Insomnio, terrores nocturnos y sonambulismo, entre los trastornos más frecuentes
Sufre apnea de sueño casi 5% de la población mayor de 40 años
El principal síntoma del padecimiento es el ronquido; se genera cuando se retoma la respiración
Falta en las universidades interés por preparar expertos en el tema, señala Luis Torres del INER
Ampliar la imagen En M�co existen apenas 15 centros que realizan estudios sobre el tema, expresa el investigador Luis Torres Bouscoulet FOTO Fabrizio Le�iez Foto: Fabrizio Le�iez
Los trastornos del sueño se clasifican en disomnias y parasomnias, y entre las más comunes están la apnea padecida por entre 3 y 5 por ciento de la población mayor de 40 años de edad; el insomnio, los terrores nocturnos, las pesadillas, el sonambulismo, los despertares con confusión, la narcolepsia y los trastornos de fase adelantada y retrasada del sueño, planteó Luis Torres Bouscoulet, neumólogo de la Clínica de Trastornos del Dormir del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias de la Secretaría de Salud (Ssa). El especialista criticó el hecho de que en el país los trastornos del dormir estén "subdiagnosticados" y se carezca de estudios poblacionales respecto de la prevalencia de estos males.
En entrevista con La Jornada, Torres destacó el hecho de que en las facultades no exista interés por preparar expertos en el tema, así como que los males del dormir aún no sean reconocidos como importante problema de salud pública, pues ello incentivaría la investigación, la dotación de recursos y, en suma, se pondría fin a la "enorme incapacidad que como sistema de salud tenemos para atender a estos pacientes".
No más de 50, los especialistas
Lamentó que en México apenas existen alrededor de "15 centros" que realizan investigación en el tema y sostuvo que los expertos en "medicina del dormir no son más de 50 personas.
"La clínica del INER es sede de formación de médicos con entrenamiento en medicina del dormir. Estos van a otros estados y echan a andar clínicas. Ha sido un esfuerzo titánico convencer a la sociedad y a empresarios de que los estudios de sueño son importantes, y que para ellos se requiere contar con laboratorios de sueño, los cuales son muy costosos, pues requieren de equipos como el polisomnógrafo, que registra la actividad eléctrica del cerebro, e instrumentos que monitoreen el movimiento toráxico y abdominal, los gases arteriales y la actividad de los músculos periféricos."
Existen dos etapas en el sueño, la de no movimientos oculares rápidos (fase no MOR) y la de movimientos oculares rápidos (fase MOR). La primera se subdivide en cuatro etapas: la primera dura en promedio entre 5 y 25 minutos, y es la transición entre el estado consciente y el del sueño y debido a que la personas, aún se encuentra conectado con el mundo es fácil que este sueño sea perturbado.
En la fase dos, los latidos cardiacos y el ritmo de la respiración comienzan a disminuir y en las dos siguientes sobrevienen lo que se conoce como ondas lentas: es el sueño denominado Delta debido a la prevalencia de las ondas delta del cerebro, y finalmente viene el sueño MOR, que es conocida como la etapa en la que sobrevienen los sueños y en la cual el cuerpo se encuentra temporalmente paralizado debido a que los músculos se relajan por completo y el suministro de sangre al cerebro disminuye notablemente.
El especialista en estos trastornos precisó que los patrones de sueño se modifican con la edad. Así, el sueño profundo se va perdiendo a lo largo de la vida, y "cada vez tenemos un sueño más superficial; esto es una característica del envejecimiento, así como que los trastornos del dormir se incrementen; a mayor edad, mayor prevalencia de apnea", y una de las principales razones de ello es el aumento del peso corporal.
De hecho el principal factor para desarrollar apnea es la obesidad en los adultos, y en los niños lo es la presencia de amígdalas hipertróficas y crecimiento de las adenoides, lo cual se supera con la extirpación.
Roncar, síntoma inequívoco de anormalidad
La apnea de sueño es una oclusión de la vía aérea que provoca el colapso de ésta por algunos segundos, y que, al reiniciar la respiración genera en el sujeto que la padece alertas con lo cual se interrumpen las fases del sueño, refirió. Torres citó que en una apnea leve las oclusiones oscilan entre 5 y 15 por hora de sueño; en la moderada entre 15 y 30 y en la extrema van desde 100 hasta 130, es decir el "individuo se la pasa haciendo pausas en su respiración prácticamente toda la noche", lo que deriva en una "mala calidad de sueño, y por lo tanto excesiva somnolencia durante el día".
El principal síntoma de la apnea es el ronquido que se genera cuando se retoma la respiración, precisó el experto al destacar que no hay nada más equivocado que relacionar roncar con el sueño profundo y reparador; "se suele decir: 'durmió tan bien que hasta roncó', y eso es lo más opuesto a la realidad, pues es todo lo contrario, lo normal es no roncar; hacerlo es un dato inequívoco de anormalidad".
La apnea de sueño es mucho más común en los hombres que en las mujeres (las hormonas femeninas son un factor de protección); la prevalencia es del doble en el hombre; en éstos es de "4 por ciento y en las mujeres de 2 por ciento, mientras en los choferes de transporte de carga -de acuerdo con estudios internacionales- la incidencia llega a ser de hasta 25 por ciento".
Investigaciones realizadas en Japón indican que lo normal en el ser humano adulto sería dormir "siete horas", y según un estudio de la clínica del INER los mexicanos tienden a dormir esas horas, así como 17 por ciento de los mayores de 40 años tienen sueño excesivo durante el día y aproximadamente la mitad de las mujeres de esa misma edad padecen algún grado de insomnio.
Torres destacó que con el propósito de mejorar la calidad del sueño y evitar la somnolencia diurna lo ideal es seguir ciertas "medidas de higiene para dormir", entre ellas tener horarios regulares para hacerlo (acostarse y levantarse todos los días a la misma hora), "no dormir durante el día, no tomar bebidas cafeinadas después de 5 de la tarde, no tomar alcohol, no hacer ejercicio extenuante cerca de la hora de dormir, no ver televisión en la cama, no cenar copiosamente y tampoco irse a la cama con hambre, sed o ganas de orinar", así cómo realizar todos los días una "rutina para dormir, algo así como un ritual para que el cerebro lo asocie con la hora de dormir".
De igual forma se debe procurar no tener trabajos nocturnos, pues la luz solar ejerce un efecto importante sobre los ciclos de sueño y vigilia. "Con la luz solar se echan a andar mecanismo hormonales y con la oscuridad otros; la melatonina que produce el cerebro se libera cuando hay poca luz y se inhibe su producción cuando la hay. Esta es la sustancia que induce el sueño y baja nuestra temperatura corporal. Cuando hay luz el cerebro disminuye su producción y uno se despierta".