Una agenda para EU
Ampliar la imagen Julia Brito, ama de casa, jala al alcalde electo de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, para que se tome una fotograf�con ella. Esto al t�ino de un acto en un hotel de la ciudad FOTO Ap Foto: Ap
Vivimos en un país donde el pueblo luchó para que su nación tuviera todo lo que se propuso. Y en muchas formas ése es nuestro deber aquí, ahora que hablamos de recuperar nuestra nación.
Vengo hoy como patriota, sabiendo que hay pocos lugares en el mundo donde el hijo de un inmigrante, un joven que creció en un hogar de alcoholismo y violencia intrafamiliar, que desertó de la secundaria, pudiera llegar a ser presidente de la legislatura estatal -en este caso de California- y ahora esté en el umbral de ser alcalde de la ciudad de la esperanza y la promesa en Estados Unidos.
Hablo de patriotismo y me parece que durante demasiado tiempo los progresistas hemos permitido que algunos se envuelvan en la bandera y digan: Estados Unidos, ámalo o déjalo. Yo digo: Estados Unidos, te amo pero quiero que seas todo lo que te propusiste ser. Contemplo la ciudad de Los Angeles: no lo duden, es un lugar increíble. Adonde iba decía: quiero ser alcalde, porque creo en ti. Creo en tu destino. Creo que esta ciudad es la de la esperanza de Estados Unidos. Es el lugar adonde llegamos de todos los confines de la Tierra para vivir el sueño americano. Es un lugar al que llegamos de todos los rincones del país.
Es un lugar con unas 30 nacionalidades diferentes, que en esta ciudad tienen su mayor población fuera de su país de origen. Pero también es un lugar donde hablamos más de 120 idiomas y muchas veces no nos hablamos unos a otros. ¿Por qué nos importa esto? Porque si tomamos una panorámica de Los Angeles en 25 o 30 años, ahí estarán también Topeka, Kansas y Des Moines, Iowa.
Cuando observamos los retos que enfrentamos en nuestra ciudad, de conjuntar a la gente, de encontrar un terreno en común, entendemos que son los desafíos de todos. Cuando observamos el país y su demografía cambiante, nuestra capacidad de acoger a esos nuevos estadunidenses, de integrar las oleadas de nuevos estadunidenses que han venido a este país para vivir el sueño, es esencial que deveras representemos todas las partes de esta gran nación.
Sí, creo que la atención a la salud es un derecho, no un privilegio; que en un país tan rico y poderoso como éste todo niño y todo ser humano deben contar con atención a la salud. Creo que en una nación tan próspera como ésta debemos atender el tema de la pobreza y la carencia de hogar en una forma que, con franqueza, ningún partido político ha logrado hacer bien. Creo que en un país que depende en exceso de los combustibles fósiles, una de las cosas más importantes que podemos hacer por nuestros hijos es darles un ambiente más limpio y avanzar hacia fuentes alternativas de energía. Creo que los derechos civiles siguen siendo asunto importante que debe estar en todos nuestros programas, aunque hayamos dado ya muchos pasos en los 40 años pasados.
Tenemos que hablar también de lo que interesa a las personas de carne y hueso. Tenemos que redefinir los valores familiares para incluir algo más que el punto de vista de unas cuantas personas sobre el derecho a decidir o el matrimonio gay. Tenemos que decir, por ejemplo, que ver a un niño en la pobreza y querer sacarlo de ella es un valor familiar. Debemos decir, como parte de nuestro programa, que no es bueno pasar por encima de los que no tienen techo. Debemos levantarlos y darles hogar, y dotarlos de las capacidades y la esperanza que necesitan para recuperar su vida. Debemos decir que un valor de paz y armonía en el mundo es un valor que todo ser humano debe poder abrazar, que todo ser humano debe poder considerar suyo. Debemos decir a Estados Unidos sí, eres una gran nación. Creo en ti, pero quiero que trabajes duro para que tu sueño sea realidad para más personas.
Esos son los valores que creo le importan a la mayoría de estadunidenses y los que tendremos que comunicar: el valor de la idea de que debemos ser juzgados por el contenido de nuestro carácter, no por el color de nuestra piel; el valor que entiende que la medida de una gran sociedad no es lo que hacemos por los ricos y los poderosos, porque toda sociedad en la historia ha hecho mucho por los ricos y los poderosos. Es lo que hacemos por los niños, por los que no tienen voz.
Tenemos que identificar los temas en los que podemos crear un terreno común en todo el país. He dicho que ningún partido, en mi opinión, habla de una agenda urbana; ningún partido habla de revitalizar las ciudades. No vemos un compromiso con el desarrollo económico de comunidades que han sido dejadas a un lado y que son críticas para elevar el nivel de vida y resolver la división entre ricos y pobres.
En Los Angeles he dicho que una gran ciudad es una ciudad en la que crecemos y prosperamos juntos. Esa idea resonó en el valle de San Fernando tanto como en el sur de Los Angeles. No fue una idea amenazadora para los ciudadanos, porque cuando pensaron en ella se dieron cuenta de que si no hacíamos algo sobre el hecho de que tantos de nuestros muchachos abandonan los estudios en Los Angeles -60 por ciento de latinos y 50 por ciento de afroestadunidenses dejan la escuela-, si no hacemos algo por esos chicos, todos recibiremos el impacto. No podrán sostener nuestro sistema de seguridad social. Tendremos más jóvenes en prisión en vez de verlos inscribirse en instituciones de educación superior. Tenemos que ir más allá de la retórica y enfocarnos en el terreno común, en las cosas que interesan a la gente.
La política, al reducirse a su componente más simple, se refiere a la adición y a la multiplicación, no a la división y la sustracción. Nuestra capacidad de crecer y multiplicarnos, de atraer a un grupo mayor de estadunidenses, es el gran desafío. No es si estamos a favor de tal o cual asunto, es si podemos o no construir una agenda en torno de la cual se una un grupo más amplio de personas; construir y atraer a la gente, crear el fundamento para que la gente ascienda. Yo pondría a consideración de ustedes que ésas son las preguntas que tenemos que hacernos en estos tiempos.
Si hubo alguna vez un punto clave que pudiéramos desprender de la victoria, yo le diría a la gente que no fue una victoria latina; no se refiere al poder latino: se refiere a construir una coalición. Es también reforzar esas victorias con la esperanza de lo que viene. Sí, sí se puede**, podemos hacerlo; podemos construir, podemos crear una agenda más amplia para Estados Unidos.
* Extractos del discurso de Villaraigosa -alcalde electo de Los Angeles, que tomará posesión el 1º de julio- pronunciado en la conferencia nacional de la Campaña por el Futuro de Estados Unidos, en Washington, el 1º de junio.
** En español en el original.
Traducción: Jorge Anaya