Acuerdo del partido con George W. Bush luego de una encerrona el martes
Condicionan republicanos reforma migratoria a la seguridad fronteriza
Ampliar la imagen Agentes de la Patrulla Fronteriza recogen el cuerpo de un migrante en Arizona. Hasta el momento suman 79 las muertes durante el a�de acuerdo con autoridades de Tucson FOTO Gary Williams / Efe Foto: Gary Williams / Efe
Nueva York, 23 de junio. Después de una reunión de la cúpula republicana en el Senado con el presidente George W. Bush, los legisladores de este partido revelaron su estrategia para promover la prometida reforma migratoria: primero, seguridad; después, los trabajadores huéspedes.
En comentarios que pasaron casi desapercibidos para los medios aquí, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Bill Frist, abundó sobre el aparente acuerdo entre legisladores y la Casa Blanca:
"Pienso que esto (el acuerdo) establece el esquema para una reforma migratoria hacia finales de este año, la cual empieza con seguridad fronteriza y seguridad interna, seguridad en la sede de trabajo y, luego, por supuesto, el programa del trabajador huésped al que se ha referido el presidente".
Frist comentó que en la reunión del martes, George W. Bush agradeció los esfuerzos de los senadores de aumentar los fondos para la seguridad fronteriza y, en palabras del senador, "el primer paso para lograr una buena legislación de reforma migratoria" con la que se asegura la seguridad fronteriza.
Insistió en el ofrecimiento del presidente, de que esto procedería junto con un programa de trabajadores huésped, "sobre la cual también estamos comprometidos a trabajar".
En la misma conferencia de prensa, el senador Mitch McConnell comentó que la legislación en materia de seguridad interna es ahora también una iniciativa de seguridad fronteriza. Señaló que el objetivo es promover esta iniciativa ahora y "abordar este problema, sobre el cual el pueblo estadunidense está extremamente preocupado".
Migración, activo político
Expertos en política migratoria consultados por La Jornada confirmaron que ésta es la nueva estrategia política de la cúpula republicana en Washington: discutir una propuesta de reforma migratoria centrada en el programa de trabajadores huésped limitado, pero anteponiendo el tema de la seguridad fronteriza.
Este tema, en la óptica estadunidense, es prioritario, y los opositores a la reforma lo utilizan como un "obstáculo efectivo" en la negociación política sobre migración. La idea es promover mayores medidas de seguridad fronteriza e interna para detener la posible infiltración de terroristas y los flujos "ilegales" de personas y drogas antes de proceder aprobar la reforma.
Hasta ahora las propuestas legislativas sobre migración han incorporado el tema de la seguridad en la frontera y en el interior del país.
Algunos promotores de la reforma argumentan que otorgar identidad oficial a los indocumentados y establecer un sistema eficiente para identificar a los inmigrantes y controlar el flujo de personas en la frontera es la mejor forma de mejorar la seguridad interna.
Sin embargo, el senador Frist y otros legisladores anunciaron que abordarán el asunto a la inversa, es decir, primero las medidas de seguridad fronteriza y después el tema de los inmigrantes.
Hace dos semanas, Bush admitió que no había logrado promover su iniciativa de reforma a las leyes migratorias, pero se comprometió ante legisladores a redoblar sus esfuerzos.
El problema es que casi todas las iniciativas del mandatario enfrentan obstáculos serios: desde su propuesta para reformar el sistema del seguro social hasta la guerra contra Irak. Algunos actores políticos empiezan a cuestionar si es suficiente su capital y apoyo políticos para impulsar el tema de la migración, mientras batalla en otros frentes.
El pollo y el gusano
Mientras tanto, las fuerzas antinmigrantes del país continúan su ofensiva y han logrado imponer su mensaje de la "inseguridad" sobre el debate nacional en torno a la migración.
De hecho, dos agrupaciones de "vigilantes pacíficos" anunciaron, por separado, una operación parecida al Proyecto Minuteman, de Arizona, aunque ésta en la frontera de San Diego, que se pondría en marcha en julio y agosto, informó la agencia Reuters.
Algunos integrantes del Minuteman anunciaron su participación, aunque este grupo se ha centrado ahora en vigilar a los patrones estadunidenses que emplean a trabajadores indocumentados.
Al margen de lo anterior, existen otras iniciativas estatales y federales que buscan complicar la vida a unos 10 millones de indocumentados.
En este caso está la legislación, que se ha promulgado en varios estados, para negar servicios públicos de salud, educación y apoyo financiero a los indocumentados, mientras grupos antinmigrantes promueven medidas y referendos para suspender los servicios públicos en al menos 24 entidades.
En Idaho, un candidato republicano a representante federal, nieto de un inmigrante mexicano, emplea la retórica anti nmigrante como eje de su campaña electoral. "Mi gente -aunque frecuentemente se me acusa de darles la espalda- son los estadunidenses. Tengo una bandera estadunidense en mi oficina, no esa cosa mexicana, con un pollo y un gusano, o lo que sea eso", comentó Robert Vasquez, en referencia al águila y la serpiente de la enseña mexicana. "Nos están invadiendo los mexicanos, ellos son el enemigo", añadió a la agencia Ap, en comentarios recogidos por The New York Times.
Vasquez acusa a todo político que no comparte su posición de "colaborar con el enemigo desarmado que está invadiendo Estados Unidos". Su candidatura ha atraído el apoyo de conservadores y gente trabajadora de un estado donde la población latina es la de mayor crecimiento, pues representa sólo 19 por ciento del total.
El clima generado por las fuerza antinmigrantes ocupa cada vez más el vacío político que ha dejado la ausencia de la acción diplomática y política de Washington y México en torno al tema migratorio.
La impresión generalizada es que el asunto migratorio, en particular el tema de la frontera, está fuera de control, lo que ofrece un terreno fértil para estas fuerzas a lo largo y ancho del país.
En este contexto, hay mayor énfasis en los fracasos y vulnerabilidades de las fronteras y costas del país.
Esta semana, algunos expertos advirtieron al Congreso de que cuatro años después del 11 de septiembre y una inversión federal de 800 millones de dólares, Estados Unidos aún es "muy vulnerable" a un ataque terrorista, debido a que los sistemas para detectar y prevenir un atentado con material nuclear no son efectivos.
Ese reporte señala, por ejemplo, que los monitores instalados en puntos fronterizos y puertos no pueden distinguir entre la radiación natural y la emitida por materiales peligrosos. En el puerto de Nueva York estos monitores generan 150 alarmas falsas a diario, reportó The New York Daily News.
Este tipo de información, junto con informes sobre la falta de control y monitoreo de flujos de armas y droga, nutren la percepción de que Estados Unidos carece de control en sus fronteras terrestres y marítimas. El tema migratorio, por tanto, se aborda en este contexto.
Todo indica que los millones de indocumentados que radican en este país y los miles que llegan cada semana continuarán bajo sospecha, y el tema migratorio será tratado como asunto de seguridad nacional, es decir, como amenaza potencial.
Los políticos, por tanto, abordarán el tema de la migración, no como un asunto que involucra a seres humanos y derechos, sino desde el punto de vista de la "seguridad fronteriza".
El gran tema bilateral de la migración se convierte, una vez más, en un asunto policiaco-militar, y la meta tiene cada vez menos relación con los derechos humanos de los migrantes.