Insurgentes, Chilpancingo y La Raza, estaciones conflictivas; dos más, sin funcionar
En el Metrobús, camiones suecos ajenos a la "idiosincrasia mexicana"
Ampliar la imagen La Marcha de la Diversidad Sexual -del Angel de la Independencia al Z�o- gener�te s�do el cierre de dos estaciones del Metrob�molestias entre los usuarios FOTO Francisco Gomez / Notimex Foto: Francisco Gomez / Notimex
Cuando los habitantes de la ciudad de México se familiaricen con el Metrobús (MB), su vida quedará sujeta a una concepción filosófica distinta, porque el tiempo se dividirá en "días típicos de semana, sábados típicos y domingos típicos", así como en "días típicos de vacaciones, sábados típicos de vacaciones y domingos típicos de vacaciones", pero si algo seguirá llamándose como antes en el menú de "programas" que rigen al nuevo sistema de transporte público del Gobierno del Distrito Federal (GDF) son los "días festivos".
Esos programas determinan el número de vehículos que recorrerán la línea, según sea la demanda del público en cada época del año.
-¿Qué vas a hacer el jueves?
-Déjame ver mi agenda, creo que es día típico de semana.
Tal vez así serán los diálogos de los capitalinos que traten de reunirse a tomar café para medir la duración temporal de sus desplazamientos, pero mientras ello sucede el MB está muy lejos de responder al elogio que esas dos letras representan en los cuadernos escolares. Los autobuses articulados que dan su nombre al sistema adolecen de deficiencias que sólo podrán superarse cuando circulen más autobuses articulados: no parece haber otra solución.
De una planta de 100 unidades -diseñadas y fabricadas en Suecia por las firmas Volvo y Scania, pero armadas en el estado de México y San Luis Potosí-, se supone que 90 estarán viajando continuamente de San Angel a Indios Verdes, y 10 permanecerán en reserva, si bien el pasado viernes -sexto día típico desde que Andrés Manuel López Obrador inauguró el servicio-, entre la una y las tres de la tarde, alrededor de 25 camiones estaban estacionados en la punta norte de la línea.
En consecuencia, los hipotéticos 75 restantes iban a su máxima capacidad, aunque la aglomeración era un poco menos -pero sólo un poco menos- insoportable entre la estación Insurgentes del Metro e Indios Verdes, porque en ese tramo aumenta el número de camiones disponibles, ya que la llamada "estación Glorieta" (Insurgentes), precisamente por ser redonda, permite que más MB regresen al norte en busca (y descarga) de pasajeros.
La estación Insurgentes -la pesadilla de los choferes, obligados a estacionarse en semicírculo a una distancia mínima de la plataforma de abordaje-, la estación Chilpancingo -donde confluyen dos líneas de trenes subterráneos- y la estación La Raza -nudo de rutas de microbuses y del Metro- son las más conflictivas porque en ellas cuesta un esfuerzo y la mitad de otro subir o bajar de los vehículos.
Es por ello que en esos puntos hay más personal de atención al público -más que en dónde, porque en otras estaciones a veces no hay un solo funcionario-, pero de todos modos, mientras un hombre de la tercera edad gritaba el viernes con una credencial sobre el pecho tratando de poner orden en el ascenso y descenso del gentío en Chilpancingo, sus recomendaciones eran acatadas en la puerta donde dirigía el tránsito físico, no así en las dos restantes, donde aquello era lo más parecido a un partido de futbol americano, cuando los equipos están frente a frente, mascullando palabras en clave.
Idiosincrasia manual
Una vez dentro del camión, el viajero descubre con temor que no hay de donde agarrarse en lo que vendría a ser el "vestíbulo" de la nave, esto es, en la zona libre que hay delante de cada puerta, entre las secciones donde van las butacas separadas por un pasillo, sobre el que cuelgan tubos horizontales o múltiples correas individuales que -en la pedante opinión de un funcionario "de campo" que accedió a responder algunas preguntas- "la gente no usa, porque en la idiosincrasia mexicana estamos acostumbrados a las barras metálicas (sic) y no a este tipo de asas. El problema -añade- es que estos camiones son suecos y no responden a las normas culturales del país".
-¿Y por qué no hay tubos o asas en la zona de las puertas?
-No queremos "invitar" a la gente a quedarse ahí.
-No es que la inviten, es que ahí se queda comprimida.
Y en efecto, la mayor parte del recorrido el reportero y el fotógrafo -que abordaron el MB en la estación Río Churubusco-, y más de una docena de personas, viajaron como espárragos dentro de un frasco, en una postura en la que cierto escritor observó que las fundas de plástico rojo en donde se guardan los instrumentos para romper las ventanas en caso de catástrofe tienen un defecto que habría advertido cualquier corrector de estilo al primer vistazo.
Dicen así:
"Salida de emergencia. 1. Rompe el lacre. 2. Tire la palanca. 3. Empuje la puerta". O sea que el instructivo da la primera orden hablándole de tú ("rom-pe") a la persona que intentará salvar a los viajantes, pero de inmediato le habla de usted ("tire" y "empuje"), como si se hubiese arrepentido de tratarla con esa inicial confianza.
¿Por qué se adelantó AMLO?
De las 36 estaciones que cubre el recorrido -la Doctor Gálvez, en San Angel, punta sur de la línea, ha cubierto de fama a un personaje del que nada sabe la ciudad-, dos no están aún en funcionamiento: Deportivo 18 de Marzo y Euzkaro. Pero si algo ha impedido, sin duda, que el servicio fluya con precisión, es el temor que experimentan los choferes cuando llegan a cada plataforma de abordaje y deben aproximarse a menos de cinco centímetros de las bocas de acero y cemento por donde caminarán las personas.
-¿Cuánto gana un chofer?
-Todavía no nos dicen -asegura un operador, al que no se le pregunta su nombre para que no tema revelar la cifra.
Estos trabajadores, en su mayoría, fueron operadores de autobuses foráneos; en otras palabras, están acostumbrados a cobrar bien, pero hay otros que hasta el domingo pasado manejaban microbuses. De ellos depende en gran medida que el servicio se normalice, aunque es inobjetable que el número de camiones es menor a la exigencia de la ciudad.
-¿Qué le pareció el Metrobús?
La pregunta, lanzada a varias pasajeras en una estación del sur, mereció como respuesta los calificativos de "inhumano", "espantoso", "incomodísimo", "agotador" y otros por el estilo, pero éstos fueron matizados por observaciones que coinciden en que es "más rápido" y "más barato", y suposiciones, que son más bien esperanzas, de que "va a mejorar".
¿Menos contaminación debido a la ausencia de microbuses? ¿Viajan más rápido los automóviles? A la primera pregunta responderán los imecas (unidades de medición de la calidad del aire); a la segunda, un automovilista dijo que sentía "claustrofobia" al ver que ahora hay menos espacio para los coches y éstos van "más pegados", mientras un taxista afirmó que gracias al MB estaba "ganando más dinero por la gente que no quiere ir tan apretada y porque se avanza más rápido".
Datos del fotógrafo Roberto García refieren que "los ciegos han tenido muchos problemas porque no conocen las estaciones, se golpean mucho y a veces no hay quien los ayude".
¿Por qué López Obrador se "adelantó" a inaugurar el servicio con tantas deficiencias? Porque en opinión de personas cercanas a él, "la única manera de ajustarlo era la práctica, y quiso estar presente en lugar de dejárselo a quien lo sustituya".
La gran pregunta es si concluirá la tarea antes de los últimos días del mes entrante, cuando renunciará para irse a la campaña presidencial.