Movilizaciones populares contra el hambre y en demanda de justicia
Amenazas veladas de sectores militares argentinos por el fin de leyes de impunidad
Sectores del ejército y la marina exigen se homologue terrorismo de Estado con guerrillas
Buenos Aires, 28 de junio. En el contexto de la campaña electoral por la renovación de bancas legislativas en octubre próximo, que retoma los viejos elementos de guerras sucias del pasado, también hay ruidos y amenazas veladas de sectores militares, que en sus boletines de prensa por Internet hablan inclusive de la creación de grupos de acción hacia el futuro.
El proyecto, que recientemente instaló la diputada Patricia Walsh, de Izquierda Unida, para votar la nulidad de los indultos a los jefes de la pasada dictadura militar (1976-1983), decretados por el ex presidente Carlos Menem en 1989 y 1990, que consagraron la impunidad, fue acompañado por otros legisladores, pero no logró quórum la semana pasada.
Si la inconstitucionalidad de la leyes de Obediencia Debida y Punto Final (1986-1987) votada el año pasado por el Congreso, que resolvió finalmente la Suprema Corte de Justicia el 14 de junio pasado, creó desmedida reacción de militares responsables de delitos de lesa humanidad -sobre los que puede caer ahora la justicia-, la posibilidad de que se declaren inconstitucionales los indultos ha llevado a algunos sectores castrenses, entre retirados y en actividad, a lanzar veladas amenazas.
Ya ha habido algunos episodios serios en el ejército y en el área de la marina, en un intento por homologar el terrorismo de Estado con la actuación de las guerrillas de entonces. Los analistas políticos imaginan lo que podría producirse cuando comiencen a llegar citaciones judiciales a militares retirados y en actividad.
Todo esto aún aparece como en un plano indefinido en una escena donde el peronismo se encuentra ante una dura situación interna, que por otra parte era inevitable, debido a los sucesos de los últimos años.
En escasos días deberá decidirse la elección interna que parece enfrentará a los seguidores del presidente Néstor Kirchner con los de su antecesor Eduardo Duhalde, quien conserva fuerza política en el más importante distrito electoral del país, la provincia de Buenos Aires.
Por otra parte, Menem -sobre el que sobrevuelan varios procesos judiciales- trata de ajustar lazos con la nueva expresión de la derecha en el país.
La imprevista reaparición en escena del ex ministro de Economía Domingo Cavallo, quien escapó al ser expulsado por una multitud enardecida durante el estallido de la crisis en diciembre de 2001, también aumenta la sensación de que la mayoría de los políticos "volvió a las andadas", después de aquellos tiempos en que multitudes -ahora también desdibujadas- gritaban al unísono "que se vayan todos", en una advertencia para que modificaran actitudes.
Ayer ya hubo un escrache (denuncia popular en las calles) contra Cavallo.
Nada de este nuevo escenario ha sacado de las calles a la fuerza de la protesta social por el desempleo, la pobreza, el drama de la salud y otras, como por la justicia, lo que no sólo se queda en el pasado sino en exigencias del presente.
Esto se reflejó en las últimas horas en la marcha del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, que realizan 350 niños en un recorrido por todo el país bajo el lema "el hambre es un crimen".
En cada lugar adonde llegan -ayer en la provincia de Santa Fe y en Paraná, Entre Ríos- encuentran enorme respuesta de apoyo popular. La marcha espera culminar en Buenos Aires el primero de julio después de recorrer 4 mil 500 kilómetros a través de nueve provincias.
Los niños con su actividad piden por la vida y por ser sujetos de derecho, como lo expresan. En cada lugar las poblaciones se suman a sus demandas, en medio de cánticos y también bailes de las ya infaltables murgas (grupos de jóvenes y niños que bailan al ritmo de tamboriles y de protestas).
Asimismo, en las últimas horas se registraron dos demandas de justicia, con la presencia de miles de piqueteros (desocupados) y otras organizaciones populares solidarias, al cumplirse el 26 de junio tres años del asesinato de los jóvenes Darío Santillán y Maximilano Kosteki a manos de policías de la provincia de Buenos Aires y de otras fuerzas de seguridad, quienes reprimieron brutalmente un acto piquetero en el puente Pueyrredón, lo que derivó en una cacería de manifestantes en la estación de trenes del municipio de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires.
Aunque los ocho policías responsables directos del crimen, como pudo verse televisado gracias a la valentía de unos reporteros gráficos, están siendo juzgados en un juicio oral y público, los familiares y demás organismos exigen que la investigación vaya hacia los responsables "intelectuales" de estos actos, y entre ellos ubican a varios prominentes políticos peronistas de la provincia de Buenos Aires.
Para los miles que asistieron al acto en el tradicional corte del puente Pueyrredón -que une a la capital con la provincia de Buenos Aires-, mientras "continúe la impunidad también seguirá la lucha".
Además, el sábado pasado se conmemoró un año del asesinato de otro dirigente piquetero, Martín Oso Cisneros, crimen en que tampoco se ha logrado llegar a los verdaderos responsables.
El hecho ocurrió en el tradicional barrio de la Boca, en la noche del 25 de junio de 2004, y llevó a que piqueteros de la Federación Tierra y Viviendas, liderados por el diputado Luis D'Elía, tomaran una comisaría para que la policía actuara con rapidez, lo que produjo momentos muy tensos.
En cada uno de los grupos y sectores de ambos actos que mantienen diferencias, ya que en el puente Pueyrredón estaban sectores piqueteros más duros mientras que en el homenaje a Cisneros participaron muchos de los que apoyan al presidente Kirchner, hubo coincidencia en la acusación a Eduardo Duhalde, ex presidente y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, y muchos de los hombres de su gobierno.
La lucha aparece muy complicada hacia las elecciones legislativas de octubre y los próximos días marcarán definiciones muy fuertes para todos los sectores políticos, mientras el Partido Socialista acaba de llamar a la constitución de un frente amplio de izquierda en todo el país.