RUTA SONORA
The Coral, Doves, Robota
Ampliar la imagen The Coral: neo-sicodelia sesentera puesta al d�
NO TODO EL brit-pop está perdido ni cae en los clichés del retro-ochentismo. Dos buenos ejemplos, harto diferentes entre sí, son The Coral , de Liverpool, y Doves , de Manchester.
1. THE CORAL. AMOR y fantasmas, suspenso y melcocha soleada: neo-sicodelia sesentera traída a los dosmiles mediante órganos pachecos, guitarras mugrosas de antaño, pero una actitud que ha pasado por el post-punk, así como por la suciedad ácida de los años 90. Digamos que van del mersey-beat a los Happy Mondays , habiendo pasado por Echo and the bunnymen . Surreal y divertido (dice haberse inspirado en la obra de Salvador Dalí ), este sexteto es capaz de ser ye-yé y cósmico, folk y eléctrico, con gran equilibrio, al fusionar las personalidades que han adoptado en sus tres discos anteriores. Así, en The Invisible Invasion (2005) es posible oír destellos a lo Byrds , a lo Zombies o incluso a lo Animals (The operator, A warning to the curious, o las enormes Come home y Arabian desert, muy Syd-Barretiana), pero algo más kraut-rockeados (feedbacks, desenfreno). No falta el folkie alegre (In the morning, Something inside of me), más parecido a lo hecho en Magic and medicine (2003). The Coral devuelve gozo y esperanza por el rock primigenio, interesante, desenfadado, creativo.
2. DOVES ES DE esas bandas de rock-pop creadas con rigor y veracidad, que son opacadas de este lado del charco por el éxito de otras que se van por la composición trillada, como Coldplay o Travis . Con intenciones sónicas de tipo etéreo, este trío de palomas procura volar musicalmente en cada entrega, y en éste su tercer álbum, Some cities (2005), le rinden tributo a su ciudad natal y le bajan la intensidad a sus guitarras (salvo en temas como Sky starts falling), respecto de su magnífico The Last Broadcast (2002). Como parte de su sello, crean paisajes vaporosos mediante ecos profusos, en voces y guitarras (la bella Snowden), ambientes de guitarras folk, pianos sensibles (a lo Gino Vanelli/Tears for fears en la estupenda Black and white town, o la hermosa Shadows of Salford), cuerdas y metales bohemios entre teclados espaciales (la alucinante The storm o One of these days). Aplicando la melancolía, pero no la autoconmiseración, así como la sonrisa en medio de la neblina, Doves se conduce con gran elegancia. Disco tranquilo, serio, fresón, pero intenso de emociones. No descubren el hilo negro, y se nota que quisieran sonar a Radiohead , pero al no llegarles, al menos suenan como si Coldplay le echara bastante más ganas.
Tech-calli, house, Pascualito
SABADO 25: 1. SI no soportas la bola de grupines emo-indie-happy-punk de la nueva camada seudoroquera, asiste a Sonidos Crujientes , fiesta en que cuatro jóvenes bandas irán más allá del recurso fácil, con efectividad y alegría: Robota (synth-punk), Nosllamamos (rock de verdad _N. de P.P.), Los Primos (electro-groovie-garage) y Meet your feebles (rock). La Faena (Venustiano Carranza 49-Bis, Centro). 21 horas, 50 pesos. 2. Electrónico Full Force con Hiperkinetik, Gutty, Jazzael, Panic y Mike York . Centro Cultural España (Guatemala 18, tras Catedral). 21 horas, entrada libre. 3. Tech-Calli (the house of techno). Electro-sincretismo de caché con Acid Kit, Fixeer, Dig-it, Dan Balankin , entre otros. Mancera Lounge (Venustiano Carranza 49, Centro). 50 pesos (mujeres no pagan de 22 a 23 horas). 4. El colectivo Cuatrocuartos celebra dos años. House variadito con: Glu, Rec, Evil + Selftronic y Karras . Tandem (Tigris y Nazas, Cuauhtémoc). 21 horas, 50 pesos. 5. San Pascualito Rey y Mexican Favorito : mexicanidades actualizadas en el Lovirreyes (Izazaga 8 y Eje Central, Centro). 21 horas, 50 pesos.
Muy mala parte
EN LA CONDESA han aflorado dos que tres buenos lugares para jazzear y roquear a gusto. El bar Malaparte aparenta ser una buena opción, sobre todo por su linda decoración: gran ventanal en esquina, luminarias rojas, sillones y cojines cómodos. Sin embargo, todo va bien hasta que como grupo te contratan bajo el engaño de que a cargo de ellos correrán promoción y público habitual; te aseguran que te llevarás, con las entradas, de mil a tres mil pesos (para ellos será el consumo), mientras te tratan con deferencia y suavidad. Pero ojo, bandas, atención: el mero día los tratarán con la punta del pie, les dirán que toquen "bajito", suprimirán el cover sin avisarles y de mala gana les reclamarán no haber vendido entradas. Como su nombre indica, es una muy mala parte, donde se desconoce el respeto al músico.