Usted está aquí: sábado 25 de junio de 2005 Política Conocimiento y educación superior

Enrique Calderón A.

Conocimiento y educación superior

El tema de la educación superior ha tomado importancia en las semanas recientes, seguramente por el Encuentro Internacional de Educación Superior que se realizó la presente semana en el Palacio de Minería de la UNAM, al cual concurrieron varios cientos de investigadores de las universidades e instituciones de educación superior del continente.

Varios hechos relatados y discutidos durante la reunión resultan preocupantes para las naciones latinoamericanas, y en particular para México, porque ellos sugieren con bastante claridad los esquemas de dominación que nos han sido impuestos desde el exterior, con la complicidad de los últimos gobiernos padecidos, incluyendo el actual.

Durante la segunda mitad del siglo XX, los países con mayores niveles de desarrollo económico se percataron del valor estratégico que tendría el conocimiento para las sociedades del futuro. No se trataba de que la gente supiera más, sino de la capacidad de las sociedades en su conjunto para adquirir y administrar el conocimiento, de diseñar nuevas formas de organización que garantizaran sus posibilidades de aprovechamiento para la generación de riqueza. Los franceses hablaban de la "informatización de la sociedad", los estadunidenses del advenimiento de las "sociedades posindustriales", los japoneses de los "círculos de calidad", etcétera. A ello dedicaron sus mejores esfuerzos a partir de la década de los 70, sabiendo que tales esfuerzos les permitirían establecer sistemas de dominación hegemónica.

Durante las tres pasadas décadas los países de la comunidad europea, al igual que Estados Unidos, Canadá, las naciones del Pacífico norte y la India establecieron ambiciosos programas de educación superior y de investigación científica y tecnológica, mientras el FMI y el Banco Mundial recomendaban a los países de América Latina y de Africa la reducción de los presupuestos públicos en estas áreas, proponiendo el financiamiento de la educación superior por la población ya empobrecida por las políticas económicas impuestas.

Como resultado, los países de América Latina, y México en particular, cuentan hoy con la décima parte de científicos e ingenieros, respecto de los países más desarrollados. El desequilibrio entre México y Estados Unidos es de uno a 15. Esta supuesta falta de científicos y profesionistas en realidad no lo es. Un informe del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática indica que los mayores niveles de desempleo abierto se dan entre los jóvenes con educación superior. En resumen, tenemos y formamos pocos profesionistas, pero en realidad no los necesitamos, el modelo de educación superior ha estado alineado con el proyecto de desarrollo económico de nación periférica que nos ha sido impuesto.

Un tema ampliamente tratado en la reunión internacional de universidades de la semana en curso ha sido el de la existencia de instituciones y empresas que ofrecen programas de maestría y especialización a distancia (Internet), sin otro objetivo que hacer negocio y sin normatividad alguna, los cuales están dañando profundamente a las instituciones establecidas de manera formal, y a nuestras sociedades en general.

A esta práctica denunciada es necesario agregar otras que han tenido y tienen gran aceptación tanto entre la población como entre instituciones de gobierno y empresas, como es el caso de las "certificaciones" que ofrecen hoy algunas empresas tecnológicas como Microsoft, Novell, Cisco, etcétera, sobre el conocimiento de sus productos, las cuales forman parte de estrategias de penetración comercial, y que sin embargo son aceptadas e incluso requeridas por oficinas de gobierno, no obstante que tales certificados no implican la existencia de conocimientos o habilidades para resolver problemas específicos, sino exclusivamente la información específica de productos determinados.

Con mecanismos de esta naturaleza, los países dominantes están instrumentando esquemas de dominación y dependencia tecnológica, al dosificar el conocimiento accesible a los países periféricos, eliminando cualquier posibilidad de que en ellos surja la posibilidad de crear nuevas tecnologías.

Es claro que necesitamos analizar primero, y reconstruir con otras bases, nuestro sistema actual de educación superior. En este sentido cobra importancia la reunión convocada para el próximo 28 de junio, en la que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas presentará su programa de gobierno en materia de educación superior, ciencia y tecnología para el periodo 2006-2012, y como parte del proyecto Un México para todos, en virtud de que estos temas deben ser una componente fundamental del modelo de país al que aspiramos.

 
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