Usted está aquí: martes 28 de junio de 2005 Política Europa varada

José Blanco

Europa varada

Importa seguir de cerca a Europa porque representa(ba) un espacio de equilibrio en la aldea global que tenía su propio proyecto de expansión capitalista, pero que ponía en juego también un proyecto social de defensa de las libertades y los derechos humanos, del cuidado de la ecología, de defensa de los valores de la democracia, del arreglo pacífico de los conflictos, entre otros. No es poco si tenemos en cuenta que al imperio dominante muy poco, si algo, le interesan esos valores elementales de la vida civilizada.

México y América Latina como conjunto ven cómo este referente y eventual aliado en temas diversos se debilita a ojos vistas.

Hoy Europa está varada. La expresión es de Felipe González para referirse a la crisis por la que atraviesa desde hace algunos años la Unión Europea (UE), aunque es hasta ahora, con el frenazo del voto en Francia y Holanda en contra del proyecto de Constitución de la Unión, que emergieron a la luz del mundo los graves problemas en la que se halla inmersa.

"La construcción europea está varada por razones múltiples y sin orientación que permita atisbar siquiera la salida", ha escrito González. "Crisis de Europa en la dimensión económica y social, en su adaptación a los retos de la nueva economía mundial, en su pérdida de competitividad frente a economías emergentes que se incorporan con fuerza a la globalización y frente a economías desarrolladas como la de Estados Unidos que ganan en tecnología y valor añadido. Crisis de Europa en la definición de su papel ante el mundo, radicalmente distinto tras la caída de la Unión Soviética y el impacto de la revolución tecnológica que llamamos globalización."

La paradoja es que sea precisamente el menos europeísta de los europeos quien ponga sobre la mesa los argumentos más sólidos sobre el futuro.

Tony Blair como futuro presidente del parlamento europeo ha sostenido que la alternativa entre una Europa social y política, o una Europa como mercado unificado, es falsa. Y es que es poco defendible hablar de una Europa social cuando incluye 20 millones en el desempleo y una tendencia del aumento de la productividad que es la tercera parte de la estadunidense. La brecha que ha comenzado a abrirse entre Estados Unidos y Europa es abismal; con las actuales tendencias en pocos años Europa se habrá empequeñecido radicalmente frente al imperio y su presencia y decisiones en el mundo no pesarán, ni de lejos, lo que hoy pesan.

Europa está obligada a escuchar a Blair cuando expresa su disposición a negociar el gordo cheque británico si esta negociación se vincula a una reforma de la política agrícola común, "un anacrónico e injusto sistema de subvenciones que impide, entre otras cosas, el desarrollo de un comercio justo con algunos de los países más desheredados del planeta y cuyo volumen multiplica por siete lo destinado conjuntamente por la UE a apartados netamente modernizadores de la economía", según ha editorializado El País.

Resulta obvio que aminorar sustantivamente ese sistema de subsidios a la agricultura se traduciría en un gran problema frente a las posiciones ultraconservadoras de los agricultores europeos. Pero Europa tendría que enfrentar esa crisis política, pasar por algunos años de penurias en la agricultura, mientras produce las innovaciones necesarias para realizar una modernización de fondo de sus sectores agropecuarios, que implicará, entre otras cosas, una disminución drástica de la población que hoy vive de la actividad de esos sectores.

"¿Qué tipo de modelo social es ése -ironizó Blair ante la Eurocámara- que incluye 20 millones de parados y unos índices de productividad siempre por detrás de los de Estados Unidos; que permite que India tenga más doctorados que Europa y que sólo dos de las 20 mejores universidades se hallen en la Unión?" Blair insistió además en el reto que plantea la pujanza de potencias emergentes como China o India.

Los miembros de la Eurocámara, que apenas el día anterior habían aplaudido a Juncker -el actual presidente luxemburgués- que había defendido el "modelo social" de Europa frente a las posiciones de Blair, ovacionaron al líder británico cuando puso sobre la mesa, sin falsos rubores, las debilidades evidentes de la Unión.

Blair insiste en que los gigantescos subsidios otorgados a la agricultura (40 por ciento del presupuesto común, para los próximos ocho años) se destinen a una más rápida modernización económica. Y hablamos de una Europa con los más altos niveles de ingreso per cápita, pero que, está a la vista, se quedará varada frente al ímpetu que acaba de recobrar el aumento de la productividad y de las innovaciones en Estados Unidos.

Un ejemplo diminuto: Estados Unidos -acompañado en alguna medida por Chile, Argentina, Australia y Sudáfrica- ha multiplicado por 10 las exportaciones de vino de calidad europea, en tanto Europa se ha quedado varada, ello debido a la gran revolución tecnológica desarrollada por Estados Unidos en esta bebida dionisíaca. La sociedad del conocimiento acelera su paso y Europa, para todo efecto práctico, está en la hamaca.

 
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