El mitin
El mitin convocado por Vicente Fox con todo el peso del Estado para el 2 de julio, tratando de influir en las elecciones locales del día siguiente y buscando levantar la imagen de su gobierno, de su partido y de sus candidatos con vistas a 2006, luego del desastre que ha constituido su administración, lejos de convertirse en éxito propagandístico se le está revirtiendo produciendo el efecto contrario al evidenciar la ausencia de un estado de derecho, pues no hay controles jurisdiccionales, políticos, administrativos o sociales que impidan a un titular del Ejecutivo pisotear el marco constitucional y legal del país.
1. La condena generalizada a la iniciativa ilegal de Fox de convocar desde Los Pinos a un mitin partidista para tratar de influir en las elecciones de los estados de México y de Nayarit, y sobre todo para tratar de lanzar la estrategia electoral de El Yunque y del PAN para 2006, sustentada en la falacia de que ellos encarnan la democracia, ha puesto de relieve que Fox ha encabezado un gobierno PAN-PRI de continuismo, antinacional y antipopular; que él en lo personal es un individuo sin escrúpulos que actúa como delincuente electoral y que el 2 de julio deberá ser recordado como una fecha trágica para los mexicanos, pues un embaucador, títere del salinismo, se impuso a la mala en unas elecciones sucias para tratar de continuar desmantelando a la nación.
2. La iniciativa no sorprende, pues así se comportó Fox en 1999-2000, cuando como vulgar traficante de influencias y en violación a las leyes obtuvo financiamiento multimillonario de consorcios trasnacionales y de empresarios nacionales para encaramarse, por vía de la propaganda, a la Presidencia de México, y así lo hace ahora, cuando en violación a principios del Cofipe y dando la espalda a los llamamientos del IFE y de la Comisión Permanente se empecina en un acto que una vez más deslegitima por completo a su gobierno.
3. La condena a Fox ha venido paradójicamente no de las organizaciones populares, que ven con sorna cómo el asunto se ha revertido contra él, sino de los sectores empresariales que constatan cómo Fox, al hacer a un lado la ley y utilizar las mismas prácticas del régimen del PRI (utilizar todos los recursos materiales, económicos y logísticos oficiales para favorecer a su partido), ha deslegitimado su gobierno, a la clase dominante y al proyecto trasnacional.
4. El ex repartidor de Coca-Colas se ufana de manera grosera de haber traído la democracia, se supone que al gobierno, pero lo cierto es que su gestión ha sido tan antidemocrática como las de los tecnócratas priístas, y a diferencia de éstos no ha aceptado ninguna reforma democrática. Uno de los funcionarios más poderosos -y más tontos- de Los Pinos, el economista Eduardo Sojo, declaraba jactancioso en una entrevista al diario El País (24/6/05) que en 2006 "los mexicanos no tolerarán una marcha atrás en los cambios que se han dado", insinuando que éstos son las contrarreformas neoliberales (las que han confiscado muchos de sus derechos a los mexicanos, que por eso las repudian). Pero cuando la periodista le interroga sobre cuáles son esas "reformas" que el pretencioso Fox ha llevado a cabo, su colaborador trastabillea para finalmente balbucear que son dos, lo que es de risa: a) la transparencia de acceso a la información gubernamental, que como todo mundo sabe no existe en los hechos, y b) el servicio profesional de carrera, que no ha sido más que pretexto para "el asalto" de El Yunque y de los panistas a cargos estratégicos en la administración pública.
5. "La transición" no fue otra cosa para Salinas y Zedillo, y desde luego para Fox y los panistas, que un proceso para hacer salir del aparato de Estado a todos los políticos nacionalistas o con una visión social de la política y al mismo tiempo para blanquear al régimen político para que éste pudiera imponer a los mexicanos, con cierta legitimidad, las contrarreformas económica y social decididas por el FMI y el Banco Mundial. El problema ha sido que el gobierno de la ultraderecha, encabezado formalmente por Fox, no sólo ha fracasado en la encomienda que se le dio de culminar el desmantelamiento de la nación y de los derechos sociales de los mexicanos, sino que ha evidenciado, por su corrupción y torpezas, la realidad antidemocrática que subsiste: el hecho de que las estructuras del poder son peores que antaño, que las prácticas son las mismas, que los gobernantes son más impunes que nunca, que no existe en México transición alguna y ni siquiera alternancia, pues a los gobiernos PRI-PAN ha sucedido ahora un gobierno PAN-PRI.
6. Y, sobre todo, que hay un gobierno que dio la espalda por completo a la mayoría de los mexicanos, sumiendo a millones de seres humanos en la desesperanza, como señala la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN (La Jornada, 29-30 de junio y 1º de julio), que es una condena absoluta no a las fuerzas populares, como pretende Fox en su tontería, sino a él y a su gobierno que han resultado tan perniciosos para el país.
7. El gobierno foxista ha fracasado estruendosamente en su pretensión de simular que ha impulsado un cambio democrático, que, como todo mundo sabe, nunca fue su intención. Y los sinvergüenzas foxistas de El Yunque no lo esconden ya en este cuarto año de un gobierno de continuismo con el salinismo, como acontece con Sojo, pues olvidando que los mexicanos seguimos sufriendo un régimen no democrático, al preguntársele en esa entrevista "¿qué le falta a México para completar la transición y convertirse en una democracia plena?", responde sin ambages que los "acuerdos" en dos "temas trascendentes": la reforma energética y la laboral.
8. Es decir, que lo que se requiere para "una transición", según Fox y sus amigos, es la componenda de los partidos, a espaldas de los mexicanos, para imponer las dos contrarreformas exigidas por Washington: la que supone la entrega de recursos estratégicos (petróleo, electricidad, agua) al capital trasnacional, y la que implica cancelar los derechos laborales de los trabajadores para poder entregar mano de obra barata a sus empresas.
9. La transición no existe ni en lo estrictamente electoral, y dos decisiones lo confirman: el voto a los nacionales en el extranjero, que se aprobó sólo para quienes tengan credencial de elector (es decir, los turistas ricos y algunos migrantes) y no para la mayoría de nacionales que trabajan en Estados Unidos y que no están empadronados. Y el rechazo del IFE al plan de financiamiento de campaña de López Obrador por pequeñas contribuciones populares, aduciendo que la ley sólo prevé mecanismos para las grandes donaciones.
10. Las acciones anticonstitucionales de Fox, de darse en un régimen democrático, llevarían a su enjuiciamiento y destitución, pero en México sólo han conducido a componendas de los partidos que tanto ha rechazado el pueblo.