Su llegada a la alcaldía de Los Angeles, fruto de una lucha latina librada por décadas
Villaraigosa inaugura etapa en el mundo político estadunidense
Entre los retos está no ceder demasiado a las reglas del sistema para acabar en "más de lo mismo"
Ampliar la imagen Luego de asumir la alcald�de Los Angeles, Antonio Villaraigosa es felicitado por Arnold Schwarzenegger, gobernador de California FOTO Ap Foto: Ap
Nueva York, 1º de julio. La asunción por Antonio Villaraigosa este viernes del cargo de alcalde de Los Angeles es fruto de toda una historia de lucha de los latinos en Estados Unidos, así como resultado del surgimiento de una nueva red nacional de políticos latinos en este país.
Pero como él mismo ha subrayado, el triunfo de Villaraigosa también es resultado de una nueva política que busca consolidar una coalición electoral en forma de gobierno, y este viernes el nuevo alcalde llamó a los residentes de la segunda ciudad más importante de Estados Unidos a "pensar en grande".
Ahora tendrá que gobernar esa ciudad de casi 4 millones de personas, con un gobierno con 22 mil empleados y un presupuesto anual de unos 6 mil millones de dólares. Las expectativas que ha despertado son enormes ante los problemas severos de esa localidad.
Su propuesta política está enfocada en tres prioridades: educación, transporte y seguridad pública en una ciudad donde hay un deterioro de años en el segundo sistema educativo más grande del país, donde el asunto del tránsito vehicular es famoso en todo el mundo (al igual que el smog) y donde la policía y la seguridad pública han sido tema delicado y explosivo.
Aunque el alcalde aún no tiene el control directo ni suficiente poder para resolver esos grandes problemas de educación y tráfico, Villaraigosa cuenta con algo que carecían sus dos antecesores: un estilo lleno de energía, carisma y el talento de dialogar con todos. A la vez, por ahora, tiene el apoyo de diversos sectores, pero en particular los que representan el futuro de esa ciudad.
"Político del futuro"
Harold Meyerson, veterano periodista y columnista en Los Angeles, escribió en LA Weekly que "ahora la ciudad tiene a un nuevo alcalde, y mientras que captó el voto de todos sus cuadrantes, es en particular el alcalde de los jóvenes, de la clase trabajadora, los latinos y los multiculturalistas. Más que casi cualquier otro funcionario electo en Estados Unidos hoy día (...) es el político del futuro. Tiene que caminar la cuerda floja que todos los progresistas caminan estos días: cumpliendo con sus bases en una era de capital móvil que no desea particularmente cumplir con nadie más que consigo mismo. Entre las demandas de las calles y las suites, él tendrá que buscar un equilibrio y encontrar armonías inesperadas. Ha estado construyendo puentes sobre brechas toda su vida; veremos cómo le hace con ésta".
Pero Villaraigosa también llega a este punto como resultado de más de 30 años de una lucha política de la comunidad latina librada en los frentes de derechos civiles, de organizaciones estudiantiles, laborales, sindicales y político-electorales.
Cuando Villaraigosa tomó hoy posesión del cargo, estaba rodeado de otros latinos electos, que ahora ocupan los puestos de presidente del ayuntamiento de la ciudad, de abogado de Los Angeles, de presidente de la junta del sistema de educación pública, la presidencia de la junta de supervisores del condado, de sheriff del condado y la presidencia de la Autoridad de Transporte Metropolitano.
Esto no incluye a varios legisladores estatales y federales del sur de California, o el puesto de subgobernador o el presidente de la Asamblea estatal. Gran parte de ellos atravesaron por las diversas etapas de la lucha latina en este país.
A la vez, esta manifestación de la creciente presencia latina en las cúpulas políticas locales y regionales, y el propio triunfo de Villaraigosa, están relacionadas con la construcción de una red política latina a nivel nacional.
David Ayon, investigador universitario en el Centro para el Estudio de Los Angeles de la Universidad Loyola Marymount, señala que el triunfo de Villaraigosa forma parte de una nueva etapa en el mundo político latino. "Esto es la consolidación política de una red nacional latina", comentó a La Jornada. Esta red, con expresiones formales e informales, es cada vez más bipartidista y ha evolucionado desde los años 70, cuando se establecieron las grandes organizaciones nacionales latinas, entre ellas el Fondo Mexicano-Estadunidense para la Defensa Legal y la Educación (Maldef), la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos (Naleo) y el Consejo Nacional de la Raza.
Ahora los jugadores principales dentro de esta red son mexicano-estadunidenses y cubano-estadunidenses, desplazando a los puertorriqueños, lo cual se manifiesta en hechos como los dos senadores latinos electos en 2004 -un mexicano-estadunidense en Colorado y un cubano-estadunidense en Florida (Salazar y Martínez)- o el nombramiento de mexicano-estadunidenses y cubanos a altos puestos del gabinete presidencial, entre ellos Alberto Gonzales como procurador general.
Ayon señaló que esta red latina ha ofrecido apoyo mutuo a candidatos centristas y liberales, y ha sido clave en lograr triunfos locales al ofrecer un mecanismo de apoyo nacional. Cincuenta por ciento del apoyo financiero para la candidatura de Salazar en Colorado provino de fuera del estado. Villaraigosa también se beneficio de esta red, con apoyo financiero y político, en Florida, Nueva York y otras entidades lejos de California. "Esta red es diferente a lo que se caracterizaría como un movimiento; no se desvanece, se crean relaciones permanentes". Señaló que Henry Cisneros, Bill Richardson y el diputado cubano-estadunidense Robert Menendez, entre otros políticos latinos de perfil nacional, han sido claves en construir esta red. Estos ayudaron a Salazar y a Villaraigosa. Han establecido algunos ejes para fomentar y nutrir esta red, como la New América Alliance de Cisneros y el New Democrat Network de Richardson.
Sin embargo, esta generación de políticos latinos -ahora encabezados por su nueva estrella nacional, Villaraigosa- también han llegado a esta etapa al reconocer que tienen que transcender los límites de una "agenda latina" y no ser reducidos a ser sólo percibidos como "latinos", señalo el analista político Ayon.
Gloria Molina, presidenta de la Junta de Supervisores del condado de Los Angeles, aliada del nuevo alcalde, fue una activista chicana en los años 70. "En ese tiempo básicamente estábamos fuera del sistema, aventando piedras contra él. Todos hemos aprendido a trabajar dentro del sistema. Uno tiene que entender las responsabilidades y deberes ya no son sólo para el poder chicano", comentó recientemente en entrevista con Los Angeles Times.
"La política en Estados Unidos transforma la identidad y Villaraigosa es un ejemplo de ello, de alguien que primero ofreció una crítica izquierdista de la política electoral, pero que después ingresó al convertirse en un funcionario electo". Para lograr esto, agregó Ayon, uno tiene que aceptar las reglas formales e informales del sistema político, y así conseguir la legitimidad; también "se necesita construir coaliciones y fusionar lo que se llama la 'agenda latina' con una 'agenda estadunidense'".
Pero ahora, concluyó Ayon, Villaraigosa "debe cumplir con un doble papel: tiene que validarse con su propia base y a la vez responder a la coalición más amplia posible del electorado".
Villaraigosa y casi todo analista sabe que el nuevo "poder latino" por sí solo no es suficiente, y que ahora este alcalde deberá comprobar que puede convertir su visión de unidad en hechos y así ofrecer un ejemplo de un posible futuro de la política en Estados Unidos, sin ceder demasiado a las "reglas" de ese juego como para acabar como "más de lo mismo". Para lograrlo tendrá que mantener la lealtad y apoyo de jóvenes, trabajadores, negros, asiáticos e inmigrantes, que son la sangre de toda ciudad.
No pocos creen que hoy hay algo nuevo en Los Angeles con implicaciones potenciales para el resto del país y hasta para el otro lado de la frontera. "Sí se puede", gritan dando eco a una de las consignas históricas del movimiento de jornaleros de César Chávez, que se convirtió en consigna general para los latinos (particularmente los mexicano-estadunidenses) en este país.