Se confunde realidad con ficción mediática: Andrés Acosta, autor del libro
La novela Doctor Simulacro critica la mezcla entre política y espectáculo
¿En qué momento la política se volvió espectáculo? ¿Se puede procurar la justicia mediante un programa de televisión? ¿Los hechos cobran existencia sólo por el hecho de aparecer en la pantalla chica? Son algunos de los cuestionamientos que plantea el escritor Andrés Acosta en su más reciente novela, Doctor Simulacro, primera finalista del Premio Nacional de Novela Una Vuelta de Tuerca 2005, en el género policiaco, negro y de misterio, convocado por la editorial Joaquín Mortiz.
Con "delirante humor negro", en esta novela el protagonista pone en práctica lo que en derecho se conoce como "ficción jurídica". Crea el primer reality-law, en el que conjuga espectáculo, pues dramatiza hechos delictivos, lo que lo lleva al mismo tiempo a convertirse en un procurador de justicia y así exponer la corrupción de criminales o funcionarios públicos.
En nuestro país, explica el autor, en la actualidad ya a nadie le parece extraño que artistas del espectáculo participen, como diputados o senadores, en la política, o, al contrario, que políticos participen en reality show.
"Existe una especie de fusión entre el ámbito del espectáculo y la política, de tal manera que hoy más que nunca se debate sobre los límites de lo público y lo privado y parecería que lo que no aparece en la televisión no existe.
"Todo lo que vemos en televisión -añade- de alguna manera se convierte en ficción. Hasta ese tipo de programas en los que se supone el televidente puede conocer, en un día, la vida cotidiana de un político. Eso no es la realidad pura, es como un reality show".
En el campo del derecho existe un término denominado "ficción jurídica", que no tiene nada que ver con el ámbito literario, sino que en realidad existe como un elemento para el trabajo de los abogados.
Esta ficción jurídica, que viene desde el derecho romano, explica Acosta, "tiene como función modificar la realidad", lo que es desarrollado en la novela por el Doctor Simulacro, quien mediante la ficción o la simulación de un acto criminal intenta llegar a la verdad y desenmascarar a los culpables.
Con ello el escritor se propone plantear "cómo hemos llegado a tal punto que la 'realidad' tiene que salir en una pantalla de televisión y ser representada más que presentada, para convencernos de que es cierta".
Creo que "hemos llegado a tal grado de miopía -dice el autor de No volverán los trenes-, que hoy no podemos distinguir la realidad de la ficción mediática".
La novela Doctor Simulacro "es una crítica a nuestro gobierno federal y a los gobiernos en general, de cómo simulan la procuración de justicia, cómo supuestamente cumplen con las leyes y cómo es que se consigna no a los verdaderos delincuentes, sino a los que se conocen como chivos expiatorios. Todo eso es una simulación y no verdadera justicia".