que hay entre los dos países".

Clinton ofreció ayer una conferencia magistral en un centro de convenciones, como parte de una gira que incluye varios países latinoamericanos, previa al gran acto que proyecta para septiembre: la Iniciativa Global Clinton, que pretende constituirse en un foro de la talla del de Davos, Suiza.

Fue recibido por los organizadores en un salón vibrante, pletórico de admiradores que pagaron 4 mil pesos por cabeza para escucharlo. En el podio apareció una figura del sexenio pasado, el ex secretario de Energía Luis Téllez, quien recordó conmovido el rescate bancario de 50 mil millones de dólares que Clinton presidente aprobó en 1995 para evitar que el gobierno mexicano cayera en moratoria ante sus acreedores estadunidenses. El público rompió en aplausos de agradecimiento, diez años después.

Téllez continuó: "nunca olvidaré aquella llamada a las tres de la madrugada de Bob Rubin (entonces secretario del Tesoro) informándome que el presidente había dado luz verde". Y entonces cambió su discurso al inglés para añadir con mayor emoción: "¡Gracias a usted, millones de mexicanos viven hoy mejor que si usted no hubiera estado en ese momento en la Casa Blanca!"

La respuesta de Clinton fue pragmática: "Gracias a México por haber pagado la deuda a tiempo, porque si no, yo no hubiera sido relecto y quizá no estaría hoy aquí". Cuando llegó la hora de los reconocimientos a la transición mexicana a la democracia, Clinton dio todo el crédito a su ex homólogo Ernesto Zedillo, quien "arriesgó su partido para reconocer los resultados de una elección, la de 2000, aunque no le gustaran". El presidente Vicente Fox, que se apresta a celebrar la fecha, no fue mencionado.

Clinton recordó que cuando estaba a punto de dejar la Casa Blanca se produjo la primera gran movilización altermundista, en Seattle. Cinco años después, reconoció, las protestas de la gente "que siente que la forma en que está organizado el mundo viola sus derechos, sus valores y su identidad" se han extendido por todo el planeta.

Junto a estas señales de lo que llamó una "interdependencia global negativa", el ex presidente demócrata citó otros hechos recientes: el rechazo de franceses y holandeses a la constitución europea; la creciente controversia en Estados Unidos por la intervención en Irak; el reclamo del presidente venezolano Hugo Chávez de usar su riqueza petrolera a su voluntad; el derrocamiento de dos presidentes consecutivos en Bolivia por "un pueblo que no siente que se le incluya como parte del mundo".

Y se permitió un toque globalifóbico: "prefiero el término interdependencia al de globalización. Interdependencia implica relaciones entre los países que van más allá de la economía; entraña compromisos para reconocer las diferencias entre las naciones; obliga a un mayor contacto entre pueblos diversos".

Clinton, dicen los analistas que siguen sus pasos, ha diseñado su imagen ex presidencial como un activo promotor alternativo en el marco del jet set internacional, entusiasmado más con las organizaciones no gubernamentales (ONG) que con la política institucional, y enfocado en un mensaje central: la necesidad de que gobernantes y gobiernos aprendan a "renovarse constantemente". En realidad, él se refiere a ONG como la asociación del multimillonario Bill Gates que ayuda a enfermos de sida en Africa, más que a los grupos de la sociedad civil que trabajan desde las raíces.

El ex jefe de Estado rememoró sus tiempos de presidente, los años 90, como el periodo en el que quizá, dijo, salió de la pobreza el mayor número de gente en el mundo. "Pero al final siempre se ven los límites de nuestras estrategias. A la vuelta del nuevo siglo, la mitad de la población del planeta sobrevive con menos de dos dólares diarios; muchos no han bebido un vaso de agua limpia en su vida; de ellos, uno de cada cinco morirá de sida, malaria o diarrea antes de tiempo."

Frente a este panorama, aseguró que la controversia "globalización sí o no" es una premisa falsa, ya que el proceso de interrelación global es irreversible. "La pregunta es: ¿qué debemos hacer para que sea más positiva que negativa?" Y enumeró sus recomendaciones, en las que asomaron veladas críticas a Bush: que la diplomacia busque una agenda común en la que la seguridad contra el terrorismo no pueda ser abandonada, pero en la que se ponga énfasis en crear "un mundo con más amigos que enemigos"; que se busque una mayor cooperación institucional con instrumentos como el Protocolo de Kyoto, la Corte Internacional de La Haya y la no proliferación nuclear; que se busquen modelos de desarrollo con "responsabilidad económica" y justicia social, solidaridad e igualdad de oportunidades; que los países industrializados abran sus puertas, sin temor, a las importaciones de las naciones pobres necesitadas de mercados.