JAZZ
Marco Durán-Israel Cupich
LA FALTA DE memoria es un mal que nos mantiene aislados de nuestras raíces, y si con los músicos la cuestión es crítica, con los periodistas estamos prácticamente en cero.
¿QUIEN RECUERDA QUE José Luis Durán fue pieza fundamental en el desarrollo del jazz en México, que mantuvo durante años una columna, Silencio, en Cine Mundial, que colaboró en las primeras ediciones de México Canta y Tele Guía, que organizó el primer Festival Nacional de Jazz en la UNAM y que de ahí lo llevó con enorme éxito al Teatro Insurgentes, que produjo tres elepés en 1954 con la música de Leo Carrillo, Juan José Calatayud, Luis Ocádiz, Tomás Rodríguez Fred Tatman y Mario Contreras?
JOSE LUIS DURAN muere a los 46 años, el 30 de agosto de 1976, dejando una estela de luz y tinta para la música y un hijo de siete años, Marco. Este chaval, ahora a punto de cumplir los 36, se presentó el jueves 16 en el Soul Bar (Av. San Jerónimo 252) con su primer disco bajo el brazo: Al otro lado. Lo acompañaron Aarón Cruz en el contrabajo, Tony Cárdenas en la batería, Eugenio Toussaint al piano como músico invitado y Marco Durán en la guitarra acústica.
EGRESADO DEL CONSERVATORIO Nacional de Música, Marco ha dividido su tiempo entre la docencia y el escenario. Pasó por los conciertos de música clásica y los grupos de rock, hasta que los discos de John Coltrane y Wes Montgomery lo reubicaron en dirección y lenguaje; pero al no poder dejar completamente de lado sus dos primeras pasiones, inició una amalgama entre jazz, rock y música académica.
EN AL OTRO lado, grabado a dúo con Aarón Cruz, Marco nos muestra 10 temas propios que evidencian su formación clásica, su vocación preciosista, la delicadeza de sus conceptos y la facilidad para improvisar e interactuar con un músico tan completo como Aarón. Se trata de una mancuerna de enormes alcances, con un discurso propio que por momentos se asoma sutilmente al bop o al blues.
ISRAEL CUPICH HA venido a engrosar las no muy nutridas filas de contrabajistas mexicanos. La solidez de su técnica, la emoción de su pulso y la imaginación con que escarcea entre todos los vericuetos del bop, lo colocaron rápidamente (apenas terminados sus estudios en el Taller de Jazz de la Superior de Música) entre los músicos más solicitados del medio. De hecho, Tony Luján lo eligió como acompañante, a pesar de que era músico suplente, durante la visita del trompetista a nuestro país el año pasado.
DESPUES DE UN año de standars con el grupo Four Seasons, en 2001 se integra al cuarteto de Pablo Hidalgo Wong y es ahí donde empieza a componer su material y a mostrar sus propias rutas. Por un tiempo acompaña y graba también con Cynthya Snell. Pero por esos tiempos conoce a Hernán Hecht, juntos inician un taller en la Superior de Música y esto desemboca en el Israel Cupich Cuarteto.
"EL TALLER ERA simplemente por el hecho de tocar y proponer cosas -nos comenta Cupich-. Después se fue agregando más y más gente. Entonces se me ocurre conseguir trabajo en un restaurante de Polanco (Capri) y le hablé a Pancho Lelo (guitarra), a Hernán (batería) y a Hugo Leyva (saxos) y empezamos a tocar todos los viernes."
AHI ESTUVIERON TOCANDO durante dos años, pero paralelamente siguió el taller, hasta que, en abril de 2004, Israel armó una nueva banda y se metió al estudio de Caco Zavala para grabar ocho temas, seis de su propia cosecha, una pieza de Cynthya Snell (Shorter) y una de Miles Davis (Seven steps to heaven). El título del álbum es Israel Cupich Quinteto y se presentó el jueves 16 en Papá Beto. El grupo lo complementan: Guillermo Perata (corneta y trompeta), Hugo Leyva (sax tenor), Nicolás Santella (piano) y Hernán Hecht (batería).
EN UN TIEMPO, salían dos o tres discos de jazz al año. Ahora nos cuesta trabajo seguirles la huella.